20 de abril, 2017
Un nueve de agosto, hace veintitrés años un hombre llamado Henry Harper Bruce decidió iniciar lo que años más tarde se volvería un proyecto increíble, el que pasaría a manos de dos generaciones.
Mi abuelo murió tres años después, dejando a mi padre y a su hermana melliza, la tía Betty el marrón, pero ellos acogieron el proyecto con los brazos extendidos, sin ser conscientes de que a la larga no acabaría siendo más que una cárcel, un muro para vivir su vida.
A partir de ese momento mi padre empezó a estar distante, no es que me acuerde, tan solo lo sé, o me lo imagino. Supongo que en algún momento tuvimos que ser una familia normal, unida, como la de mis demás compañeros. Pero mi madre y yo acabamos acostumbrandonos, sobre todo después de su divorcio, ella se enamoró de un hombre dispuesto a todo por amor, lo cual no era más que un pro, claro, pero cuando sus preferencias cambiaron y su amor dejó de ser para mi madre hasta ser hacia las cámaras, la fotografía y ese maldito proyecto, las cosas se complicaron. Mi padre llagaba (Cuando venía a dormir a casa) Sobre las 2:00am y se iba a las 7:00, llegando a extremos de faltar al trabajo para dedicar su tiempo a la tarea que mi abuelo le dejó. Mi madre llegó a la conclusión de que no merecía la pena seguir con ese hombre, que aunque lo había amado tanto y habían vivido tantas experiencias juntas su historia había terminado, yo tuve que aceptar su decisión y respetarla, al fin y al cabo aunque me forzara a creer lo contrario en el fondo sabía que mi madre tenía toda la razón.
Pero ese no fue el final, no. Nos molestamos en convencernos a nosotros mismos de que nuestra historia con una persona ha alcanzado su final para no sufrir más por ella, por nosotros, por amor. Pero cuando el verdadero final llega para quedarse nuestra vida da un giro de 60º, nos escandalizamos y intentamos convencernos de que nada es real.
El final había llegado ahora, en ese momento, de pie frente al teléfono sin ninguna palabra que decir al respecto. ¿Que se puede decir en esos momentos? Nada, allí es cuando cobra sentido la expresión de 'Un silencio vale más que mil palabras', eso o tal vez el shock puede contigo.
-Perdone, señora. ¿Esta usted bien, sigues allí?
Decidí ignorar el hecho de que me hubiese llamado "señora" teniendo 25 años, había cosas más importantes de las que preocuparse.
-Sí, lo siento- Dijé intentando disimular la voz rota- Y ¿Debería de hacer alguna... Prueba o algo para ver si realmente es él?- Me arrepiento justo después de decir la última palabra, vaya pregunta mas absurda, Catherine
-Según los datos que hemos encontrado en su teléfono carnet de identidad coincide con la definición que usted nos ha dado-Suelta, esperando que haga algún comentario sobre lo que acaba de decir, me decanto por hacer un sonido de asentimiento para que siga hablando, y después de una pausa sigue- Pero, para asegurarnos, si no es problema para ti podrías ir a la sala de....
-Eh- Le interrumpo, sonrojandome aunque no me vea. No hace falta que acabe la frase, sé a lo que se refiere, las películas y novelas policiacas ya me han trasladado más de una vez a esas salas llenas de... Cadáveres, pero una cosa es leer sobre ellas desde la comodidad de tu salón a estar en una de ellas -Lo tendré que consultar con mi madre, gracias.
-De acuerdo, volveremos a llamar para seguir informando así que les aconsejamos estar pendientes del teléfono fijo.
-Gracias.
Nos quedamos en un silencio extendido, acabo dando por sentado que la conversación ya ha acabado y cuelgo la llamada. Desplazo la mirada por todo el comedor y mis ojos se encuentran con los de mi madre, esta vestida con una bata color aqua que le llega hasta las rodillas, se encuentra apoyada en el esquinero de la puerta, no sé cuanto tiempo lleva allí parada ni desde cuando está escuchando la conversación, pero hay algo claro, se ha enterado de lo que ha pasado. Su mirada lo dice todo, sus ojos cristalizados que han adquirido un color rojizo, sus labios blancos de llevar tanto tiempo apretados, con una fuerza rabiosa, algo que ya es típico de ella cuando está nerviosa.
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El canto de Gerald
RomanceTras años sin dirigirle la palabra, Kat quiere evitar relación alguna con su padre después de abandonarlas a ella y a su madre por dedicar su vida a un estúpido proyecto. Pero una llamada pone su vida patas arriba; La noticia del fallecimiento de su...