Guerra

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Todos gritaron alegres y salieron apresuradamente de el salón, yo salí con paso seguro hasta llegar a mi establo en donde encontré a rayo, uno de mis caballos quien tenía una mirada asustada, le acaricie el hocico y le mire con una sonrisa dándole confianza, le coloque una fuerte armadura y le monte la silla

Yo- todo bien?- lo mire para ver si se sentía incómodo pero se veía más tranquilo- como lo siento que tengas que ver lo que va a ocurrir, cuando me baje, quiero que corras lo mas lejos que puedas y llames a todos los demás caballos contigo, no quiero seres como tu muertos por nuestra desgracia de guerra- le acaricie por última vez el hocico y me monte decidido en su lomo respirando profundamente, apenas salga del establo estarán millones de guerreros esperandome a mi y a mi padre--aquí vamos... - apenas salir todos comentá or a gritar y aplaudir, mostré una mirada seria y rayo comenzó a trotar hasta llegar al lado de mi padre que se encontraba en su caballo con una exagerada armadura, de verdad era el único sin armadura?

Papa- no me falles- amenazó--todo por aquella chica, recuerda-- apreté fuertemente las riendas y al mirarlas las vi congelarse poco a poco, mi padre hizo un grito de guerra el cual todos respondieron y comenzamos el trote, vi a el castillo y pude observar a Allan llorando en el vestido de mi madre, volví a observar al frente y cuando rayo dio el primer paso fuera de la nieve sentí la mirada de todos sobre mi.
Observe a todos lados y fue cuando me tope con lo que menos quería ver... Bárbaros, y estaba seguro a por lo que venían, espero que mi padre tenga una explicación.

Rodé los ojos y a los pocos segundos una luz cubrió todo mi cuerpo volviéndome mucho más intimidante con una mirada oscura y cabello tan negro como el carbón, sin contar mi vestimenta oscura y dos espadas en la espalda, escuché una que otra exclamacion pero no le di mucha importancia, solo esperaba llegar a aquel lugar y fue cuando mire el cielo

"Tormenta, avisa a los chicos"

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Narra Isabella:

Me encontraba entrenando entretenidamente con los chicos cuando sonaron las trompetas reales, baje la guardia ante la lucha con dana quien hizo lo mismo y observamos a la puerta donde entraron dos guardias seguídos de él rey y mi padre, automáticamente baje la mirada y la levante en forma de respeto

Yo- padre, rey, buenas tardes. Si puedo preguntar... A que se debe su presencia ante nuestro entrenamiento?- el rey me miró con una pizca de diversión en sus ojos y observe a mi padre quien estaba firme a su lado como Guardián

Rey- querida Isabella, me han comentado tantas cosas de ti- supe lo que era al instante pero no sabía a qué quería llegar- Sinceramente no estamos aquí para hablar de ello, mi hija como comprenderás no tiene muchas amigas y escuche tantas cosas buenas de ti sin contar que anteriormente eras una doncella de la alta nobleza- aguarde en silencio hasta que termine de hablar- sin embargo también escuché que te sueles escapar mucho sin dar explicaciones de a dónde vas- suspiré profundamente intentando que no se me notace

Yo- lo siento señor, se que podría causar problemas- concluí firme y al mirar a mi lado dana no estaba, que rayos?

Rey- me gustaría presentarte a mi hija para que te vuelvas su amiga, no quiero que la protejas como si fueras su guardia ya que ella tiene uno pero si que la acompañes a donde ella quiera y que se vuelvan como tu y dana- lo mire confundida

Yo- Disculpe su alteza real pero esta claro que ya no pertenezco a la nobleza y poco a poco e ido- el me interrumpió

Rey- solo... No te lo pido como rey, si no como padre- suspiré y asentí con una sonrisa, el se mostró alegre y en aquel momento entro la princesa con un largo cabello, rubia,ojos azules, tez clara, piel espectacularmente perfecta, todo lo que una princesa necesita. Esto me va a costar... Mas atrás entro un chico el cual supuse que era su guardia no le di mucha atención y baje la vista y no se como al poco tiempo ya me encontraba en la alcoba de esta de pie mientras ella estaba sentada en un amplio sofá color rosado mirándome con una sonrisa, tengo miedo...

Esto es la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora