Capítulo 1. Despedida

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Actualmente (2019)

Cuauhtémoc se encontraba en el aeropuerto de la Ciudad de México, apunto de partir hacia Los Ángeles, donde la empresa "Del Valle" le había ofrecido un buen empleo como vicepresidente de aquella compañía, claro que primero estará a prueba para demostrar que es el candidato perfecto para ocupar ese puesto. A Diego le dio nostalgia, nuevamente acompañó a su mejor amigo al aeropuerto para irse al mismo lugar, pero con diferente objetivo.

    —Diego, ya no dramatices, no es como que me voy a morir.

    —No te confíes Temito, no te confíes. Nadie sabe lo que pasará en 5 minutos- hablo Diego.

    —Corrección, si lo sé. En 5 minutos estaré cruzando por esa puerta para ir a la sala de espera. – Contestó Temo muy seguro.

   —O quién sabe, tal vez alguien choque contigo y te derrame la bebida que tenía, haciendo que tu "perfecto outfit para viaje"- hizo comillas- se estropee y tengas un mal viaje- dijo Diego en tono de burla.

   —¡Oh, vamos! No porque me haya pasado una vez significa que cada que viaje me pasará. Aunque he de admitir que, gracias a eso, actualmente, tengo una mejor amiga. Además, vengo preparado- mostró la maleta, la cual iría en junto con él en el avión, y sacó una camisa blanca.

    —No fue una vez. Han sido como 5 y eso es poco- delató Diego.

    —Ay, Temo, ¿al menos han tenido finales felices? – preguntó Vadhir, prometido de Diego, con una sonrisa pícara.

    —Bueno, la mayoría- el castaño guiñó el ojo.

    —¡Cuauhtémoc López! Fue mucha información- regañó Diego.

    —Oh, Diego, no eres un santito que digamos- respondió Temo.

    —¡Oye! De mi prometido no vas a estar hablando- defendió Vadhir, para seguido darle un pico a Ortega, quién le enseñó la lengua al castaño en forma de burla.

Temo soltó una carcajada y le respondió:
    —Va'- se dirigió al de cabellos color chocolate- todos aquí sabemos cómo es que conociste a Diego y digamos que no fue la forma más, ¿cómo decirlo sin que suene tan feo? Decente que digamos- dijo en burla.

    —Oh, cierto. Lo siento, amor, ni cómo ayudarte. Temo tiene razón. - respondió de la misma forma.

    —Está bien, lo acepto, no soy un santo, pero por lo menos yo no le tengo miedo a formalizar- se defendió el de cabello castaño oscuro.

    —Cuauhtémoc estalló en risas, al igual que Vadhir- Diego, ¿estás bien? ¿tienes amnesia? Digo, si te acuerdas lo qué le dijiste a Vadhir – aclaró su garganta- "Es que, Vadhir, no puedo aceptar, yo no quiero nada serio" y ahora mírate, en unos meses te me casas con el mismo al que rechazaste. – imitó. La pareja de Diego y el castaño empezaron a carcajearse.

    —¿Ya párenle no? Se supone que la tradición es burlarse del que parte, no del mejor amigo – dijo Diego molesto y cruzado de brazos.

    —Ay amigo, es imposible no burlarnos de ti. Igual, tu no ayudas – Diego se hizo el ofendido- No me pongas esa cara, quién te manda decir tus "antiguas características"- hizo comillas.

    —Si ajá. Mejor ya vete, que el avión te va a dejar.

Cuauhtémoc imitó la anterior acción de su amigo, se hizo el ofendido y le dijo:

    —Mejor dime que me quieres muerto – hizo puchero.

    —Sabes que no, idiota. Eres como mi hermano. – el castaño sonrió y lo abrazó. Segundos después, Vadhir se les unió.

Al separarse, toda la felicidad que tenían se esfumó al recordar que el castaño tenía un avión que tomar.

    —Nos vemos dentro de 6 meses, idiota – Dijo Diego rompiendo el silencio. El castaño logró notar la tristeza en esas palabras y le dijo:

    —Hey, no estés triste. Te quedas con tu otro idiota – se escuchó un "oye" de Vadhir – Además, tienes que darle el toque "Diego Ortega" a la boda. No todos los días te casas, querido amigo.

    —No estoy triste, estúpido. Me alegra saber que vas a cumplir tus metas. Por cierto, tu roomie llega la próxima semana. Por favor, mantén limpio el lugar.

    —¿Roomie? Me estas jodiendo, ¿verdad? – Ortega negó con una sonrisa inocente- ¿Por qué hasta ahorita me dices? Diego, no porque tu hayas escogido el departamento, que costó más del precio máximo que te dije, vas a tomar decisiones en él. 

    —Te dije que le dijeras – susurró Vadhir a su novio, el cuál le dijo un "cállate".

    —Tranquis, Temo. Vadhir la conoce, yo la conozco y tú la conoces. O sea, no conocer así de: uy, es mi mejor amiga y así, pero la has visto. Aparte no iba a dejar que ese hermoso departamento este solitario casi 24/7, te la pasas en la oficina.

    —Diego, Diego, Diego, ¿qué haré contigo?

    —Amarme y aprovecharme, porque no encontrarás en el mundo un mejor amigo como yo.

    —Sí, sí. Mejor dime, ¿cómo se llama?

   —Regina. Regina Lozano Arango. La de la fiesta del cumpleaños de Mateo.

    —¿Dijiste Lozano? – preguntó Temo.

    —Sí, ¿por? ¿La conoces?

    —No, por nada. Por nada. En fin, Vadhir, por lo que más quieras, no dejes que tome el control en la organización de la boda. Mejor contrata a alguien, no creo que quieras a 800 personas en tu boda.

    —¡Oye! Demasiado tarde, querido. Si él se niega, no cena Pancho durante un largo tiempo.

    —Y créeme, uno tiene ciertas necesidades. Tú ya sabrás - dijo Vadhir.

   —Qué asco. No tienen que andar contando sus intimidades. Par de cochinos, así los quería agarrar – los tres carcajearon.

    —Creo que llego la hora. Se me cuidan, cochinos. Suerte en todo lo que están a punto de enfrentar. Vadhir, cuida muy bien a Diego, sé que a veces suele ser insoportable – su mejor amigo lo pateo- Sabes que es verdad, Diego – volteó a ver a Vadhir- Pero este insoportable, te ama como no tienes idea. Si me llego a enterar que lo lastimaste, soy capaz de tomar el primer vuelo, hacia donde estén, golpearte y llevarme al idiota de mi amigo lejos de ti. ¿Entendido?

    —Tranquilo, Temo. Diego es mi vida y no creo que vueles hasta acá, tu trabajo es primero.

    —No me conoces. Y de ser así, pues mando a alguien y punto final. Y tú Diego, compórtate y sé decente. Estas a meses de casarte, madura. Tampoco lastimes ni saques de sus casillas a Vadhir.

    —Ni que fuera fruta – susurró -. No tienes por qué sobre-protegerme, puedo cuidarme yo solito.

    —Diego, eres cómo mi hermano, siempre te voy a sobre-proteger, cuidar y apoyar, así como tú lo hiciste conmigo años atrás - su voz se escucho triste.

    —Bueno, no hay que recordar el pasado. Cómo dicen: El pasado pisado. Presente de frente – finalizaron los tres.

    —Hasta dentro de seis meses – abrazó por última vez en seis meses a su mejor amigo y prometido de este.

Después de unas cuantas palabras, abrazos y lágrimas más, Cuauhtémoc cruzo por la puerta para ir a la sala de espera. Después de una hora estando ahí, anunciaron su vuelo, se levantó y se dirigió al avión que lo llevaría a Los Ángeles, California, lugar de destino.

Latidos del CorazónWhere stories live. Discover now