Prólogo

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Epígrafe

"Por qué el sufrimiento enseña sabiduría nos hace humilde y nos enseña paciencia".

***

Agradecimiento

     A Sara Sánchez,
Que me metió en esto y luego me ayudó a salir,
Pido perdón a mi familia por no dedicarlo a ellos, pero
 Esta mujer es la mejor amiga que tengo en el mundo 
 Mi hermana de otra madre. 
A ti que fuiste capaz de rebatir.
 Las mil y una razones que te di, para no escribir esta novela.

  Con amor de Winny Sandrith Domínguez  tu hermana de otra madre. 

El sol entraba por su ventana mientras ella estaba recostada en el respaldo de la silla y pensaba en la locura que había hecho horas antes tomar un avión con destino a un lugar desconocido para ella y ojalá fuera solo eso una mujer joven, invidente y sola en un país cuyo idioma apenas lograba entender ¡Oh que pasa por tu cabeza mujer! se decía.

Cuando menos lo pensó ya había aterrizado el avión en Roma, con ayuda de su bastón salió del aparato y pidió ayuda para recoger sus maletas y ser conducida a la posada donde estaría viviendo desde hoy, de repente sintió que tropezaba con algo cayó al suelo y su bastón se le salió de las manos inicio a buscarlo sin importarle con qué o con quien se chocó, de repente siente que unos fuertes brazos la alzaron y la estrujan con violencia intentaba hablar, pero las palabras no quisieran abandonar su interior.

Una voz gruesa cargada de seguridad magnetismo y fiereza le dice.

- No miras por donde caminas- presa de la confusión no responde el hombre vuelve a hablar - Acaso eres muda.

Cuando por fin pasó su pequeño lapso con una voz que parecía más un susurro logró tartamudear

- Mi dispiace, sono cieco(lo siento, soy invidente) - Pero su susurro no llegó a oídos del hombre que le sostenía con fuerza entre sus fornidos brazos y este le dijo.-No te entiendo habla más duro donna.

- Mi dispiace, sono cieco- Repitió esta vez en un grito que no pasó desapercibido para las personas a su alrededor todos voltearon a mirar la escena con miradas de reproches así el hombre quien sintiendo un poco de vergüenza la depositó en el suelo, Winnie logro respirar no se percató que contenía la respiración aquel hombre olía de maravilla era un olor muy masculino y por su tono y forma de hablar tan segura supuso que era un hombre muy apuesto.

Alessandro Mancini un hombre de negocios italiano buen mozo catalogado como "El caballero de ojos como agua otoñal en primavera" tan azules como el mismo mar mediterráneo , cabello café claro rubio , sus cejas con forma de montaña, que le hacía ver espléndido y una personalidad elegante con gestos que parecían hechizantes , se encontraba por primera vez en sus 35 años de vida con una vergüenza monumental y con muchos testigos de ello.

Y es que este día no era su día todo inició cuando descubrió que su amada Luciana tomaría una licencia de maternidad de su puesto de abogada en su empresa,porque ya pronto daría a luz , ese mismo día se enteró que llegaba su reemplazo desde el otro lado del mundo y por si fuera poco su amada nonna no perdía oportunidad para presionar para que se enamorarse y dejara su vida desmedida de mujer cazafortunas y busca oro, observó a la mujer que sostenía en sus brazos era muy diferente a las mujeres que acostumbra esta era de baja estatura, no eran tan delgada, de caderas anchas, cabello rizado, un rostro agradable en fin nada fuera de lo normal lo que si le causo intriga fue su piel parecía chocolate, era oscura atrayente, casi fascinante ver cómo la luz de las lámparas del aeropuerto chocaban en su piel y le hacían brillar.

EL AMOR DE WINNIE BROWN (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora