Misfire (Dealor)

Misfire

            Dulce y adorable Deaky. Dulce, tierno y tímido Deaky. Se veía tan inocente. Llevaba poco más de un año en la banda y todavía no lográbamos que se sintiera totalmente a gusto en el grupo; todo por su carácter tan introvertido, que a la final lo hacía verse aún más adorable.

Aguardábamos para un nuevo show. John afinaba su bajo y de vez en cuando suspiraba con pesar, acababa de discutir con Freddie, otra vez, por el mismo motivo de siempre: no le gustaba llamar la atención y las prendas que nuestro cantante elegía eran demasiado extravagantes para él.

‒Sólo ignóralo. Verás que acabaremos antes de que puedas darte cuenta y te podrás quitar eso.

Mi intento por calmarlo sólo logró que comenzara a jugar con los flecos de su manga, observándola con tristeza. Se veía tan vulnerable, parecía un niño pequeño que debía ser protegido de todo y por todos. Nunca comprenderé de dónde saco tanta paciencia para él, si hubiera sido alguien más...

‒Roger, ¿Roger?... ¡ROGER!‒ Era Brian.

‒ ¿Ah?

‒ ¿En qué pensabas? Vamos. Es hora.

Otro show increíble, cada vez lo hacíamos mejor. Mientras perdíamos de vista a los otros dos, John y yo nos acercamos a la barra a pedir una buena cerveza. Mi plan era buscar con quién pasar la noche, pero Deaky ya se había atornillado a su asiento.

‒Hey, ‒ capté su atención y él volteó a verme. Las escasas luces sobre la barra hacían brillar su larga cabellera castaña. Sonreí. ‒ ¿Ese es todo tu plan para esta noche?‒ Señalé su cerveza con la mirada.

Soltó una risa apenas audible. ‒Supongo. No tengo tu suerte.

‒Pero puedes cambiar la tuya, y no lograrás nada si te quedas allí sentado, ¿o sí?‒ le guiñé, él encogió los hombros y bebió un sorbo, dejando nuevamente el vaso sobre la mesa, manteniendo fija su mirada sobre éste.

‒Mira alrededor, ¿alguna muchacha que te guste?‒ le sonreí con picardía, él obedeció y volvió su mirada hacia mí.

‒Y si así fuera... no se fijarían en mí. ¿Por qué lo harían?

‒Deaky... sólo te acercas, te presentas, le preguntas su nombre, entablas una conversación,‒ podía ver cómo su rostro se aterrorizaba a medida que yo hablaba, pues John a veces no se sentía capaz de conversar con alguno de nosotros, menos lo haría con una chica, que siquiera conocía.‒ Despacio te vas acercando y listo, la besas.

‒Suena a algo que yo no podría hacer, ‒ dijo desganado.

‒Si quieres, puedo ayudarte... podemos irnos y te daré algunos consejos. Verás que luego todas querrán estar contigo.

‒ ¿En serio?‒ Asentí.‒ Claro... gracias.

Así, luego de desarmar todo, ambos abandonamos el lugar. Afortunadamente, cuando llegamos John ya no estaba tan tenso.

Él se sentó en la sala mientras yo iba por otra bebida, eso haría que se desinhibiera un poco más. Lo observé por unos momentos, no podía entender cómo aún estaba solo. Su carita de bebé, su inocencia y esa timidez lo hacían ver tan tierno, dulce, tan... frágil.

Apagué la luz y cerré las cortinas para no llamar la atención de los vecinos por la hora y encendí una luz de noche que había cerca del sillón. John no pareció notarlo, seguía jugando nervioso con sus manos. Me senté junto a él.