Esto es un especial, Jefecito

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Aviso avisador que debería ser leído antes de avanzar al especial

Yo, Pat, la que escribe en negrita, narraré este especial. Simplemente porque a España se le da como el culo.

Oye, pero sin ofender a la gente, ¿eh?

Sí, lo que tú digas. Bueno, el aviso: este especial tiene más lugar en el universo paralelo a este, la saga española y otras futuras sagas. Contiene spoiler del tercer libro de esta saga. Se recomienda leer antes los otros libros para entender.

Idiota, si ni has terminado de publicar el primer libro, y ni siquiera has terminado el segundo, ¿cómo vas a avisar de que se lean antes el tercero? ¿Dónde está tu cerebro en estos momentos?

A mí no me preguntes. Los lectores querían saber cosas, y yo les doy esas cosas. Así es la vida, y tú, te jodes. Ah, este especial es el prólogo del tercer libro de la saga española. Por si acaso. Así no tengo que volver a escribirlo.

Y, ahora, con el especial.

Fin del aviso avisador que debería ser leído antes de avanzar al especial







Corrió hacia aquella caseta en medio del bosque. Aunque no fuese muy frondoso y grande, estaba lleno de caminos que llevaban a Dios sabe donde. Cogió el correcto, lo que le hizo ahorrarse algunos minutos. En cuanto llegó, atizó la puerta con fuerza y avanzó al interior. Sabía que estarían en el sótano, así que fue allí a donde fue.

Bingo, allí estaban. Como siempre, había acertado. Dictadura estaba de pie, delante de la chica tricolor, República. El muchacho tenía un arma en mano derecha. Se dio cuenta de lo que pasaba. Iba a matarla. Eso daría fin a aquella infernal Guerra Civil. Pero eran hermanos, no podía dejar que la dañase. Les tenía cariño a ambos. No dejaría que eso acabase así.

- ¡Espera, Dictadura! Puede haber otra solución -dijo el español, cansado de tanto correr.
- No puedo esperar. Por su culpa Monarquía está muerta, yo la vengaré. Se acabará todo ese estúpido e innecesario sufrimiento -dijo convencido de sus palabras.
- Las cosas no tienen porque ser así, y lo sabes. Solo dej-
- ¡No, esto se acaba, aquí y ahora! -un disparo se escuchó, seguido de un golpe seco. La republicana yacía ahora en el suelo, y, de su frente, salía sangre por culpa de la bala que le había entrado entre ceja y ceja-. El señor Reich tenía razón, las armas alemanas son las mejores, sin duda.

Así fue como la guerra acabó. Dictadura le comentó la muerte de la chica a su general, Franco, y este movió a sus tropas para dar la noticia a todo el país. Los que seguían luchando por República se rindieron al escuchar de su muerte, y fueron acribillados. Orden de Dictadura, y de Franco.

¿Y España? ¿Qué pasó con él? Bueno, el chico lo encerró en una antigua celda muy alejada de la sociedad. Allí estuvo por tres meses, por lo menos. Sin comida ni agua, sin compañía ni algo de luz.

Pero, en una mañana, los soldados españoles llegaron a la celda acompañados de su líder, sacándole de allí por orden de este. No lo entendía, pero solo quería salir de allí y huir lejos de Dictadura.

- Has tenido suerte, España. He hecho un trato con los señores Reich y Urss. Ahora les perteneces. Todo sea por la seguridad de nuestro hogar.
- Querrás decir la tuya, ¿no? -dijo con mucho esfuerzo-. Tú nunca harías algo así por nuestra gente.
- Muy cierto. Vosotros, llevadlo con sus nuevos dueños. No quiero verlo más por aquí.
- ¡Sí, señor!

La autora me ha visto cara de PtUfTeADonde viven las historias. Descúbrelo ahora