Capítulo 1

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El Internet es una mierda, se supone que en él está todo, todas las respuestas a tus "dudas existenciales", pero para la mía no hay; al parecer no

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El Internet es una mierda, se supone que en él está todo, todas las respuestas a tus "dudas existenciales", pero para la mía no hay; al parecer no.

Me desperté hace media hora, como todas las mañanas para buscar mi "duda existencial" en el Internet, pero como siempre, al parecer no está, o no la han escrito, o lo más probable; nadie más que yo se ha preguntado eso.

Apago la computadora y la cierro con enojo.
Durante cuatro años he estado buscando esta mierda de pregunta y no me aparece nada coherente, nada. Necesito hacer algo para encontrar la maldita respuesta, y rápido; porque a este paso ya me veo dentro de treinta años buscándola aún.

Me paro y me visto, me lavo los dientes, me echo perfume, me pongo desodorante, me peino y me veo al espejo, y me acomodo más el pelo, y sonrio. Agarro mi mochila y salgo de mi habitación. Bajo las escaleras con cuidado y al llegar al penúltimo salto hacia el piso, aviento mi mochila a la sala y cae perfecto.

Camino hasta la cocina pensando en que fruta me llevo hoy...

¿Una manzana? O ¿un durazno?

Manzana

Llego y de inmediato agarro una manzana y un agua del refrigerador, veo la hora y son las 6:29 am; exacto. ¿Exacto para qué?

Ahorita lo verán.

Muerdo mi manzana, y agarro mi mochila.

- ¡Adiós ya me voy! - grito para que mis papas y mi hermano sepan que me fui, en especial mis papas.

Abro la puerta y me salgo, la cierro y le pongo el candado, cuando me volteo él ya está ahí; Orlando. Él es mi mejor amigo; o bueno mi único amigo en realidad, en único que soporta mis locuras; vive a un lado de mi casa, así que siempre nos vamos juntos a la escuela.

Es el único que sabe de lo de mi "duda existencial" e intenta ayudarme pero no puede, nadie puede.

Abro la puerta del auto y entro, en seguida cierro la puerta.

- ¿Lograste resolver tu duda existencial? - me dice y arranca el carro. Ese es como nuestro "hola" al vernos, siempre me lo pregunta para saber si hice algún "avance" pero siempre contesto lo mismo.

- Nada y ¿tú? - digo y prendo la radio. Su "duda existencial" es el amor, como todos.

- Nada pero me acabo de enterar de un chisme buenísimo - dice emocionado. A él le encantan los chismes, creo que ya sé por qué no encuentra a nadie, porque los chismes son su gran amor, y antes de que responda que quiero oírlo o no, el prosigue - ¿sabías que la relación de Luis y Clara era una apuesta?, el aposto a que la conquistaría ósea es algo muy estúpido, como vas a hacer un experimento como ese, solo hieres a las personas - y al escuchar esas palabras una idea se me viene a la mente.

- ¡LO TENGO! - grito y él se asusta, se orilla y frena.

- ¿Qué acabas de decir? - dice mientras me voltea a ver con el ceño fruncido con cara de ¿Qué tanto planeas en esa cabeza imbécil?

- ¡¡LO TENGO!! - vuelvo a gritar de nuevo - ¡ya sé cómo hacer para saber la respuesta a mi "duda existencial"! - digo a lo que el frunce el ceño con cara de enojado.

- Oh no, claro que no, no apostaras por una chica, es algo muy estúpido - dice a lo que hago cara de no entender.

- No apostare imbécil, haré un experimento como dijiste - digo - me fijare en chicas y veré cuál es la indicada para enamorarme y después odiarla; para saber si hay un paso.

- Es una buena idea, pero vas a lastimarla - dice con tono triste.

- ¿Quién sabe? ¿A la mejor y mi teoría está mal? - digo mientras mis cejas se mueven de arriba abajo haciendo que le cause risa.

- Está bien - dice a lo que arranca y vamos hacia la escuela.

Durante el camino escuchamos música y platicamos, al llegar nos dirigimos hacia nuestros casilleros y guardamos nuestras cosas, escucho como toca el timbre y ahuyenta a todos de los pasillos haciendo que todos corramos a nuestros salones, escurriéndonos como cucarachas asustadas.

Y asi me voy yo al salón, como una cucaracha asustada temiendo no llegar antes que el maestro.

Corro por los pasillos con la esperanza de que al maestro se le pegue un chicle en el zapato o lo arrollé un camión o lo que sea, para que yo llegue antes. Me paro enfrente de la puerta del salón y solo veo a mis compañeros, no veo ningún maestro.

Me dirijo a mi banco y escucho la voz del maestro.

- Adrián Brown lo necesitan en la enfermería - dice el maestro mientras mira hacia la clase y me volteo. Camino hacia la puerta del salón y cuando salgo el maestro no se tarda ni dos segundo en cerrar la puerta y suspiro. No hubiera corrido, ni me hubiera preocupado por pasar a la clase.

Camino entre los pasillos hasta llegar a la enfermería, veo a una chica; de piel aperlada, cabello café y liso, desde donde veo se ve de estatura baja, después se para y veo que si, esta muy enana; voy bajando la mirada y veo  una mancha en su pantalón; es negra.

Al darme cuenta de la situación pienso en que le pasa, y después caigo en la cuenta de que le bajo en la escuela, camino y llego a la puerta.
Y puedo ver como toma algo y se voltea y me mira, tiene un poco de acné, ligeramente esparcido por sus  mejillas, pecas debajo de los ojos y estas se extienden hasta su nariz, sus ojos de color café al igual que su cabello; su cara se enrojece , sus pecas se desvanecen y se pintan de rojo y puedo notar como se avergüenza muy rápido e intenta ocultar la toalla detrás de un abrigo, pero es imposible, ya la vi.

- No te preocupes no diré nada - digo mientras guiño el ojo y detrás de esas pecas sonrojadas y ese ligero toque de acné  puedo notar una pequeña sonrisa, a lo que ella solo asiente y camina hacia donde estoy, me mira por última vez y se va, veo su mancha y me rió ;me escucha y se amarra el chaquetin, me volteo y puedo ver a la enfermera enfrente de mí.

- Y tu ¿qué haces aquí?

- El maestro Landon me dijo que me necesitaban aquí - le digo con un poco de amabilidad.

- ¿Y tú eres?

- Adrián Brown.

- Se equivocó de alumno, regresa a tu clase - dice enojada y se sienta a lo que yo me voy al salón.

La chica de la mancha era linda, nunca la había visto por aquí o a la mejor nunca le había puesto atención; hasta ahora.

La chica de la mancha era linda, nunca la había visto por aquí o a la mejor nunca le había puesto atención; hasta ahora

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