Capitulo 2: Lagrimas de Sangre

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Eurídice entre lágrimas me rogaba que no me fuera porque tenia por mi vida, en el fondo sabía que su miedo era lógico ya que yo sólo era un simple mortal pero mi consciencia no podía permitirme dejar que Tifón ganara. Lo único que se me ocurrió fue pedirle matrimonio antes de largarme por ese tiempo indeterminado.
Rápidamente organizamos una boda en la que estaban de testigo los mismísimos dioses del Olimpo, y sucedió algo inesperado.
Aristeo, mi mayor rival, al enterarse de mi boda con Euridice intentó raptarla, a lo cual ella comenzó a correr hacia el bosque.
Corrió desesperadamente durante varios minutos chocando contra ramas, árboles y algunas rocas que la hacían tropezar. Ya deteniendo la marcha creyendo haber perdido a Aristeo por el camino, Euridice decide sentarse en un tronco pero al sentarse en el mismo, una gran serpiente sale por debajo de ella y le muerde el pie. A metros de haber visto esta escena, mi corazón quedó congelado por un segundo pero corrí hacia ella y la sostuve en mis brazos. Ya no había nada más que hacer, solo despedirme de ella.
Después de haberme despedido de ella, entendí que su alma estaría agonizando en el inframundo. Tome mi Lira en las orillas del Río y comencé a tocar canciones tan tristes que hasta los mismo dioses y ninfas agonizaban de la tristeza. De las estatuas caían pequeñas lágrimas de sangre, el poder inimaginable de mi Lira creaba eso. Tormentas de rayos, nubes oscuras y el mar desenfrenado con sus olas, eran por culpa mía, ya que los dioses se ahogaban en la tristeza de mi Lira.
Me aconsejaron ir al inframundo yo mismo para traerla devuelta, así que mi misión fue esa antes de partir con los Dioses.

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