Capítulo 2: Kim, me volverás loco

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La voz del encargado del colegio me hizo aturar en seco.

—Dónde creen que van ¿Kim y Jung? ¿No deberían estar en la sala con los demás estudiantes? 

—Solamente íbamos de camino a clase, ¿verdad Kim?

Noté como el chico que tenía agarrado de la muñeca se mordía varias veces el labio asintiendo nervioso. Quería, tanto como yo, largase de allí.

—Vamos, los regresaré a clase —solamente al escuchar sus palabras comencé a correr como un loco hacia el fondo del pasillo, el chico por casi se cae de la sorpresa—. ¡EH, ESPERANSE!

La única opción que me quedaba era ir en la habitación secreta y rezar para que no hubiera nadie allí. Saqué con toda la prisa del mundo las llaves, una vez despistado el profesor y abrí lentamente la puerta. Entramos, aun con las luces apagadas.

Escuchaba como las expiraciones e inspiraciones del chico eran muy profundas. Nuestros sofocos se mezclaban con un pequeño pitido constante, causante de algún dispositivo informático que había allí.

Apoyé la espalda en la puerta, intentando tranquilizarme. Notaba como mi corazón palpitaba deprisa, al escuchar los insignificantes gemidos del pelirrojo.

—Ah... ¿Dónde estamos? —el chico preguntó una vez pulsé el interruptor de la luz. Sus manos reposaban en sus rodillas, cogiendo grandes caladas de aire. Aparté de nuevo la mirada para cerrar con llave la puerta, no quería que entrara alguien y nos estropeara el momento íntimo—. ¿C-cómo es que tienes la llave?

—Es muy fácil tenerlo todo cuando tienes un buen cuerpo, Kim —me giré y noté como su mirada cambiaba por una más triste—. Es mi lugar secreto que solamente sabes tú y la profesora que me da las llaves de tanto en tanto, cuando necesito un poquito de paz y tranquilidad.

— Oh...

Miré de pies a cabeza al chico, ahora ya derecho, más tranquilo, con un poco de sudor en la frente y con la boca entreabierta. Las imágenes que daba ese chico eran dignas de fotografiar y poder hacer varias pajas cuando lo necesitara. Gruñí y saqué mi lengua para lamer el labio inferior y después morderlo lascivamente, ante el pensamiento dado.

« ¿En qué coño estaba pensando?»

—Desnúdate.

— ¡¿E-eh?! ¡¿Y-yo?!—se colocó nuevamente las gafas, que estas resbalaron un poco por el puente de su nariz.

—No, la pared si te parece.

Suspiré y comencé a dar pasos hacia él, aunque este tiraba hacia atrás. Al ver que ya golpeaba con el armario viejo, este descendió la cabeza hacia abajo, intentando ocultarse. Coloqué mis fríos dedos en su barbilla y la subí lentamente.

Sonreí ladino al ver como todas sus mejillas estaban rojas, por la cercanía que teníamos entre ambos. Tiré un poco de lado su barbilla, para susurrar cerca de su oreja.

— J-Jung...

—Te quiero follar Kim, quiero probar tu culo, eso es lo único que quiero —susurré con un gruñido y lamí lentamente su lóbulo. Notaba como el creciente miembro subía, todo eso me resultaba demasiado excitante, quería probar su culo sí o sí.

Me aparté al ver que no decía nada, aun acorralándolo con una mano pegada al armario. Este cerraba los ojos con mucha fuerza.

—N-no quiero— finalmente habló.

De alguna forma u otra su respuesta no me gustó nada, lo que cerré la mano y golpee el armario.

—Si no quieres nada vete, paso de perder el tiempo contigo— mis palabras hablaban por si solas, pero mi mente decía que quería tomarlo allí mismo sea como sea, sobre el escritorio. Lo solté, pero este volvió aponerse cabizbajo, sin decir nada—. Vete Kim—con el ceño fruncido caminé hacia la puerta para abrirla—. Vete.

Gemidos por megafonía (HopeV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora