Sinceridad.

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Pov Arin.

Habíamos empezado a desayunar justo cuando Jungkook apareció por la puerta hecho un basilisco.

—¿Kookie, y esos dos?— se dejó caer en la silla justo frente a mi y me sobresalté. Su mirada era dura y cuando la dirigió hacia mi cara no hubo un ápice de relajación, estaba incluso más cabreado.

—Ya han desayunado.— cortante, seco, conciso.

La tos de Hoseok me llamó la atención a mi izquierda y di unos toquecitos en su espalda.

—¿Estás bien?— asintió y le sonreí. 

El ambiente se había vuelto muy tenso, Taiga y yo continuamos con una conversación medianamente normal, Taehyung de vez en cuando me acariciaba la mano y sentí a Yoongi mirar esa unión fijamente. Inconscientemente me aparté.

—Hoy voy a salir con Kihyun y Jooheon a la bolera. Supongo que no vendré muy tarde, ¿Queréis venir alguno?— respiré cuando Yoongi habló y todos relajaron los hombros.

Me dieron ganas de reír cuando pensé en la última vez en la bolera y miré a Taehyung de reojo. Él me sonrió y se mordió el labio. Mierda.

—Está bien. Yo hoy estoy de fiesta.— dije alzando la única taza de café que había sobre la mesa. Todos me miraron raro y en ese momento en el salón aparecieron los dos que faltaban. —Taehyung ya lo sabe...—

—Como no...— Yoongi rodó los ojos. Le ignoré.

—Y Jin. Me pasó yendo con él.— venga, estaba haciendo lo imposible por no sonrojarme. —Ayer me acordé de todo.— sentencié.

El sonido de unos cubiertos nos sobresaltó en general, Yoongi se había puesto de pie. Mi mirada se juntó con la suya y fue lo más dura que pude ofrecerle. Jungkook no hizo ningún movimiento, Jimin y Hoseok empezaron a gritar y tras la silla de Hobi Taiga me agarró de la mano mientras Rei se acercaba con Namjoon.

—¿Todo?— preguntó mi mejor amiga.

—Hasta de lo que pensaba que no lo haría.— apreté la mandíbula. —Hoy tengo que hacer unas cosas antes, pero aún así me gustaría ir a jugar a la bolera con vosotros.— Yoongi asintió. También me vendría bien cambiar de aires.

Todos se levantaron y ayudamos a recoger la mesa. Hobi me achuchó y Jimin me pasó mil veces la mano por el pelo hasta que me colgué de su cuello y respiró. Jungkook no me hablaba, ni a mi ni a nadie. Nam me dió un beso en la mejilla junto a un "hoy si soy feliz" y casi me pongo a llorar. Taehyung por su parte era como una lapa adorablemente bonita.

Cuando pude tomé a Rei del brazo, le conduje hasta el baño y le metí dentro.

—¿Qué pasa?— me dijo sonriente.

—No tuvimos un accidente.— sentencié segura.

—¿Qué dices, Arin?— bajó la voz. Yo me estaba poniendo muy nerviosa y no paraba de ir de un lado a otro.

—La zorra venenosa. La puta enana. ¿Recuerdas cuando trajo a Kook esa noche? ¿La del accidente?— ella hizo memoria y asintió. —Al ver los faros y ese coche rojo me fallaron las piernas de tal forma que si no me agarraba a Taehyung me caía. Ese coche lo vi en la empresa pero no era suyo. Hoy al llegar ese coche estaba en la puerta, aquí hay algo raro.— comenté.

—A ver, a ver. ¿Estás segura?— asentí. —¿A quién se lo has visto?—

—Voy a ir a la empresa luego, voy a ver si está en el aparcamiento.— dije contando con los dedos.

—Y luego llamas al CSI. Que no, que esto no va así.— replicó.

—Te prometo que eso estaba en la empresa, Rei, tía. Necesito que me ayudes.—

Find your voice. (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora