Miedo

200 8 4
                                    

Bueno, sé que estoy publicando esto como tres meses después de lo que debería, pero lo cierto es que últimamente mi vida ha sido una locura y no había tenido tiempo de pasarme por aquí. Siguiendo con el esquema de los discursos anteriores, les dejaré un pequeño comentario de lo que sucedió antes y durante el proceso creativo del discurso. Saben que yo prefiero escribir un discurso muy largo, que me permita ordenar mis ideas y aclarar mis pensamientos. Este sistema hace que con frecuencia mi discurso dura mucho más que los quince minutos de tiempo límite y, bueno, después hay que editarlo para que no me descalifiquen.

En realidad, prefiero que sobre y no que falte, pues, de esa manera, si en algún momento se me olvida el discurso puedo improvisar con las partes previamente "eliminadas" del discurso. Por otro lado, en Wattpad no hay límite de lo que puedo o no publicar, así que por aquí siempre dejo el discurso completo. 

Sin más por el momento, los dejaré leer. Éste es uno de mis discursos favoritos, pues es extremadamente honesto. 

Miedo

"Lucha contra tus miedos y estarás en un batalla por siempre. Enfréntalos y serás libre toda la vida", Lucas Jonkman.

Buenas tardes, mi nombre es Ana Karen V. y hoy voy a hablarles acerca del miedo. Sí, sé lo que están pensando, "¿Qué puede ella venir a decirnos sobre el miedo? ¿Por qué hablaríamos de algo así?"

Bueno, primero que nada, para aquellos que me han visto participar en concursos de este estilo anteriormente quiero advertir que este no va a ser como mis otros discursos, y es por ello que en lugar de iniciar con estadísticas quisiera que fuera... un poco más personal. No puedo hacer nada en cuanto a la referencia a Lucas Jonkman que acabo de hacer, pero prometo intentar alejarme de los números un poco mientras me presento a ustedes de una forma más íntima.

Yo comencé a hablar a los seis meses y desde entonces mi padre ha estado intentando callarme, infructuosamente, cabe mencionar. Más o menos alrededor de esta misma época me subí por primera vez a un escenario. Fue en una pastorela y me pidieron como Niño Dios porque, aparentemente, era bien portada.

Cuando tenía seis años comencé a declamar poesía y a los doce escribí y presenté mi primer discurso de oratoria, algo que no he dejado de hacer desde entonces. Actualmente estoy a punto de cumplir los diecinueve años y durante los últimos seis he continuado participando en certámenes de este tipo.

Esta es una de las últimas veces en que yo me presentaré en este escenario, y debido a ello quería hacer esta experiencia más personal, volverla mía de alguna forma más íntima en lugar de comenzar enlistándoles cifras y encabezados de periódicos. Hace un momento me tomé la libertad de compartir con ustedes el cómo he llegado aquí porque quería que se dieran cuenta de que para mí el hecho de presentarme en un escenario es algo muy especial, algo que ha formado parte de mi vida desde antes siquiera de que pudiera recordarlo.

Desde siempre, la oratoria es algo que me apasiona, que me fascina, y es para mí un honor tener esta oportunidad.

Asimismo, quería que supieran todo esto para que entiendieran mi siguiente ejemplo: dado todo lo que he hecho, en ocasiones, cuando por alguna exposición de la clase o cuando yo estoy preparándome para una presentación, menciono que estoy nerviosa casi siempre recibo comentarios de "¿Cómo vas a estar nerviosa, si eres tú?" o "Eso no puede ser, por favor."

En principio, entiendo por qué piensan así, sin embargo, de acuerdo a mi experiencia lo que puedo decir es que el miedo nunca se va, al contrario, a mí me parece que en lugar de disminuir, incrementa, puesto que debido a que la gente ya conoce tu trabajo te enfrentas a un nueva dilema: el miedo a quedarse estancado y que a tu público le parezca que vio esta presentación el año pasado.

Que me tiemblen las piernas, pero no la vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora