RECUERDOS OLVIDADOS [L.S ]

Capítulo 4

Parado a unos cuantos metros, estaba Harry mirándolo sin pestañar ¿Qué hacía? ¿Por qué se paraba ahí solo y lo miraba como si fuera un maldito psicópata? 

Sus ojos conectaron y en ellos descubrió dolor, irritación y algo más que no pudo identificar. Su cuerpo se sacudió de inmediato por el dolor cuando lo vio girarse rápidamente y salir de la habitación, sus pulmones quedaron sin aire y sus piernas se balancearon perdiendo por completo la fuerza.

"Dios, Louis"

Louis no reaccionó hasta que sintió su cuerpo desplomarse encima de Alan.

"¿Louis qué pasa, estás bien?"

Parpadeando violentamente, Louis abrió sus labios obligando a su cuerpo a volver a respirar antes de que cayera desmayado. Los orbes de su nariz no hicieron más que llenarse del perfume de Alan y las náuseas se apoderaron de su estómago, necesitaba apartarse de él, necesitaba estar solo.

"Necesito un momento". Sin siquiera mirarlo, se giró inestablemente sobre sus talones hasta abandonar el centro de la pista. Volvió a la misma mesa de licor donde se había apoyado horas antes y como si de un verdadero castigo se tratase, divisó el regalo que Harry le había dado. Con unas punzadas azotando su corazón y las manos temblándole sin compasión, tomó el regalo.

Encontró una pulsera de plata con una piedra que se asemejaba al tornasol, cambiaba de color cada vez que la movía. Las semejanzas con los colores de la aurora no tardaron en aparecer en su cabeza

«No puede ser»

Se repitió una y mil veces esas palabras, pero cuando sus ojos captaron la tarjeta que colgaba de la pulsera, su corazón descubierto fue golpeado por el áspero viento. No se equivocaba, aquella piedra representaban los hermosos colores de la aurora...

Dejó de escuchar y respirar cuando los recuerdos reaparecieron en su memoria.

"Cuando cumplas veintidós, tu y yo vamos a ir a Noruega a ver la aurora boreal.... Nunca te dejaré, siempre estaré contigo"

Un sonoroso quejido de dolor arrancó de su garganta, su carne y huesos se teñían de un negro intenso, no podía creer que se hubiese atrevido a recordarle algo tan íntimo. Harry no tenía el maldito derecho de venir y hacerle recodar algo tan doloroso.

Sintiendo el dolor y la furia mezclarse en su interior, se aprovechó de las innumerables gotas de alcohol que le recorrían el cuerpo y congelando su corazón, caminó hacia la dirección donde había visto a Harry desaparecer.

"Eres un maldito imbécil". Desdeñó con un fuerte grito cuando lo halló en el patio trasero. Harry quien permanecía solo y con su cabeza echada hacia atrás mirando el cielo, se giró lentamente hacia él para enfrentarlo. Lo miró desconcertado.

"De que..."

"No tenías derecho". Lo interrumpió. "Por-por qué me haces esto". Disparó con la voz cargada de rabia y dolor.

Harry parpadeaba sin comprenderlo. "Louis no comprendo ¿Estas borracho?"

Propagó un fuerte grito frustrado. "De esto estoy hablando". Dijo levantando la pulsera que sostenía. "Eres basura, no tenías derecho a meterte con esto"

Harry resopló. "Solo quería darte algo que te gustase"

"No, no lo haces". Espetó con fastidio, el alcohol en sus venas comenzaba a hacer efectos. "Tú querías hacerme recordar, eres un maldito egoísta, querías que me pusiera triste para que viniera a ti suplicándote por recuperar lo que alguna vez tuvimos"

Harry cerró los ojos con una expresión dolida. "Jamás he querido dañarte Louis, si te he hecho recordar la promesa que te hice hace cinco años es porque quería que supieras que sigue ahí... yo... yo sigo aquí"