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Eran más de las 2 de la tarde en aquel lugar, Thomas Ridgewell se encontraba no muy lejos de su gran auto, estaba paseando por las calles de Londres siempre atrayendo las miradas de todas las mujeres.

Todas las mujeres antes de salir, siempre se arreglaban demasiado. El joven cuando fijaba su mirada en una chica, la invitaba a su casa, nadie sabía que pasaba ahí pues las jovenes nunca decían algo al respecto.

Estaba cerca de una tienda, y vio a una bella joven cerca de ese lugar.

La joven tenía la piel blanca como la nieve, portaba un hermoso vestido de tonalidades azules y rosadas, junto a un par de zapatillas blancas. Sus labios eran rojos y brillantes, aquellos ojos azules le daban buena vista junto a su hermoso cabello rubio, al parecer la linda joven estaba platicando con una su amiga, pues se le veía reir animadamente con otra linda muchacha.

Él se acercó a la primera joven, la del hermoso vestido. Le tomó delicadamente de las manos y le sonrió, luego la agarró de la cintura, haciendo que la bella joven se sonrojara por aquellas acciones. Su amiga solo la miraba, con envidia pura.

— ¿Quieres venir conmigo, linda?

— S-Sí.

La joven respondió con un claro tartamudeo mientras se aferraba al apuesto muchacho. Pronto se separaron y él la tomó del mentón para darle un suave beso en la frente. La chica estaba roja a más no poder, ¿cómo no estarlo? Esta joven miró a su amiga, quien se estaba maquillando.

— Evie, lo siento. Me tengo que ir con él.

— Claro. No hay problema, Clover.

La chica se sorprendió un poco al ver como su mejor amiga la llamaba por su nombre, mientras se seguía maquillando. Se sintió algo triste pues ella solía llamarla "Clo", algo raro pero agradable.

Ella dio una mirada a su amiga, para luego caminar agarrada de la mano junto a Thomas a donde estaba el auto, siendo seguidos por el guardaespaldas de este último. ¿Qué esperabas? ¿Que estuviera desprotegido? ¡No! Él era el Primer Ministro de Inglaterra, era difícil que lo dejaran solo.

Al llegar al auto, él le abrió la puerta a la joven, esta solamente asintió mientras entraba. Seguido de ella, él también entró.

Una vez dentro del auto, el guardaespaldas empezó a conducir hacia la mansión de este. Thomas besó a la chica, esta solo atinó a corresponder mientras cruzaba sus brazos alrededor del cuello del británico.

Pero, ¿qué hacía tan irresistible a este joven británico? Era su enorme belleza y aquellas profundas cuencas negras, siempre oliendo muy masculino y vistiendo elegante, con el cuerpo marcado por el ejercicio. El hombre perfecto, ¿no?

[...]

— ¡Me gustas mucho ¿Quieres ser mi novio!?

Esas fueron las palabras que sonaron en aquella aula vacía. Un chico de cabello café, playera y unos shorts deportivos deportivos se encontraba agitado, con nervios mientras que en su mirada se notaba un rayo de esperanza por ser aceptado.

El chico había empezado a sudar, pues ya habían pasado unos segundos y el chico enfrente de él no había dicho algo. Su esperanza empezaba a acabarse, se iba a dar la vuelta e irse llorando a casa, hasta que...

— Claro que sí, Edd.

De pronto, aquel chico al cual se le habían declarado, habló, sorprendiendo mucho al mencionado por ser aceptado de manera repentina.

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2019 ⏰

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