Asen

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Era un día soleado en Balclavia, capital del Reino de Balclavia, y yo estaba analizando unos documentos importantes en mi despacho, lo típico que hace todo burgués, hasta que escucho que tocan la puerta de mi despacho, por lo que dejo los documentos encima de mi escritorio de madera fina y miro hacia la puerta.

-!Pase¡- grite.

-Buenos días señor, le traigo el diarios semanal con las ultimas noticias, como de costumbre- dijo Elizabeth, la sirvienta de la familia,con mucha seriedad,-espero no molestarlo-.

-No es ninguna molestia, Elizabeth- respondí yo con mucha calma y seriedad, - al contrario, es agradable verte aquí, mas cuando tanto papeleo por hacer casi me vuelve loco- dije en tono burlón. Elizabeth me miro por un segundo algo inquieta, pero después volvió a su estado normal y me entrego el diario semanal, muy famoso entre los burgueses y campesinos, ya que era una forma de escapar de la cansada rutina que diariamente debíamos realizar. Tome el diario y lo coloque en el escritorio, mientras seguía mirando a Elizabeth de manera fija.

-Entonces Eli, dime como ha ido vuestro día?-le pregunto curioso. Ella se mostró algo incomoda, pero me respondió al final, -muy bien señor, como siempre- dijo. Sus gestos y acciones me confirmaron la veracidad de sus palabras Elizabeth ha sido la sirvienta de la familia desde que tengo memoria, ya que incluso antes de mi nacimiento y el de mi hermano, ella ya trabajaba para los Antonov, pero nunca supe por que alguien como ella acabo trabajando como sirvienta para una familia burguesa, aunque la verdad nuca fue muy importante para mi saberlo. Entonces Eli me dijo que, -si se le ofrece algo mas señor, solo tiene que llamarme- lo que me dio a entender que necesitaba realizar otras cosas y no podía hablar tanto tiempo conmigo, así que le respondí que podía irse,y ella muy amable me contesto -muchas gracias señor-, gesto que yo correspondí. Tras la despedida, vi a Eli salir por la puerta de madera fina que se ubica en el lado izquierdo de la habitación, Acto seguido, me dirigí de nuevo a mi escritorio, me senté y tomando los documentos que estaban encima del mismo, seguí leyéndolos y firmandolos o sellándolos, según el tipo que eran. La verdad es un trabajo muy estresante, pero es una de mis responsabilidades como burgués, así que no me queda de otra mas que hacerlo.

Después de un rato, finalice mi trabajo y me tome un descanso de esta pesada rutina para leer el diario, por lo que me levante de mi asiento, tome el diario y me dirigí a un sillón de madera cubierto con cuero para leerlo tranquilamente, ya que la comodidad a la hora de leer es muy importante, aunque al principio no lo parezca.  Me senté en el sillón y alce el diario para leer mejor, llamándome la atención la primera plana, donde ponía que las tensiones entre Balclavia y el Imperio Baltraniaco habían aumentado debido a un incidente con el Primer Ministro de ese país ocurrido en la capital, el cual estaba relacionado a un intento de asesinato por un grupo de radicales antibaltraniacos, cosa que era muy común de ver en este país, y exigía una disculpa por parte del rey Francisco tercero, respuesta que no ha llegado y que el Primer Ministro no acepto, lo que hizo que las tensiones de ambos países aumentaran de manera preocupante. Me asombre al leer esto, ya que sabia lo poderoso que es el Imperio Baltraniaco y la influencia que tiene en Galan, el mundo donde vivo, siendo la primera potencia mundial y también el país con la mayor cantidad de colonias y poseedor de la marina mas grande y poderosa de toda Galan, por no decir también de uno de los ejércitos mas poderosos de Galan. Ante esto, sabia que Balclavia podría estar en riesgo de una guerra que no podía ganar, por lo que yo tendría que hacer algo, y pronto.

Con este posible suceso en mente, deje el diario en el sillón y me levante para dirigirme a mi escritorio y escribirle una carta al rey Francisco tercero para aconsejarle tomar las medidas necesarias para prepararse para una muy posible guerra contra Baltriaca, ya que el futuro del país estaba en peligro y era su deber evitar eso, llegando a mi escritorio y sentándome en mi silla de cuero lujosa y tomando papel y pluma para comenzar a redactar mi carta. Entonces comencé a redactar mi carta, aunque era algo difícil ordenar mis ideas debido a la preocupación de esta posible guerra, pero de alguna manera logre concentrarme y seguir con mi carta. Terminando de escribir, deje la pluma y el tintero a un lado y me recargue en la silla para descansar un rato, ya que pensar y escribir tanto me había agotado por completo, y no podía pensar en otra cosa que descansar y relajarme un rato, esperando de modo inconsciente que no hubiera ningún tipo de molestias todo ese tiempo. Por suerte para mi, no hubo ninguna durante todo el tiempo que pase descansando. Cuando llego el mediodía, me levante de mi silla y tome un sobre de uno de los cajones del escritorio, deposite la carta doblada dentro de el y lo cerré, acto seguido lo guarde en el bolsillo izquierdo de mi pantalón y me dirigí hacia la puerta de la habitación para salir, la abrí con cuidado y salí del cuarto, cerré con llave la puerta antes de dirigirme a la entrada principal de la mansión, la cual estaba en el primer piso de la misma, bajando varias escaleras antes de llegar. Me dirigí hacia la escalera que conducía hacia el tercer piso, puesto que me encontraba en el cuarto piso y la entrada principal estaba localizada en el primero, llegue a la escalera y comencé a bajar los escalones lo mas rápido posible para poder alcanzar a la diligencia de correos, de lo contrario se marcharía y no volvería hasta dentro de tres días, por lo que tenia que apurarme.

El destino de AsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora