Capítulo I

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8 años después

- No quiero despedirme. -suspiro- No aún.

Estoy contra la espada y la pared, no quiero irme, pero tampoco quiero quedarme como una fracasada.

- Pero todo sería más complicado después, cariño. -me alienta mi madre.

Tengo una beca en Harvard para estudiar medicina, obviamente es una escuela prestigiada y a la cual asistiría con emoción, pero algo me lo impide.

- Tu padre estaría orgulloso... -dice mi madre y me mira a los ojos, desvío la mirada para que no me manipule de tal forma.

Mi padre, el hombre que me dió un hogar y amor, había muerto hace apenas 2 años, y mi madre siempre lo utilizaba contra mí, así ella logrababa manipularme. Extrañaba a mi padre, extrañaba su forma de hablarme y de hacerme bromas pesadas. Lo extrañaba a él.

Solía cantarme de noche cuando era pequeña y solía juntar sus pies para que me sentara ahí, en lugar de sentarme en el sucio suelo.

- Iré... pero déjame despedirme, ¿okay? -una lágrima rebelde recordando su muerte salió.

Mi madre exhaló, no le gustaban mis amigos, pero para mí eran sumamente importantes.

- Si nada te hará cambiar de parecer. -se resignó, su tono de reproche me hacía querer gritar.

Tomé las llaves del auto que había sido el último regalo de papá y arranqué hacia el apartamento de mi mejor amiga, Charlotte.

Charlotte era de estatura alta, estaba de mi misma estatura y le gustaban los youtubers, en especial los españoles, ella era buena consejera y me encantaba la forma libre en la que se expresaba, la encontraba tan segura de sí misma, y creo que por ello era mi mejor amiga.

- ¡____! -me dió un abrazo, y de alguna forma me calmaba sentir su arete de fantasía presionarse contra mi mejilla.

- Hola, Charlie. -eso sonaba anti-femenino, pero Charlotte no lo era para nada.

Me miró y al instante supo que algo iba mal, sólo miré el piso, admirando los cordones naranjas de mis vans negras.

- ¿Te irás, no es así?

Asentí con desgane, no quería. Charlotte no era precisamente mi mejor amiga desde el nacimiento, pero si la única que estaba a mi lado, y... también lo estaba Alex.

- ¿Irás a despedirte de Alex? -mi cara se torno triste.

Alex era mi mejor amigo (hombre), lo había conocido en un concierto de mi banda favorita hace aproximadamente ocho años, es mayor que yo por seis años. Pero me ha protegido y se ha mantenido a mi lado desde que nos conocimos.

Al recordar a Alex, una serie de acontecimientos vienen a mi mente sobre mi adolescencia, ojos verdes acechan mis pensamientos, haciendo juego con cabello rubio y tatuajes. No sé porque pero la piel se me pone de gallina y aparto los pensamientos de mi mente, no me gusta esa sensación.

- ¿____? -Charlie me saca del trance y me mira con sus ojos miel.

Tomo mi bolso que he dejado sobre la mesa.

- ¿Puedo pasar a tu baño? -le preguntó.

Charlie asiente desorientada.

Cuando llego al baño, me sostengo del lavamanos para no caer, me miro al espejo y ahí está la chica que siempre tengo que ver por las mañanas para saber que no estoy muerta. Los ojos azules de ella me miran, y de nuevo tengo que tomarme del lavamanos fuertemente. Mis ojos azules pelean con los de ella, somos la misma persona, vivimos en el mismo cuerpo, soy yo misma. Pero no me parezco en nada.

Querido Futuro Esposo |Kendall Schmidt|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora