Margaret

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 Mi marido acaba de morir y sus hijos no han ido al funeral. Cogí este tren porque tengo que ir a por lo que es mío. Hace apenas dos días que mi viejo y forrado esposo dejó este mundo, y sus tres hijos, en vez de ir a mostrar un poco de respeto en su funeral, se fueron a la casa de verano, donde solo ellos y yo sabíamos dónde estaban los papeles de la herencia y una gran cantidad de dinero, y no hacía falta pensar demasiado para saber  que  lo que ellos querían era llamar al seguro y contarles alguna trola sobre que quiero rechazar la herencia, o algo por el estilo.

Ellos me detestan, lo sé, tanto Joseph como Harry y las víboras que son sus mujeres (aunque Dustin, el pequeño, que tiene mis años, me ha tratado algo mejor), siempre miraron con recelo a una mujer de su misma edad a la que desde que se casó con su padre han tenido que respetar como si de su verdadera madre se tratase. Pero me da igual, la mitad de toda la herencia me corresponde a mi, y poco me importa si tengo que irme en medio del funeral de mi propio esposo para reclamar algo que me pertenece a mi, eso si, no soy una interesada o una cazafortunas, yo quería a mi marido, pero las prioridades hay que tenerlas claras.

Mi mejor amiga, Sophie y mi hermana Alice me dijeron que es peligroso, que algo iba mal, e insistieron en que no fuese, que era más importante mi bienestar que el dinero, pero yo no pienso así, viniendo de un origen tan pobre y teniendo tantas cosas caras, si no reclamo mi parte de la herencia y de la empresa, posiblemente acabe en la calle desahuciada o algo peor, por eso cuando se plantaron en aquel motel de carretera negándose a seguir, cogí este tren, porque estoy determinada a tomar mi parte y por mucho que insistan, no me voy a detener, porque a agallas no me gana nadie.

Un Pequeño Drama FamiliarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora