Pastel (Tododeku-omegaverse)

Salida de Amigos

11:00 p.m.

Diablos. Sin pensar en lo que decía en ese momento, Izuku invitó a una "cita" al día siguiente. Espera, una cita? Es una cita? No... necesita ayuda, urgente. Necesita a su querida amiga, Ochaco. Se decidió entonces por enviarle un mensaje.

Deku-kun:
Uraraka... estás despierta:(???

Uararaka-san:
Claro que no Deku-Kun ❤  qué pasa?

Deku-kun:
Creo que acabo de invitar a Shoūto a salir...

Uraraka-san:
EXCUSE ME?!?!? Es en serio??? Wow, Flash es rápido pero tu lo eres más Deku-Kun.

Deku-kun:
No no... ósea, le dije que saldríamos los 4 y el dijo que estaba bien pero... no sé. Sigo en shock.

Uraraka-san:
Ay que exagerado eres! Eso no es una cita:( me emocioné para nada u.u solo es una salida entre amigos. Pero si me estás invitando, claro que puedo:). Buena suerte consiguiendo que Iida-Kun vaya JAJAJAJA.

Deku-kun:
No puedes pedirle tú? A mi me va a regañar por perder el tiempo en fin de semana o algo >.< a ti si te quiere:( por favooor~

Uraraka-san:
Ash, bien. Pero me debes una cabeza de brócoli.

Deku-kun:
Graciaaaaas ❤ eres la mejor.

Ya con sus amigos invitados (por que si Ochaco lo invitaba, Iida sin duda diría que sí), no tenía de que preocuparse, o al menos hasta el día siguiente. Así que sin más, el pequeño peli-verde se fue a dormir.

Dentro de sus sueños...
Ahí estaba de nuevo, un pequeño niño con capucha y ojos bicolor debajo de un árbol mientras leía un libro. Hijo de una amiga de su mamá, callado, de piel blanca y un semblante serio. Ese pequeño niño robaba toda la intención del lindo Izuku de 5 años cada que iba a la pastelería de su madre. Se sentía tan intrigado, quería saber más de él pero el omega tenía un autoestima tan bajo que no se atrevía ni a acercarse a 2 metros de él. Siempre aparecía en sus sueños, tan solo la imagen del niño leyendo. Le causaba serenidad y sentía algo, un lazo, como si necesitara encontrarlo. Su lobo aullaba ante la presencia de ese niño en sus sueños mientras le provocaba un fuerte dolor en el pecho. Pero algo diferente sucedió esta vez, el niño le miró.

De la nada Izuku se despertó con sus ojos llenos de lágrimas y su corazón latiendo a más no poder. Ese sueño le causaba tanta ansiedad y alegría que le daba miedo. Pero algo había cambiado esta vez... el le miró. Esa mirada se le hizo tan conocida, tan familiar y le causó tanta euforia.

-Quién diablos eres?!- gritó un desesperado Midoriya entre llanto.

No le gustaba ese sueño, no le gustaba recordar esa época donde lo único bueno en la vida que tenía era ese desconocido niño que le hacía sentir mariposas en su pancita que, después de un tiempo nunca volvió.

Sábado por la mañana

Abrió de poco en poco sus ojos, acostumbrándose a la luz proveniente de su ventana, mientras que el Sol hacía  presencia en su blanquecina piel y el resto de su cuarto. Su cara estaba algo roja y sus párpados algo hinchados, era un desastre. Pero seguía siendo una muy buena mañana, muy tranquila y llena de color.

-Que buen dí...-fue interrumpido de repente por una voz bastante conocida para él.

-Izuku cariño! Despierta hijo! Alguien vino a verte!