Habían tenido ambos una dura pelea, y Goku fue enviado directo al hospital. Justo como cuando lucharon la primera vez. El saiyajin criado en la tierra estaba distraído, muy distraído (no sabía muy bien el por qué) y uno de los golpes de Vegeta, transformado en súper saiyan blue, le había provocado una fractura expuesta. Goku peleaba con el súper saiyan, y no ponía atención a los golpes que daba o recibía, ni siquiera se daba cuenta si estaba bloqueando los golpes.
Obviamente, Goku no pudo resistir el dolor, y para colmo, no quedaba ni una sola semilla del ermitaño. Y aún faltaban unos cuantos meses para que hubieran nuevas. De todos modos, no iban a ayudar mucho, el radio y cúbito de Goku estaban totalmente expuestos. Así que Vegeta no tuvo más remedio que llevarle al hospital, claro está, avisándole antes a Chichi. Ya había tenido suficiente con los gritos de dolor de su rival, no deseaba escuchar los gritos de angustia y desesperación de su mujer.
Una operación y un yeso le enseñarían a no distraerse y no tomarse sus entrenamientos a la ligera.
Pensaba no ir a visitarlo después de la operación. Eso le enseñaría a no subestimar su poder. Además, odiaba el ambiente lúgubre y el olor a líquidos de limpieza y formol que emanaba en el ambiente.
Pero su corazón lo obligaba a ir con Son Goku, a dondequiera que fuese, Vegeta iba a seguirlo.
Eso le había prometido.
Después de la operación, dejó que Chichi se fuera, dejó que sus torpes amigos lo visitaran, dejó que sus hijos lo vieran por un rato. Pasó horas en aquella sombría sala de espera, viendo como diferentes pacientes con diferentes condiciones pasaban por la sala de emergencias.
Un hombre apuñalado, una mujer embarazada, un niño con una cortada profunda, una jovencita con marcas extrañas que rodeaban su cuello y una mirada que parecía casi sin vida. Muchas madres llevando a sus bebés por una tos común o una fiebre y una que otra persona muerta. Llantos de alegría, de desesperación y de dolor resonaban por toda la sala. Todo un caos perfectamente orquestado.
Finalmente Vegeta logró entrar a la habitación en donde su rival iba a pasar la noche.
-No vuelvas a distraerte, idiota- Vegeta le soltaba a Goku mientras tomaba asiento justo al lado de la cama.-Pude haberte matado, y sería estúpido que murieras en un simple entrenamiento. Me decepcionaría-sabía que se preocupaba por él. Ese era su modo de expresarse.
-Lo siento, Vegeta- decía, cabizbajo. Vegeta solo chistó.-¿Cuándo me quitarán el yeso?
-En seis meses- veía como el otro saiyajin hacía un puchero, no quería tener aquella cosa tan incómoda en el brazo por medio año.-Eso te ganas por ser un distraído.
Goku le rogaba a Vegeta por perdón, como si eso fuera a curar su brazo más rápido.
Vegeta, con ver a Kakarotto tan desamparado, no podía resistirse. Se veía demasiado tierno.
Se cercioró de que no hubiera nadie viéndoles. Se apoyó en la débil barandilla que evitaba que Kakarotto se cayera en la noche al dormir, y le dio un suave beso en los labios.
526 palabras.
Ambos se habían prometido una sola cosa que en verdad les importaba.
Otras promesas pequeñas no les eran tan importantes, eran cosas que fácilmente podían cumplir, pero que prometer no les haría daño a ninguno.
Goku prometía que lavaría los platos la semana que viene, que iría al supermercado sin distraerse, que le avisaría cuando quisiera besarle.
Vegeta prometía volverle a cocinar okonomiyaki, que le ayudaría más en la cosecha de rábanos, que se lo pensaría antes de golpearle por tener tantas ganas de besarle.
Promesas pequeñas que podían cumplirse y otras que no.
Goku prometía que esta vez si usaría todo su poder.
Vegeta prometía no ser tan temperamental.
Promesas que se hacían entre ellos. Algunas las sellaban con sonrisas, otras con suaves apretones de manos. Y otras con cortos besos en los labios.
La única promesa que jamás romperían fue la única que solo tuvieron que mencionar una vez. La recuerdan como si estuviera grabada en sus memorias, tatuada en sus cuerpos, sellada en sus corazones.
Prometieron jamás dejar de amarse, y estar juntos por siempre. Sin importar que.
Puede sonar trillado, lo que se dicen los terrícolas para dejarse a los pocos meses.
Pero para este par de saiyans, era diferente.
Ellos estaban acostumbrados al abandono, al tener que conformarse con la compañía de la soledad. Los saiyans sólo funcionaban para luchar, todo lo emocional era tan simple.
Por eso aquella simple promesa. Por que para ellos, lo significaba todo.
243 palabras.
ESTÁS LEYENDO
KakaVege Week 2020 (Editando)
FanfictionKakaVege week written prompts. En español. Fan art de la portada por Favarass en Tumblr, coloreado por mi.