CAPITULO: 4 - ANGEL

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Miró hacía los lados mientras caminamos dentro del ascensor, ella estaba con la cabeza inclinada y los brazos entrelazados tocándose los codos, sentía mi cuerpo en sudor, supuse que era la adrenalina del momento, o también el encierro del elevador me ayudaba a que mí torso y mi frente se empapara en el, no podíamos salir así, yo con el pecho desnudo y ella solo con mi camisa.

-Debemos entrar a uno de los cuartos, y cambiarnos con las prendas que encontremos, no podemos escapar sin ropa, será más sospechoso.

Ella no responde, ni siquiera me miraba, su cabello no me permitía mirar sus expresiones, quería saber si estaba de acuerdo, pero no quería insistir, se que era difícil para ella pasar por esta situación, era normal que se sintiera en la necesidad de no hablar o solo sentirse mal, el ascensor llegó a la parte superior del bar, y lentamente saque mi cara para poder observar el panorama, no había nadie, llegamos al pasillo lleno de cuartos, tomo la manga de su camisa y le ordenó que se ponga detrás de mí, con el dedo índice le hago un gesto de silencio, y caminamos lento a la primera habitación, por suerte estaba vacía, entramos rápidamente y la aseguro desde adentro, al girarme observo un cuarto bastante reducido, con lavadoras y secadoras.

-Es la zona de lavado, ponte lo primero que encuentres, y pásame mi camisa, no puedo salir sin ella, sería muy confuso.

Ella afirma con la cabeza y se pone en marcha, se arrodilla frente a las secadoras sacando diferentes prendas al suelo, se pone de pie mirándome a los ojos.

-¿Puedes taparte o girarte?

Mirando sus lindos ojos oscuros tarde un par de segundos al entender lo que pedía, me giré mirando a la puerta, aún así me tape la vista con mis manos, quería que se sintiera segura, esperé que ella lo pidiera, para poder ver de nuevo.

-Ya puedes ver.

Al voltearme de nuevo me estaba ofreciendo mi camisa con su brazo izquierdo, con el otro sujetaba la parte del cuello, me la puse rápidamente y espere que hablará.

-¿Me ayudas a ajustarla?

No dije nada fuí directo a su cabeza y tomé el botón de la diminuta prenda, estaba bastante húmeda, la sentí al rozar mis dedos.

-¡Listo!

-¡Ahora si parezco una puta!.

Le di un escaneo con mi mirada, estaba vestida de angel o eso creo que era ese atuendo, era un body blanco, corto a la altura de los muslos, con plumas al final de el.

-¡No está tan mal!, observando el lugar donde estamos creo que esta bastante decente.

Me da una mirada matadora antes de alzar sus manos y tratar de hacer un nudo con el mismo cabello, es bastante ágil para eso, con su rostro despejado puedo verla, ES PERFECTA, trató de calmar mi mente y camino a la puerta para intentar escuchar algo, cuando logro reposar mi oído en la madera, la puerta se abre, camino hacía atrás llegando a tocar mi cuerpo con el de Victoria, asustado no dejo de mirar quién podría entrar, ¡nos atraparon! es lo primero que pienso, creo que mi cuerpo colapso en sudor, sentía tanto pánico, en ese momento recordé el sacacorchos en mi bolsillo, lo saco y lo pongo frente a nosostros, con la otra mano trato de ponerla a salvó detrás de mí delgado cuerpo, quería pensar que la estaba protegiendo.

-¿Qué hacen aquí?

La señora del vino queda inmóvil al verme con el metal en la mano, intenta alejarse cerca de la puerta, pero corro hacía ella y la tomo bruscamente, empieza a gritar pero ágilmente tapo su boca con una de mis manos, victoria enseguida cierra la puerta y me mira fijamente.

-¡Atale los pies!

Victoria accede y con un par de sabanas que estaban dentro de la lavadora la amarra de pies y manos, aún le tengo su boca ajustada a la palma de mis manos, se que si la suelto no pararía de gritar, ¡es una de ellos!, no entendía como una mujer de esa edad puede soportar con el remordimiento de lo que hace, cualquiera de esas chicas puede ser su nieta, no tenía corazón pensaba enojado.

-Cubrele la boca con este trapo.

Me pasa un pedazo de tela roja y lo apretó con fuerza en el cuello de la señora, la escucho intentar gritar pero es casi inaudible, la música se hallaba tan fuerte que estaba seguro de que si no entraban no la encontrarían, es difícil que alguien de su edad pueda soltarse, me levanto y trato de pasar encima de ella directo hacía la puerta.

-¡Vamos! Sígueme.

Ambos caminamos un par de cuartos más y llegamos pasos antes de la entrada principal, cerca dónde estaban mis amigos, le hablo fuerte al oído por el volumen de la música.

-¡Debo salir primero! para no dar sospecha.

-¿Qué? ¡No me dejes sola por favor!.

-Sal minutos después de que yo lo haga, fuera del bar nos encontramos, te estaré esperando en el estacionamiento es una camioneta gris.

-¿Y si me atrapan?

-¡No lo harán!, cuando estaba acá noté que las prostitutas salen normal a fumar fuera del bar, ellas no están obligadas, creo que son la fachada del lugar.

-¿Esperas qué me camufle con ellas?

-Espero salir con vida de este lugar y esa es la mejor opción.

Ella asiente con la cabeza, caminando me alejo del pasillo, doblo a la derecha pasando a pocos centimetros el sofá en forma de luna, miro hacía arriba y veo las gradas para esta fuera del lugar, una sonrisa pequeña se dibuja en mi cara al saber que estaba apunto de lograrlo, salir de ese lugar con vida, cuando trató de subir escucho una voz gruesa que ya conocía.

ATRAPADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora