1~ Mi príncipe.

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Una semana había pasado desde que la barrera se había destruido. Una semana en la que no hubo mayores inconvenientes.
Evie estaba confeccionando vestidos para la boda de Ben y Mal, la que sería un mes después, pero en lo que menos pensaba era en lo que estaba haciendo. Tenía que presentarle a su madre a Doug. No sabía que podía pensar.
-¡Ay!- Gritó cuando se pinchó con la aguja y volvió a la realidad- Mierda...- Dijo cuando vió la sangre brotando de su dedo.
Desinfectó la herida y se volvió a sentar frente a la máquina. Siguió cosiendo por unos minutos.
El sonido de la puerta la sobresaltó. Dejo lo que estaba haciendo y se acercó a la puerta.
-Hola, Douguie- Saludó a su novio y se sentó en el sofá. Él se sentó a su lado.
-Hey, sabes...- Dijo Evie- Ahora que la barrera se abrió y los villanos, bueno, ex villanos, están libres... podrías... ¿conocer a mi mamá?- Acomodó su cabellera azul y miró a Doug profundamente a los ojos.
-Por supuesto lo haré. Todo por mi princesa.
-¿No tienes miedo de que... bueno... es la reina malvada...?
-Si, me asusta que no me acepte. Pero estamos juntos en esto- La abrazó y se quedaron así por un rato.
•~•~•
Dos días después, Evie y Doug estaban en la entrada a Auradon, Evie se mostraba más nerviosa que Doug.
-Tranquila- Doug la besó en la frente.- Estoy seguro que me va a aceptar.
Caminaron en silencio por el puente. Llegaron a la Isla. Evie miró a Doug. Doug miró a Evie.
-Sígueme. Mi casa queda un poco lejos.
La isla era grande, y estaba llena de gente, el bar de Úrsula estaba repleto. Por primera vez en más de veinte años, comida decente llegaba a la Isla. Ella sonrió débilmente.
El bazar de Jafar estaba abierto, Iago revoloteaba sobre las repisas llenas de cosas. Evie sonrió.
Pasó por la puerta de la peluquería de Lady Tremaine y su sonrisa se transformó en risa, la peluquería estaba abierta, aunque eran las diez de la mañana, y no paraba de salir y entrar gente. Hasta Lady Tremaine sonreía, lo que le daba a Evie una mayor esperanza a que su madre acepte su relación con Doug.
El castillo de la Reina Malvada estaba alejado de la ciudad, más cerca del único lugar donde, en su momento, llegaba agua para mojarse los pies.
El castillo estaba en inminente peligro de derrumbe. Ella lo tomó a Él de la mano y se acercó a la puerta.
Levantó la alfombra y sacó una vieja y sucia llave. La miró fijamente y abrió la puerta.
-¿Mami?- Dijo Evie con voz temblorosa.
Cerró la puerta despacio. Arrastró a Doug por la sala.
El sillón desvencijado, la mesa agujereada y el piso arruinado completamente, captó toda la atención de Doug.
-¿Aquí creciste?- Evie asintió con la mirada.
-La última vez que estuve aquí, esto estaba en mejor estado... pero... teniendo en cuenta que yo era quien limpiaba... nada, olvídalo.
Tomó a su novio de la mano y lo arrastró hacia la habitación de su madre.
La vió, maquillándose, como siempre. Le indicó a Doug que esperara en la puerta.
-Hola mamá- Dijo firme, la reina malvada no la escuchó.
-Mamá- Evie levantó el tono de su voz, nada.
-Maquillaje- Dijo molesta porque su madre no le prestaba atención
-¿Que? ¡Oh! Hola mi linda manzanita...
- Hola mamá- Evie saludó nerviosa.
- ¿Que haces aquí?- La Reina Malvada no sonrió, eso producía arrugas, según ella.
-Esto... Te quiero presentar a alguien- Evie tragó saliva- No es un príncipe para la realeza. Pero lo es para mí.- Le hizo una seña a Doug para que se acercara.
-El es Doug, hijo de mudito, mi... novio.
Evie cerró los ojos aferrada al brazo de su novio, esperando lo peor. Pero eso no pasó. La reina malvada se quedó en silencio. Mirando a Evie y a Doug continuamente.

Siempre te buscaré ~♡~ DEVIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora