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Como todas las mañanas, ahí estaba ella. Siempre arregladita y con su atuendo en orden. Nunca había algo mal en ella. Y eso a Cole lo sacaba de quicio. Debía haber algo que no fuese perfecto en aquella chica. Él siempre se sentaba detrás de ella, desde la primaria. Al principio le llamó la atención lo bella que era, pero ahora sólo le hacía rabiar el hecho de ser perfecta. Ambos tenían ya sus  veinte años, y no eran tontos.  Cole sabía que, esa muchachita, ocultaba algo. Y quería averiguarlo.

Aquella mañana se había propuesto descubrirla. Saber cómo es en realidad Lili  Reinhart. Esa chica de pelo  rubio hasta los hombros, ojos verdes profundos y sonrisa encantadora. Esa chica, hoy iba a ser descubierta por  Cole Sprouse. Entonces vio cómo se inclinaba hacia un lado, tumbándose en los dos asientos. Durmiendo. Él sonrió y se permitió el lujo de echar una cabezadita, también.

— Oye despierta —escuchó decir a alguien, abrió los ojos y ahí estaba ella. Lili Reinhart. La chica perfecta. La que no comete ningún error. Estaba despertándolo—. Déjame tu móvil, el mío se ha quedado sin batería.

— No lo he traído —dijo desperezándose. Estiró los brazos y entonces la miró extrañado—. ¿Para qué lo quieres?

— ¿No es evidente? Estamos encerrados en el autobús.

Y entonces, en ese preciso momento, se dio cuenta de los asientos vacíos. Del silencio que los rodeaba. La miró, no parecía afectada en absoluto. Estaba de lo más calmada. Otra razón para sacar a flote la ira de Cole.

— Tampoco te tires de los pelos —dijo irónicamente él, Lili levantó una ceja y lo miró.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— Parece que te da igual estar encerrada —se encogió de hombros y la miró fríamente—, casi parece que lo único que quieres es darme una buena impresión.

— Claro que no.

— Entonces te gusto —espetó sin ningún tipo de vergüenza, ella abrió la boca y emitió un sonido de sorpresa fingida.

— ¿Qué tú me gustas? Y dime, ¿cómo has llegado a esa idea?

— No estás para nada disgustada con quedarte encerrada conmigo aquí —murmuró cínicamente, ella negaba con la cabeza mientras lo miraba con rabia contenida.

— ¿Y quién te crees tú para que pienses que se me caen las bragas al verte?

— No lo sé, dímelo tú —se levantó y se acercó a ella—. Dime por qué te gusto tanto, linda.

ᴇʟ ᴀᴜᴛᴏʙús ➵ 『 sᴘʀᴏᴜsᴇʜᴀʀᴛ 』《ᴏ.s》ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴅᴀ TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora