El ataque

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Los cuatro se arreglaron para ir a casa de los Weasley. George le dejó un abrigo a Lucas, que se lo agradeció demasiadas veces. 

Al llegar a la Madriguera por la tarde, la señora Weasley les saludó a todos, incluido Lucas, con abrazos y besos, felicitándoles la Navidad. 

Allí ya se encontraba Lupin, que estaba ayudando a Molly con algunas cosas de la casa. Bajaron Ron, Harry y Ginny a saludar también. Aparentemente nadie les había avisado de que Lucas pasaría con ellos la Nochebuena. Reaccionaron extrañados y algo incómodos. Entre todos intentaron salvar la situación, pero no les quedó demasiado claro. Sabían que algo ocultaban. Fred avisó a los adultos, primero de todo, de que tenían algo que contarles. Se sentaron todos en la mesa de la cocina y cerraron la puerta. Al finalizar la historia Molly, Arthur y Lupin parecían algo alterados.

—Deberíais haberlo dicho en cuanto pasó, no haber esperado tanto. —les regañó Lupin.

—No han pasado ni veinticuatro horas, profesor. —contestó Lucas, cabizbajo, sin mirar a nadie a los ojos.

—Ya no soy tu profesor, Lucas. —le corrigió Remus. 

—Perdón. Estaba asustado. —Lucas levantó la mirada y todos pudieron observar, bajo la luz blanca de la cocina, su rostro ojeroso y pálido. 

—Lo entendemos, cariño, no pasa nada. Todos estamos asustados aquí. —Molly intentó tranquilizarlo.

—¿Has recibido respuesta? —preguntó Arthur. Lucas miró a Kate antes de contestar.

—Esta mañana me mandó un Patronus diciendo que estaba bien y que no intentara buscarle, que se encargaría él.

—¿Te fías de ese mensaje? Perdona que te lo pregunte. —atrevió a decir el señor Weasley. A Lucas no le gustó ese comentario.

—Claro que me fío. —alzó el tono de voz. —Es mi novio —dijo con obviedad— y sé que hará lo que sea por encontrarme. 

—Claro, perdona por la pregunta. Tened cuidado, os lo hemos advertido mil veces. —repitió Arthur. Kate rodó los ojos sin que nadie se percatara de ello.

—Espero que así sea, Lucas. —comentó Lupin. —Philip es un chico listo, de los mejores de la clase cuando yo trabajaba en Hogwarts. Supongo que siguió siendo así, tenía mucho potencial. —Lucas asintió con una tímida sonrisa. —Se sabrá cuidar.

*****

Entre todos siguieron preparando los últimos detalles para la cena. Fred salió al jardín a recoger algunas zanahorias y se llevó un mordisco de un gnomo en el tobillo. Como venganza, lo había pintado de dorado, embutido en un tutú en miniatura y con unas pequeñas alas pegadas en su espalda, hacía el papel de ángel del árbol de Navidad, que miraba a todos desde arriba con el ceño fruncido. El ángel más feo que nadie había visto nunca, con una enorme cabeza tan calva como una patata y unos pies bastante peludos.

Estando en el salón los cuatro, escucharon a Ron y Harry hablar en susurros en la cocina, donde estaban pelando raíces sin magia.

—Ehh...George, mira esto. Están usando cuchillos y de todo. ¡Dales tu bendición! 

—Dentro de dos meses ya tendré diecisiete años —exclamó Ron malhumorado— ¡y entonces ya podré hacerlo con magia!

—Pero hasta entonces, —dijo George, sentándose en la mesa de la cocina y poniendo sus pies encima de ésta —podemos divertirnos viendo cómo haces una demostración sobre el uso correcto de un...

El temblor. | Not all Slytherins parte 2. | Fred Weasley. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora