Prologo

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—¡Issei! —con toda la fuerza que le permitían sus piernas, el actual Maou Lucifer corría hacía el castaño. Su rostro desfigurado en una mueca de terror.
—Tenemos que ir al mundo humano ¡Ahora! —exclamó con desesperación, Issei sin dudarlo, corrió con mas fuerza hasta su encuentro, conmocionado. Fue cosa de segundos para que el circulo mágico los llevara a una a la de conferencias.
Una reunión de la ONU.

∆∆∆
Y ahí, frente a el, distintos cuerpos se extendían a lo largo de la sala. Hombres, mujeres, todos y cada uno de ellos, entre los cuales reconocía como los presidentes de Estados Unidos y Rusia con rostros horrorizados muertos a sus pies.

—Vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí? —se preguntó Rizevim. Soltó un par de carcajadas al aire, aun cuando sabia que estaba completamente solo, mientras esculcaba en los sacos de aquellos presidentes. Sacando de uno de ellos, una pequeña libreta, la cual hojeó con tranquilidad.—¿Qué pasará cuando...?

Dejó la pregunta volando en el aire, sacando un  maletín. Una sonrisa macabra se formó en su rostro.
Los planes de futuros lanzamientos de misiles nucleares se encontraban en aquella libreta ¿Por qué no adelantarlos? Fue lo que pensó.

De pronto, Sirchez e Issei hicieron acto de presencia, segundos antes de que su dedo tocara aquel botón.
Una sonrisa de superioridad se dibujó en su rostro, sintiéndose aun mas orgulloso de lo que estaba a punto de hacer.

—Han llegado un poco tarde, me parece— volvió a reír atento a la miradas aterradas de aquel par. —Demasiado tarde.

El botón había sido presionado, ya no había vuelta atrás

En un parpadeo, Sirchez había desaparecido de su lado. Dejándolo solo con el albino frente a él.

—¡Esto es tan divertido! ¿No lo cree, Sekiryuutei-kun? —antes de que el castaño pudiera hacer algo, ya se encontraba inmovilizado y con una barrera que le impedía llegar hasta él, que lo rodeaba igualmente. —Me encantan los juegos divertidos, ¡¿a ti no?! —río. —Y que mejor juego que mirar como todo lo que amas ¡se vuelve cenizas ante ti!

Aquella sonrisa de satisfacción no se borró aun cuando todo a su alrededor explotó. —¡¡Maldito!!

No supo cuanto tiempo pasó, y sin embargo el peliblanco lucia impasible ante la mirada cargada de odio por parte de Issei.

—Mi trabajo está hecho, la única pieza que falta es que Trihexa-chan termine de una vez con el inframundo —le confesó con su rostro ensombrecido. El castaño gruñó con impotencia, el estaba ahí en lugar de estar a lado de las chicas que amaba.

Los nombres y rostro se Serafall, Sona, Grayfia y Yasaka llegaron a su cabeza en solo unos segundos y aquel sentimiento de impotencia fue mas fuerte. Estaban en Kioto, tenia poco tiempo para lograr salvarlas junto a Kunou.

Sin pensar mucho en las consecuencias que eso traería, Rizevim dispersó con magia los escombros que cubrían la barrera que los había salvado de aquellas bombas.

La barrera cayó, y con ella Rizevim había comenzado a sangrar de sus ojos, boca y orejas. Comenzó a ahogarse con su propia sangre mientras Issei intentaba mantenerse concentrado en ir por las chicas.

El cuerpo del albino se arqueó para unos momentos después, quedarse inerte en el suelo.

—¡Compañero! ¡Resiste! —exclamaba Draig preocupado pues a pesar de que el cuerpo de Gran Rojo le ayudara a sobrellevar la radiación, Issei no aguantaría por mucho tiempo.

—Com... compañero... necesito... necesito ir a Kioto...—estaba débil, y conforme pasaban los segundos perdía incluso el hilo de sus propios pensamientos.
¡Welsh Dragon Balance Breaker!
Sintiéndose ajeno a su propio cuerpo, salió volando a gran velocidad. Frente a el una brecha se abrió, y sin pensarlo ingresó en ello, sin pensar con claridad. Logró observar a Gran Rojo.
—(Ve por ellas larva, te apoyaré desde aquí)—fueron la palabras que logró escuchar en su mente.

Sin poner atención realmente, observó un gran enjambre yéndose contra Rojo. Saliendo por fin de aquella brecha por la que había entrado, apareció en el templo de Yasaka. Un muy fuerte estruendo se escuchó y no dudó en correr con la poca fuerza que tenía dentro del lugar. Yasaka yacía sentada con Konuo en sus piernas sin saber que ocurría fuera.

—¿Issei? ¿Qué haces aquí? ¿Qué esta ocurriendo? —sin decirle una palabra, se puso a su altura , rodeándoles con sus brazos, no queriendo soltarlas en ningún momento, las abrazó con todas sus fuerzas.

Yo, el Dragón Rojo Carmesí que habita dentro de mi, despierto de tu dominio.
El Dragón celestial Carmesí que poseo dentro de mi, levantaré para convertirme en un Rey.

El dios negro del infinito.

A la lejanía, sentía el llamado de una voz femenina.

El glorioso Dios rojo de los sueños

AMBOS : velar por la existencia prohibida que llegaremos a ser que trascienda los límites.

Bailáremos como un resplandor dentro del infierno.

Diabolos Dragon God.

To live without hope   Is to cease to liveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora