III

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Un hermano gemelo.
En mis pensamientos no había nada más...
como dos gotas de agua Diosmio así eran.
Tome asiento en uno de los muebles de la grande y ostentosa habitación.
- No debes preocuparte por nada...solo debes descanzar- hablo mi padre mientras se acercaba a mí.
- es mejor que yo me retiré...- soltó Dammon mientras caminaba hacia la puerta.
- ahora que estas conmigo nada malo puede pasarte...te protegeré con mi vida hija-hablo mi padre mientras me levantaba del mueble y me llevaba a la cama y me cubría con la gruesa cobija. En ese momento imágenes llenaron mi mente en cuestión de segundos, como un rompecabezas lleno de piezas. Los recuerdos de mi niñez estaban regresando.
El recuerdo de las muchas veces que mi padre me llevo a la cama y me cubría igual que ahora se hizo tan nítido que me dejo sin aliento, mi corazón dolió tanto...Ese hombre canoso frente a mí era mi padre y había sufrido tanto por mí y yo sin poder recordarle me hizo odiar un poco más a Christopher.
Tomé su mano y la bese mientras unas lagrimas se me escapaban.
- lamento tanto no poder recordarte...- hable muy suave.
- soy feliz con solo tenerte...no pido más mi niña- soltó con una sonrisa triste.
-gracias papi por no dejar de buscarme- mi corazón hablaba en ese momento, cerré los ojos y sentía su mano acariciar mi cabello.
Abrí mis ojos, varios rayos de luz se colavan por la gruesa cortina, me senté en la amplia cama llena de cojines. Me levante y camine por toda la habitación llena de cuadros y muebles elegantes.
Un retrato llamo completamente mi atención, una hermosa mujer de abundantes y largos cabellos rubios y mejillas rosa sentada tan elegantemente. Su parecido conmigo era tan extraordinario que supe que se trataba de mi madre.
¿Porque no la había visto cuando llego?
Seria maravilloso verle...su sonrisa angelical quería verla en persona.
Varias fotografías en portaretratos llenaban la habitación y en todas ellas una pequeña regordete pelirroja. Eran fotografías de mi niñez.
Varios frascos de calmantes estaban sobre la mesita de noche.
Camine y abrí las cortinas abriendo paso a un gran balcón lleno de flores...La vista era hermosa, se veía perfectamente el lago cercano y las muchas extensiones de tierra que rodeaban a la casa.
Desde arriba se veía lo ajetreados que se encontraban todos abajo, caminando sin siquiera detenerse a mirar el espectáculo de vista.
Me acerque la la baranda, apoye mi mejilla en mi mano y no aparte la vista del cielo azul.
Escuche una conversación justo abajo de donde me encontraba.
- dicen que es muy hermosa la señorita...pero que esta medio loca, bueno eso es lo que dicen, que tuvo una aventura con su secuestrador y que incluso le dio a luz un hijo- hablo una joven
- el medico que la reviso...le recetó muchos tranquilizantes, que mujer loca amaría a secuestrador...sin duda necesita mas que unos tranquilizantes- susurro la otra persona.
Si...sin duda necesitaba más que unos tranquilizantes. Me deje llenar de pensamientos por unos instantes y en ese instantes mis ojos se conectaron con otros dos de color azul haciendome sentir tantas cosas a la vez.
El reflejo de mi Chriss paso por el jardín justo en frente de mi balcón, cuando sus ojos azules tan parecidos al hombre que quiero odiar, se encontraron con los mios, se apartaron rápidamente, haciendolo alejárse del lugar.
Mi corazón seguía acelerado y mis manos temblorosas, regrese adentro de la habitación, abrí el gran ropero del cual solo cuatro vestidos colgaban, eran mi única posesión.tome uno de ellos, era de un rosa pastel, me lo puse, coloque mis zapatillas y peine mi cabello dejándolo suelto.
Abrí la puerta y camine por un largo pasillo lleno de habitaciones, las grandes y elegantes escaleras se dislumbraban el final del pasillo, las baje y camine por el amplio recibidor vacio, la puerta de casa estaba abierta de par en par y sin pensarlo dos veces salí por ella.
Sabía lo que estaba haciendo, lo sabía...pero no podía evitarlo.
Camine por la gran entrada de la casa, una hermosa fuente de mármol en el medio, flores y árboles hacían preciosa la vista, vi varias personas en medio de sus quehaceres, que se detenían a verme y seguían mis movimientos con la vista. Camine, explorando e encontrando aun lugares mucho más bello que el ultimo que había visto. Justo a la orilla del lago le ví.
Cuando escucho mis pasos poso la vista sobre mi y se sorprendió. Se levanto de la húmeda grama que llenaba el lugar y se disponía a marcharse.

-porfavor no te vallas- le susurro cuando pasa por mi lado

-tu padre me dio ordenes estrictas de mantenerme alejado de ti...y no pienso desovedeserle- me contesto firmemente mientras se alejaba más.

-porfavor...solo un momento le dije- mi voz temblo y ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

El se giro y me miro finalmente, eran tan iguales, pero sus expresiones tan distintas, su mirada era fría y su rostro inexpresivo. Llevaba unos jeans azules y un suéter blanco de algodón que parecía ser demasiado delgado para el frío clima.
Aparte mi vista de el y la fije en el gran lago justo frente a mí, sentí su presencia al lado mio en silencio.

- lamento...lo de la terminal de barcos, debiste sorprenderte- hable acabando con el silencio.

- seguro...-fue lo único que dijo.

Me gire y volví a mirarle, su rostro estaba de perfil, y aunque lo hice por varios segundos, su vista no se aparto del lago.
Sabia que le estaba incomodando, pero no podía apartar mi vista.

- es increible...que te parezcas tanto a el- pensé en voz alta.
Su mirada se fijo otra vez en la mía. Y me detallo el rostro.

-solo en el exterior señorita...si pudiera cambiarme el rostro créame cuando digo que lo haría sin dudarlo-hablo mas serio que de costumbre.

-siento mucho hacerte pasar por todo esto... trataré de evitar que mi estancia aquí te afecte de alguna forma- trate de sonar sincera.

Se quedo en silencio por unos segundos, analizando mis palabras.

-su estancia aquí nunca me va afectar... su padre, el hombre que ha sido mi única familia ha estado luchando incansablemente por su regreso, si el es feliz yo lo soy y por fin puedo respirar seguro que mi hermano no hará mas daño en este mundo- fue lo ultimo que dijo antes de caminar lejos de mi.

Me senté justo donde el estaba hacia unos minutos, la brisa fría se colaba por mis cabellos, helando me los huesos, escuche pasos atrás de mi y me apresuré a mirar, dos chicas de uniforme se acercaron a mí tímidamente.

-señorita debe entrar o se puede resfriar- soltó la primera,
-señorita...por favor su padre nos ordeno llevarla con nosotras- hablo la segunda.
Sus voces las identifique de inmediato,eran las dos personas justo debajo de mi balcón hacia unos minutos atrás.
Me levante del verde pasto humedo, limpie un poco mi vestido y me gire para observarlas.
Eran jovenes, un poco mayores que yo, bonitas, con uniformes limpios e intactos.
Camine suavemente junto a ellas sin decir una palabra, entramos a la casa y nos dirigimos al comedor.
La mesa la estaban preparando para el almuerzo y aun no había nadie.

-Donde esta mi padre- pregunte

- se encuentra en su despacho- me respondió una de las chicas que me acompañaba.

- me podrías indicar como se llaga al despacho- le pedí mientras le miraba

- el señor se encuentra en una reunión importante...no es conveniente...que- me contesto

me quede en silencio y subí rápidamente a la habitación que me asignaron. me senté en la cama y no podía parar de pensar en las palabras que me había dicho aquel muchacho. con cada mirada que le daba, se le parecía mas y mas a Christopher.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2022 ⏰

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