CAPÍTULO II

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Dirijo mi vista hacia la luna llena. Esta noche, la luna brillaba más que nunca, iluminando toda la ciudad.

Prosigo a subir mi gorra de mi sudadera hacia mi cabeza, tapando mi cabello ya que empieza a hacer algo de frío. Recojo de entre mis labios el cigarrillo y la tiro a la acera, pisándolo para extinguir la pequeña llama que provenía de ella.

Mientras dirigía mi vista hacia a cada lado de la solitaria calle, en busca de la chica misteriosa. Pero parece ser que hoy no decidió aparecerse.

Me levanté del escalón en el que me encontraba sentado hace casi dos horas. Bufo por la frustración que estaba sintiendo en este momento. Esta noche después de volver de la escuela, me dirigí de nuevo a la calle, con la esperanza de toparme con la chica de ojos verdes.

Durante toda la tarde y noche, y también parte de la madrugada, merodeaba entre y alrededor de la calle. Pero después de tanta espera decidí rendirme, sin embargo, no dejaría de ir a este solitario vecindario por las noches.

Con la confianza de encontrarme con ella.

Comencé a caminar. Lo único que se escuchaba eran mis pasos sobre la acera y mis murmullos, ya que comenzaba a tararear una canción al azar.

Por un momento decidí volver hacia mi apartamento, sin embargo, no tenía ninguna intención de volver. Por lo que al levantar mi vista, divisé varios coches amontonados alrededor de lo que parecía ser un club nocturno o un bar.

Lo cierto era que no asistía mucho  a estos clubes, ya que lo único que te encuentras en ese lugar es una masa de adolescentes y jóvenes de mi edad con las hormonas y el alcohol a las alturas del cielo. Para mí estar en lugares de este tipo, me hacen sentir incómodo, asqueado y molesto.

Por lo que lo pasé de largo, pero me detuve de repente, ya que en la entrada del club ví a una chica parada delante de la puerta del local hablando con otra persona.

Ella no llevaba las típicas pintas de ir por estos clubes, vestía prendas oscuras y botas militares.  Fruncí mi ceño al no comprender que hacía aquella chica en un lugar como este.

Al observar su rostro, se me hacía muy familiar. Pero no la conocía, en mi vida ví aquella chica.

¿o sí?

Sin embargo su rostro se me hacía muy conocido.

Pasados unos segundos, en los cuales yo me dedicaba a analizarla.

Pero al parecer ella se percató de mi mirada, ya que dirigió sus ojos verdes hacia los míos.

¿Verdes?

Sin apenas darme cuenta, ella ya estaba corriendo en dirección contraria a la mía.

Oh no... De nuevo no te escaparás de mí.

Sin percatarme yo también estaba corriendo detrás de ella. Al parecer ella era rápida y a la vez ágil.

Pero no quise detenerme, y seguí corriendo más deprisa intentando alcanzarla. Sin embargo, ya era demasiado tarde; ya que al doblar la esquina por la que se dirigió la chica, desapareció de mi vista.

Segundos después, me di cuenta de que había un trozo de papel doblado en el suelo. Lo cogí y lo examiné, parecía estar arrancado de una pequeña libreta.

Proseguí a abrirla y leer lo que estaba escrita en ella.

          Pronto.

Al leerla, entré en más confusión, no sólo por la palabra que estaba escrita en el papel.

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