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Otro día que no cierro mis ventanas.
En las noches extraño la luna así que voy a invitarla.

Escucho voces en las salas, quizás mamá ya volvió a casa.
Pero cuando reviso las paredes no hay nada, nunca hay nada más que un marco vacío, a veces estamos los dos y a veces estoy yo solo. Pero no veo mi cara.

Subo por las escaleras a mi habitación.
Estos días extrañé el salón de clases. Mamá dijo que no podía volver hasta que me cure, supongo que estoy enfermo.

Algo golpea el vidrio de mi ventana. Allí está él, el niño que he visto huír, quien se ha colado en mi jardín.
Ha lanzado una pequeña piedra, y mueve una mano saludando desde abajo.

— ¿Quién eres tú? — pregunto.

— Tu nuevo amigo.



El niño de cristal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora