Gritos Silenciados

III

No me tomó mucho tiempo terminar de limpiar todo y encontrarme con Joaquín en la cafeteria, era hora de almuerzo, tenia el estómago helado, solo comeria algo ligero y ya.

-Joaquín, ¿Qué te vas a pedir? -Dije.
-Creo que solo un emparedado con carne, no tengo mucha hambre. -Dijo un poco preocupado.
-¿Eso a que se debe? No es normal de ti, siempre comes demasiado en los almuerzos.
-Bueno... algo me quitó el apetito... para ser honesto, me parecio ver algo en el sótano -Susurró-
-¿Sótano? En el edificio que limpié no hay ningún sótano.
-Pues en el mio sí, era gigante, solo habian 4 focos que me daban luz, las esquinas se veian oscuras, me pareció ver algo moviendose, por detras de una de las camillas.
-Que raro...

Rapidamente le cambié el tema, no le conté nada sobre lo que yo vi, él cree que vio algo sin embargo yo si, ¡Estaba a centímetros de mi! Ambos comimos lo mismo, y pasamos gran parte de la tarde en la cafeteria charlando, recordamos buenos tiempos, como las veces donde nos escapabamos de clases de instituto para ir al billar o a los casinos. Los estudios nunca fueron nuestro fuerte, mis padres dejaron de pagarme los estudios y me mandaron a buscar un trabajo; Joaquín, a él le fue peor, su madre falleció en un accidente automovilístico, su padre no podia mantener pagandole estudios y paso por las mismas que yo, ambos encontramos trabajo aqui y pagamos como sea el vuelo hasta aqui.

-Hey! Markus...

Volteo a ver, era Najera...

-¿Podemos hablar?
-Si, claro.

Le dije a Joaquín que lo veria antes de dormir, el doctor me llevo a su oficina, en el tercer piso de nuestro edificio. Su lugar de trabajo era muy amplio, luminoso, parecia un ambiente muy diferente.

-Digame doctor, ¿Qué se le ofrece?
-Cuando limpiabas el quinto piso, ¿No viste algo fuera de lo común?

Su pregunta me agarró desprevenido, además, él fue directo al grano, empezé a sudar frio... Le negué con la cabeza.

-¿A que se debe la pregunta?
-Anteriores empleados aseguran ver algo, es raro, porque ese piso esta abandonado, no trabajamos ahi desde hace ya 2 años...
-Pues no, no he visto nada -¡Maldición! ¿¡Entonces que vi en ese lugar!? -Pensé-
-Cualquier cosa que pase, algo fuera de lo común, no dudes en llamarme -Él escribió su número telefónico en un papel y me lo entregó-
-Gracias, hasta luego doctor.

Salí de su oficina sudado y mareado, rápidamente me fui al baño que estaba en el pasillo, me lavé la cara. ¿¡Cómo demonios era posible!? Era como si él leyera mi mente; pude oir como salia de su oficina y el sonido de los zapatos sobre las lozetas, él bajo por las escaleras.

Miré el papel que me dio, quizas lo llamaria, solo quizas... Empezé a lamentarme el no decirle lo que pasó, pero, ¿Y si fue una buena decisión no comentarle...? Sea como sea, terminé ganando un nexo entre él y yo. Decidí ir a la recepción en busca de algo para no aburrirme el resto del tiempo, no estaba la recepcionista... Busqué en el amplio escritorio, habia un lapiz y una libreta, ambas nuevas, sin dudarlo dos veces, tomé ambas cosas

-Esto me mantendrá despierto -Imaginé-

Llegué al cuarto y vi mi celular, eran las 10 pm, 42 % de batería, a este paso me quedaria sin celular pronto.

Miré por mi ventana, y recordé, mañana dan la paga, además, la nieve se empezaba a caer con menos frecuencia, quizas mañana podria ir con Joaquín a por un cargador. Fui al escritorio y empezé a escribir un diario, eso me mantendria despierto...

21 de Enero del 2000:

Todo lo que he vivido a sido pura mierda, muy pocas cosas me han salido bien, el trabajo es muy malo, cosas raras estan empezando a ocurrir, no creo que sea algo para preocuparme, pero si me perturban un poco, si todo sale bien, mañana podré comprar un cargador para mi celular, fui bien imbécil al no traer el mio, solo quiero que las cosas mejoren, almenos un poco...
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Me quede mirando fijamente en el blanco de la hoja, como hipnotizado, apoyé mi torso sobre el escritorio, cerré lo ojos, esperando que mañana sea mejor.