Cap. 30 -. De vuelta a casa

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Un mes después de todo lo acontecido al fin llegó la hora de regresar a casa, la verdad es que después de todo ya no quería estar en este lugar, las cosas que habían pasado no eran las mejores, además temía por mi vida y por la de mi bebé, ahora está pequeña personita que crecía dentro de mi era lo más importante que existía en mi vida y no estaba dispuesta a dejar que nadie le hiciera daño, Anabella estaba en la cárcel pero tenía entendido que podía salir pronto ya que su abogado alegó problemas psicológicos, era una real estúpides pero el sistema de seguridad aquí no es el mejor, así que empacamos las cosas con todo el mayor anhelo de que lo que el futuro nos pudiera deparar fuera mejor que todo lo que antes había sucedido.

Las nauseas empezaban a ceder, mi apetito poco a poco había regresado, me sentía mejor y con más energía que antes lo cual me tenía feliz y aunado a esto el hecho de regresar a casa no bueno... Era lo mejor que podía sucederme, ya con tres meses de embarazo y una pancita que apenas y se notaba me sentía realmente dichosa, un esposo que me amaba y estaba pendiente de mi a cada segundo y con una hija que me adoraba, bueno amaba mi vida era perfecta.

Decididos a olvidar el mal trago que la vida antes nos había hecho pasar no quisimos volver atrás y tampoco pensar en nada más que lo que el futuro nos tenga deparado, Amy estaba emocionada también por volver así que el empacar fue muy rápido.

Las citas medicas de Darién habían descartado por completo que el cáncer pudiera volver así que eso nos tenía emocionados y tranquilos, tenía un par de revisiones pero eran una vez al año así que para ese momento podría practicarlas en Tokio por lo que no nos preocupamos, al salir del consultorio de Alejandro Darién se dirigió a liquidar toda la cuenta pendiente y mientras yo me quedé de pie en la sala aguardando por él, de pronto Alejandro se acercó a mí con una media sonrisa fingiendo felicidad pero en sus ojos se veía asomar la tristeza.

—. Hola... Solo... Quería despedirme de ti... -murmuro casi sin ánimos.

—. Le dedico una sonrisa cálida y sin que él lo espere lo rodeó con mis brazos dejándolo sin habla... —gracias... -susurro en su oído.

—. ¿Porque? —pregunta algo dudoso.

—. Por lo que hiciste por mi esposo y por quererme como lo haces, porque se que aunque no todo lo que hiciste fue lo correcto al final me diste el mejor obsequio... Salvar al hombre que amo. —finalizo rompiendo el abrazó mientras le dedicó una dulce y final sonrisa.

—. No voy a decirte lo que me hiciste sentir, no lo haré porque sería faltarte al respeto pero si quiero que sepas que me marcaste, me hiciste cambiar mucho y darme cuenta de lo que realmente quiero, quiero una vida familiar y sé que algún día encontraré a la persona ideal, solo quiero decirte que te deseo toda la felicidad posible. Cuidate Serena y cuida de ese bebé. —sonrie señalando mi pequeño abdomen haciéndome reír.

—. Gracias, ya verás que llegara la indicada a tu vida, nos vemos Alejandro... —finalizo alejandome lentamente hasta darle alcance a mi esposo que ya me espera y se despide con una sonrisa de quién le salvó la vida.

La mirada trizte de quién se enamoró de mi no me deja hasta que desaparece mi silueta detrás de la puerta, dándose cuenta de cuan fuerte es lo que llegó a sentir por mi, sintiendo como algo se quiebra dentro suyo, pero una sonrisa débil se dibuja en sus labios mientras da la vuelta alejándose para continuar con su vida.

—. ¿Estás bien? —pregunta Darién mientras me mira escudriñante.

—. Si, solo quiero irme, quiero regresar a casa amor, quiero estar de nuevo contigo en el mismo lugar que vio crecer nuestro amor.

Darién se acerca y me abraza, su mano tibia sube hasta mi cuello atrayendo mi rostro frente al suyo sellando con un dulce beso lo que parece una adorable confesión, puedo sentir el palpitar acelerado de mi corazón y el suyo al posar la palma de mi mano sobre su pecho, nuestras miradas se cruzan en completa afinidad y de repente se vienen a mi mente los recuerdos tan bellos de aquel principio de nuestra historia y sonrió internamente.

—. Perdón por todo lo que te hice pasar, se que no lo merecías y te lastime, pero si hay algo que quiero que sepas es que jamás hubiera podido vivir sin ti a mí lado, tú eres la única razón por la que siempre lucho, eres mi ángel, mi pequeña Houdini... —susurra dejando un corto beso en mis labios. —te amo...

Al fin los días pasaron y a pesar del tiempo lluvioso que imperaba en Tokio estábamos felices de al fin estar en nuestro hogar, Mina y Andrew nos fueron a recibir, mientras mi amiga corría como loca para abrazarme Darién y Andrew solo sonrieron al verse a lo lejos, mi alocada Mina se abalanzo sobre mi abrazándome en completa adoración, luego saludo a Darién y le dió miles de besos a Regina y un enorme abrazo a Amy.

—. Qué alegría que ya estén en casa, al fin... ¿Que tal el vuelo? —pregunta sonriente.

—. Tranquilo de hecho, ¿Que tal todo por aquí? —interrogo esperando recibir buenas noticias.

—. Mina levanta su mano frente a mi rostro destellando en su dedo un precioso anillo que sospecho es de compromiso, grito de la emoción mientras nos abrazamos de nuevo. —¿Por qué no me dijiste? ¿Cuando paso? —pregunto histérica.

—. Apenas hace dos días, no te dije porque quería que fuera una sorpresa cuando llegarás, vas a ser mi madrina así que prepárate para ayudarme con todo... —sentencia amenazante mientras Andrew se acerca para saludarme.

—. Felicidades a ambos, ya era hora. —dice mi querido esposo.

—. Pues ya no quiero pasar más tiempo lejos de esta señorita, nos amamos y bueno... Pensé que este sería el siguiente paso. —comenta sonriente mientras abraza a Mina dejando en su frente un dulce beso.

Aquella noticia nos envuelve en felicidad, ahora parece que las cosas van tomando su rumbo poco a poco, ahora solo es cuestión de que la vida nos llene de sorpresas nuevamente como antes lo hacía...

El amor es... ¿para siempre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora