Perdices que comían princesas

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Dicen viejas historias que cierta vez una pichón de perdiz (que se llaman perdigones) encontró tirada entre las hierbas un pedazo de pagina rota de un libro de cuentos.  en la pagina se alcanzaba a leer: "

... y el príncipe y la princesa se casaron , fueron felices y comieron perdices".

La pequeña perdigona quedó muy impresionada y asustada por aquello, así que llevó el papel a sus padres y les mostró aquello que no podía entender.

Sus padres perdices quedaron perplejos, no sabían qué culpa podía tener su especie para merecer algo semejante.

Y llevaron el papel y lo mostraron a toda la comunidad de perdices.

Algunos se asustaron, otros se entristecieron y muchos se indignaron por aquel horror que acababan de descubrir.

¿Cuántas de sus hermanas perdices podían haber muerto por la felicidad de esos humanos?  ¿por qué la felicidad de los príncipes tenia que significar la injusta desgracia para sus queridas hermanas las perdices? 

Decidieron que era hora de hacer algo, así que se reunieron, pensaron, dialogaron, discutieron, debatieron y al final se pusieron de acuerdo en algo:

En adelante, para defender a la especie de las perdices, se asegurarían de que los príncipes y las princesas no fueran felices. 

Y hasta el día de hoy nadie sabe cómo lo hacen.  Nadie sabe en qué momento lo hacen.  Jamás han visto ninguna perdiz metiéndose en un palacio. 

El hecho es que príncipes y princesas cada vez tienen que esforzarse más por parecer felices.  Con fiestas de lujos obscenos, con trajes y vestidos increíblemente caros, con carruajes ostentosos, viviendo en palacios de oro y cristal, con reportajes en revistas famosas y fotografías de sonrisas forzadas y fingidas. 

Todo en vano. Nadie sabe por qué, pero príncipes y princesas ya no logran, ni con todo ese lujo, ser felices.  Muchos, por esto, dicen que el dinero no hace la felicidad. 

Pero otros saben que detrás está una verdad que subrepticiamente se cuela por debajo de la mesa, la verdad que no se dice, solo se cuchichea, porque  quien se atreva a decirla en voz alta se expone a la burla y al ridiculo. 

¿Cómo alguien en su sano juicio va a pensar que unas pobres y temerosas avecitas están contribuyendo a que tambaleen las realezas en el mundo?

Las perdices que comían princesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora