presa: persiguiendo cazando

capítulo 50: ¿qué pasa si...?

Capítulo 50: ¿Qué pasa si ...?

"¡Naruto, despierta!" gritó una voz. El rubio se quitó el sueño de los ojos, sin embargo, miró a su alrededor sin saber dónde estaba.

"¡El desayuno esta listo!" gritó otra voz, esta vez sonó como si hubiera llegado muy lejos; abajo. ¿Abajo?

Naruto se sentó y se desenredó de las sábanas. Se encontró en una habitación desconocida, pero ... parecía que era suya. Los carteles de fideos y la ropa en el suelo decían bastante. Puso los pies en el suelo pero descubrió por alguna razón que sus piernas eran más cortas. Sorprendido, saltó y corrió hacia el espejo. Ahí estaba. Cerca de un metro veinte de alto, pijama azul a rayas y su gorro de dormir en la cabeza.

La puerta de su habitación se abrió cuando Naruto simplemente miró al espejo con incredulidad. "Naruto-kun, ¿no tienes hambre?" Los ojos azules del pequeño rubio se abrieron un poco cuando miró por encima del hombro para ver que el reflejo en el espejo era realmente cierto. Pero fue. Allí, caminando hacia él, estaba su madre; Ya vestido y sonriéndole. Ella se arrodilló y lo besó en la mejilla.

"¿Comprobando si creciste?" Como no podía hablar, simplemente asintió, sabiendo que había hecho mucho eso cuando era más joven. Su madre se levantó y le agarró la mano. "Bajemos a desayunar".

En la cocina, una vez más se puso de pie cuando vio a su padre, que ya estaba comiendo la tostada preparada. Naruto comenzó a comer su desayuno en silencio.

' ¿Qué es esto ...?'

Echó una mirada a sus padres de vez en cuando. 'Kyubi, ¿me estás mostrando algo o algo?' Pero no hubo respuesta del zorro. Por un momento se preguntó por qué, pero luego se dio cuenta, al ver a su padre, Kyubi nunca atacó la aldea, por lo que nunca se selló en él.

"¿Estás inusual en silencio esta mañana, Naruto-kun?" Dijo su padre mirándolo. El pequeño rubio volvió a mirar a los ojos celestes de su padre, que le puso una mano en la cabeza. "¿Nervioso por volver a ver a tu primo?" '¿Prima? Espera ... ¿Mitsuki? "Un poco", murmuró Naruto, notando que su voz sonaba como un niño otra vez. ¿Cuántos años tenía él de todos modos? ¿Siete? ¿Ocho? ¿Nueve?

"Ve a vestirte cariño, estarán aquí en unas horas", dijo su madre. "Hai", le sonrió y saltó de su silla. Subió corriendo las escaleras y, tan pronto como cerró la puerta, se sentó en el suelo.

"¿Qué está pasando? ¿Es todo esto ... real? ¿Estoy soñando?" Quería pellizcarse, pero dejó de intentarlo cuando el timbre sonó de repente. Siendo curioso, abrió la puerta y se arrastró hacia la barandilla de madera para mirar hacia abajo. Allí no encontró otro que Hyuga Hiashi, pero no solo a él. Hinata también estaba allí, escondiéndose detrás de la pierna de su padre.

"Hinata-chan", sonrió la rubia. La chica mencionada lo miró sorprendida y lo miró a los ojos. Pero Kushina también levantó la vista. "Naruto, te dije que te vistieras". "H-hai", dijo el rubio rápidamente y desapareció de nuevo en su habitación. Se deshizo de su pijama y se puso algo de ropa. Después de eso, corrió escaleras abajo. Antes de que pudiera entrar en la sala de estar, su padre lo levantó y lo colocó sobre sus hombros. "Vamos, vamos a mi trabajo, está bien". Naruto estaba sin palabras cuando su padre salió.

En la calle fueron recibidos por muchas personas y se detuvieron en una tienda donde lo pusieron de pie nuevamente. "No le digas a tu madre, Naru-chan". Naruto se rio un poco pero asintió. Salieron afuera con unos panecillos frescos rellenos de carne. Poco después de que terminó, se encontraron con una mujer, que era la dueña de la tienda de dulces.