ˢᵉᶜʳᵉᵗᵒ •ˢᵉᵒᵏˢᵒᵒⁿ•

Fin de la tormenta (EPÍLOGO)

Cuatro años después

-¿Ya estás listo Chan? -preguntó por décima vez al menor que aún seguía asiendo sus maletas.

-¡Bajo en un momento Hyung!

Seokmin había terminado finalmente el contrato con Im y ya era libre. Había trabajado de medio tiempo dando clases de canto en la iglesia mientras ahorraba todo el dinero posible para irse del maldito pueblo 4.

Chan ya tenía dieciocho años y tenía que estudiar la universidad por lo que ambos se estaban mudando a la ciudad.

Los dos hermanos habían pasado unos años difíciles pero con la compañía de ambos habían podido superar a duras la muerte de su madre, aún así nunca hablaban de eso y cuando lo hacían tenían recaídas que eran solucionadas por psicólogos.

Porque sí, ambos hermanos tomaban medicina controlada para poder curar el dolor.

Pero la mejor medicina para curar sus almas fue su hermandad, la música y olvidar.

Ambos habían formado un vinculo reforzado por la música y la composición, curado por el tiempo que traía acompañado el olvido del pasado.
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-Hyung ¿trajiste todo? -preguntó Chan mientras bajaba las maletas del tren. Ya habían llegado a La Ciudad y en esta hacía bastante frío.

-Por supuesto -dijo Seokmin viendo su celular. En este se estaba contactando con una empresa para poder finalmente trabajar haciendo lo único que lo hacía feliz; componer.

-Vuelvo en un momento, voy al baño -informó Chan.

Seokmin se colocó sus audífonos y una canción comenzó a sonar.

Hug - Seventeen

Era relajante el clima frío acompañado con la lluvia mientras veía como los trenes pasaban.

Automáticamente el castaño comenzó a cantar suavemente mientras escribía su propia letra con el ritmo de la canción, él le llamaba adaptación y la lluvia lo inspiraba para hacerlo mejor.

-Tienes mucho talento -dijo una voz a su lado -¿puedo verlo?

Seokmin no le tomó importancia y le tendió el cuaderno.

"Todo esta bien, lo estará también, siempre te amaré. Abrázame fuerte"

-Yo siempre te amaré también -dijo la voz y Seokmin levantó su mirada.

Y ahí estaba la sonrisa más hermosa que podía existir en esta vida y en las que siguen y siguen.

La verdad era que Seokmin había olvidado los secretos, había olvidado las razones, había olvidado el dolor pero nunca olvidaría esa hermosa sonrisa.