Hace días que Katsuki se comportaba raro con Izuku. Desde que supo del secreto del One For All se hizo un poco más apegado al pecoso hasta llegar a tener la misma relación que tenían cuando eran infantes.
Izuku estaba extrañado por la reciente actitud de su amigo. Intentó preguntarle a su grupo, en específico, a Kirishima y a Kaminari quienes pasaban la mayoría del tiempo con el rubio. Ellos le aseguraron que no sucedía nada, y si pasaba algo, pues no sabían nada en absoluto. Luego intentó preguntarle directamente a Katsuki pero éste sólo lo apartaba. ¿Será que ahora que todo lo que estaba bien entre ellos se iría de nuevo al caño? No, esa no era una posibilidad. Kacchan no era de ese tipo de personas que te sacan la verdad y luego se aprovechan de tí, no, no, no, claro que no. Una buena razón tenía, quizás... Quería pensar que todo estaba bien y que se le pasaría rápido, pero aunque así fuera, siempre había algo oprimiendo su pecho.
Su amigo no lo abandonaría otra vez, ¿No?
Los días pasaron y la actitud del rubio era la misma. No lograba hablar más con él mas que sólo decirle buenos días, buenas tardes y buenas noches, e incluso hubieron días en los que ni siquiera eso le recibía bien.
Estaba frustrado. ¿Qué había hecho como para que Katsuki se molestara nuevamente con él y dejara de hablarle repentinamente? No tenía idea, y eso lo estaba desesperando. Lo veía todos los días, en el dormitorio, en la escuela, con sus amigos, en el almuerzo, a todas horas, pero de veinticuatro horas que tiene el día, el rubio no le dedicaba el tiempo que le dedicó hace poco más de dos semanas.
Estaba triste, y las únicas personas con las que podía hablar con él sobre ese tema sólo le decían que se tranquilizara, ya que pronto habría un cambio significativo en la vida de los dos. Pero, ¿Un cambio? ¿Qué clase de cambio sería como para que no le dirigiera la palabra? ¿Sería un cambio para bien o para mal? Definitivamente todo mundo sabía algo que él no. ¿Por qué él sería el único que no sabía nada sobre el actuar del ojiescarlata?
Aunque en cierta parte tenían razón. Tenía que relajarse y dejar que el tiempo y el destino decidiera lo que sucedería con ellos. Si era algo bueno, pues, bienvenido sea, pero si era algo malo, tenía que afrontarlo sin dejar que le afectara.
Justo ahora se dirigía a dormir. Ya era muy tarde. Cuando regresó a su habitación notó una nota que estaba en su escritorio. Estaba atada con un hilo rojo y al parecer esta nota llevaba indicaciones, así que lleno de curiosidad la abrió y la leyó.
"Llegó la hora. Enreda el hilo en tu meñique y síguelo. Por nada del mundo dejes que se rompa."
La misteriosa nota no tenía el nombre de quién fue el que la escribió. Al principio tuvo miedo de que fuera una broma así que dudó sobre si hacer o no lo que la nota decía hasta que finalmente se decidió. No perdería nada con saber hasta donde llegaba el hilo, aunque de seguro le llevaría hacia el lugar donde se encontraba el emisor de esa nota.
Siguió el hilo que estaba por todo el dormitorio, y se extrañó que no hubiera nadie dentro de éste. ¿Cómo pudo no haberse percatado del hilo que entraba en su habitación y del silencio sepulclar que reinaba en el lugar? Sabía que era distraído pero no creía que fuese tanto.
En varios puntos del dormitorio había una pequeña parada donde tenía que recoger los objetos que estaban amarrados al hilo. La primera parada tenía una figura de All Might de edición limitada que salió a la venta poco después de su debut, luego unos chocolates, los cuales eran los favoritos del peliverde, y así sucesivamente. Tuvo dificultades en varias áreas, ya que el hilo estaba enredado en varios muebles y pasaba debajo de varios lugares en los que era difícil pasar. Tuvo la intención de romperlo pero la nota le decía que no lo hiciera por nada del mundo así que tuvo que aguantarse a obedecer le costara lo que le costara, mientras lo enredaba en su brazo.
