— Cariño, no olvides desayunar — susurro mamá entre dormida y despierta una vez que me vio lista.
— No te preocupes mamá.
Ella sonrió al verme.
— El vestido se ve genial.Me observé frente al viejo espejo de mi habitación, ciertamente, mi pequeña figura delgada y moldeada por largas horas de ejercicio encajaba perfectamente en él, sonreí con satisfacción para seguidamente tomar un bolso en el cual guardaba lo necesario.
— Adiós mamá — me despedí.
En la cocina, serví un vaso de agua en el cual exprimí un limón, el sabor era ácido y horrible, sin embargo lograba saciar un poco el vacío que sentía en mi estómago, seguidamente serví un poco de agua con la cual trage dos de las pequeñas pastillas azules que me había regalado Kianna.
La escuela se encontraba bastante lejos por lo que debía salir mucho antes para llegar a tiempo, a pesar se mi apariencia y comportamiento, había logrado conseguir una beca en una de las preparatorias más prestigiosas del pueblo y un lugar entre las chicas más populares de esta, las porristas.
¿Cómo? Ganandome la confianza de Kianna, la abeja reina de aquel lugar clasista, no era la chica que todos pensaban, solo necesitaba ser escuchada y eso lo supe ver, es por eso que fui ganando su amistad poco a poco y cuando supo más de mí me ayudó y compartió su amistad conmigo.
***
Después del tercer autobús baje unas cuadras antes de la preparatoria observando como los lujosos autos se estacionaban poco a poco.
— ¡Lilian! — exclamó Kianna bajando de su convertible morado a la par que agitaba su largo cabello pelirrojo.
Así fue como caminamos hacia la imponente construcción a la par que una por una el grupo de porristas se incorporaba a nuestro alrededor entre bromas y chismes.
— ¿Supieron que el hijo del reverendo Callister volvió a la ciudad? — comentó Claudette.
— No puedo creerlo, pobre chico, el reverendo siempre lo odio — dije.
- Pero no es culpa suya — respondió Kianna.
— Tal vez por eso siempre fue extraño — reflexionó Haley.
— Yo recuerdo que cuando niños solían decir que le gustaba usar la ropa de su madre — contó Isla.
— ¡No puede ser! ¡Pero si su madre era una prostituta!
- No... - dije sorprendida
— Si, es por eso que el reverendo lo odiaba, porque él era su pecado más grande — continuó Haley despreocupada.
— Dios mío — susurre apenada por aquel chico.
Sin embargo la charla se vio interrumpida por el novio de Kianna el cual llegó con el grupo de fútbol americano tras suyo cuál cachorros perdidos los cuales poco a poco se dispersaban entre las porristas.
— Hola — me saludo Graham con una sonrisa.
— ¿Lo seguirás intentando? — le pregunté divertida.
— No me rendiré, Jesse es un hijo de puta, soy mucho mejor.
— Ya, repitelo hasta que lo creas — me burle, aunque fuese severamente cierto.
— Eso es lo que me gusta de ti, mi querida. ¿Te acompaño a clases?
— Vamos — le guiñe un ojo divertida.
— ¡Eso es, tigre! — grito Stuart, el novio de Kianna causando que todos se rieran.
— Ignoralos — dijo Graham una vez que nos alejamos.
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Devon
RandomJodidamente misterioso, cautivadoramente bello, un alma libre, así era Devon Callister, aquella persona que jamás podré olvidar.