Singularity

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Pov Namjoon.

Siempre me había gustado la lluvia.

Me gustaría que lloviera a diario, pasear por la calle y que las personas no me mirarán. Sobretodo en ese día. Podía ocultar mis ojeras y mi cara, bajo un paraguas y nadie se daría cuenta. 

Todas las personas están más concentradas en sus cosas cuando llueve y ese día yo también era uno de ellos. Pensaba en lo rápido que iba mi vida, la rapidez de las canciones que componía y me ahogaba al pensar en lo lento que pasaban esas últimas horas en el centro de Tokio. Necesitaba que todo volviera a su lugar y eso solo podría provocarlo la lluvia.

Pensando eso mientras veía mi reflejo en los charcos fue como acabé ante esa puerta, ahogado en gotas que parecían ácido, pareciendo que no tenían intención de parar, preguntándome dónde y cómo la tocaría cuando abriera y pidiendo por favor que no hiciera preguntas sobre por qué estaba ahí y no en el aeropuerto cogiendo un avión.

Afortunadamente sólo preguntó por mí.

No era la expresión más alegre del mundo pero simplemente verla ahí parada, mirándome fijamente, me acogió el estómago y el corazón.

Fue por ello que la besé sin esperar a nada más, que moví mi sobre la suya deleitándome de su sabor como si no existiera algo tan perfecto. Quería no soltarla nunca.

Torpemente entró en la casa y apoyé su cuerpo contra la pared sin dejar de besarla. Era obvio que la necesitaba conmigo, que me estaba engañando para no salir perjudicado pero solo negando lo obvio me hacía más daño.

Así que ahí estaba yo. Separándome lentamente de sus labios, aún con los ojos cerrados.

—Nam...— acarició mi mejilla y se relamió el labio inferior. Puse mi pulgar sobre su boca.

—Necesitaba verte una vez más. Solo eso. Y tal vez admitir que no es un simple gustar lo que siento, sino que te quiero como pensé que no me sería posible querer a nadie.— mi respiración estaba agitada y sentía el corazón en las sienes.

Rei sonrió, apartó mi mano y me atrajo para besarme una vez más. Suave, lento, incrementando levemente su intensidad.

—Yo también te quiero Nam.— suspiré.

—No me quiero ir… Es como si no pudiera.—

—Pero tienes que hacerlo. Nos veremos a lo largo del año. Puedo acompañarte al aeropuerto.— negué pero ella asintió. —Que sí, es mi excusa para estar contigo un rato más...—

—Está bien, es buena idea.—

—Voy a cambiarme, no hace falta que cierres solo es una sudadera.— empezó a caminar por el pasillo y acabó corriendo. Me reí viéndola desaparecer, ese sentimiento de estar donde debo estar sin tener un nudo en el pecho y pudiendo estar junto a ella a diario siendo yo mismo desaparecería en cuestión de horas.

Volví a concentrarme en el repiqueteo de la lluvia contra el tejado de la entrada. El olor a madera mojada y hierba que edr jardín desprendía. Agua contra líquido y sólido, tan solo la lluvia.

Silencio, Rei moviendo algo que supuse fue un armario. Una puerta cerrándose con fuerza y una respiración entrecortada cerca de la casa. Miré curioso fuera de esta.

—O sea...— respiró profundamente recuperando aire. —Tú puedes despedirte pero yo...— su pecho subía y bajaba con fuerza, retiró su flequillo con la mano. —Yo no merezco ni siquiera saber que se va.—

—Ya está, ¿ves como no he tardado?— Rei miró a Tae, luego parpadeó y se acercó negando. —No, no, no ¡Tú tenías que estar en el aeropuerto, no aquí!—

Find your voice. (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora