-Estás haciendo las cosas mal, no puedes hacer esto. -Nadine Gardet estaba furiosa, no le gustaba lo que su hija hacia con su pobre nietecito.
-Por favor, sé que ahora no lo entiendes, pero es por el bien de Raúl. -Se defendía a la vez Nina, ella estaba convencida de que iba a ser lo mejor que podía hacer por su hijo. -Cuidale mamá, hazle sentir todo lo querido que yo no puedo.
-Si regresas sin tu hijo, vas a ser muy infeliz Nina.
Lo sabía, ella le había llevado en sus entrañas por nueve meses, nueve maravillosos meses en los que sentía los latidos de su corazón, en los que notaba sus pataditas, en los que veía como su tripa crecía y hacía sitio a su pequeño. Pero esto era lo mejor.
¿Qué tipo de futuro le podía ofrecer ella? ¿Qué le iba a poder enseñar? Ella no sabía nada de la vida, no podía hacerse cargo de un niño indefenso.
Le partía el alma dejar a su hijo de apenas cuatro años en Francia junto a su madre, pero no le quedaba más remedio, ella le cuidaría y le protegería de todo mal.
Nadine era fuerte y Nina era muy débil, en esos momentos Nina atravesaba momentos en los que nadie podía ayudarla, momentos tan difíciles que incluso se veía obligada a dejar a su hijo en otro lugar.
-Mamá, cuidale, criale tan bien como me criaste a mí, si puedes incluso mejor, pero no le digas la verdad. Nunca debe saberla.
Nadine ya no dijo nada más, no estaba de acuerdo con lo que su hija hacía, pero también pensaba en su nieto, en el fondo sabía que lo mejor para el pequeño era que se quedase con ella, no porque su hija no estuviese lista para criar a un niño, sino por el secreto que su hija le estaba implorando que guardase. Un secreto que ella odiaba ocultar y que si se le hubiese permitido ya lo hubiese contado a quien fuese.
-Muy bien hija, pero al menos aguanta hasta mañana, despídete de él como es debido. No cometas más errores con el niño.
-No puedo, no me atrevo a mirar sus ojitos y no volver a verlos.
Nadine ya no dijo nada más, estaba decepcionada, enfadada, disgustada, ciertamete sentía un fuerte cúmulo de emociones a las cuales no podía poner un nombre concreto.
Nina se acercó a su hijo, el cual había quedado profundamente dormido horas antes de que toda esa situación se crease. Acarició su cabello castaño, arropó su delgado cuerpecito por última vez y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Ojalá un día puedas perdonarme por esto mi pequeño, mamá te quiere con toda su alma, pero es lo mejor para tí. -Se secó las lágrimas que ya caían por sus mejillas y tragó el nudo que su garganta estaba formando. -Mamá siempre te llevará en su corazón, pero no puede estar contigo como le gustaría. Te quiero y siempre te querré.
Tras estas últimas palabras Nina besó la frente del niño y se fue de regreso a España. Desde ese momento su vida ya no volvería a sentirse llena.
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LA ÚNICA VERDAD
RomanceTras mucho tiempo viviendo en compañía de su queridísima abuela, ha llegado el momento de que Raúl regrese a casa y enfrente de una buena vez su pasado. Aprovechando la beca que ha ganado para finalizar sus estudios de veterinaria, conocerá a algui...