Secuestrada [Justin Bieber] [PAUSADA♡]

Capitulo 7: El cuadrilátero.

 Sentía como las miradas se clavaban en nosotros, tomo de mi mano y me llevo hacia lo que parecía ser una fiesta. En la puerta, había dos hombres a cada extremo pidiendo los nombres de las personas que entraban y luego los anotaban en una ficha que llevaban en sus manos. Justin solo saludo con un movimiento de cabeza y entramos.

‒ Señor Bieber… -dijo el gigantesco hombre, mientras anotaba en su ficha.

No tenía la mínima idea para donde nos dirigíamos, solo iba tras los pasos de Justin.

‒ Hola, señor ‒saludo Justin a un hombre, gordo que aparentaba ser de plata.

‒ Bieber, no sabía que ibas a venir… ¿y esta preciosura quién es? – tomo mi mano, y dejo en ella un pequeño beso.

‒ Soy… ‒me interrumpió.

‒ Ella es Madison McDanields, de la que le había hablado.

‒  La nueva luchadora… ‒me examino de pies a cabeza.

¿Queeeeee? ¿Luchadora?

‒ Si, quería saber cuándo será su primera competencia.

‒ Ahora, así que prepárala ‒ordeno.

Yo, ¿Luchadora? ¡Ni en sueños! La única vez que estuve en una lucha física fue cuando nena, con mi hermano mayor pero jamás fueron enserio solo eran juegos de hermanos.

Justin tomo nuevamente de mi mano y me llevo hacia una de las tantas habitaciones que tenía el lugar, entramos y pude ver a la chica rubia abrir sus ojos como platos y al chico como me fulminaba con la mirada. ¡Dios me tocaba las peores cosas a mí!

‒ ¡Dios, lárguense! –tape mis ojos.

Estos tomaron su ropa y se retiraron de la habitación.

‒ Tendrás que acostumbrarte a este tipo de cosas.

‒ Ahg, me puedes explicar qué es eso, de luchadora, competencias… ‒dije enojada.

‒ Nada de charlas y más acción, en un rato más pelearás, no puedes fallar.

‒ Yo no sé de peleas.

‒ No es tan difícil, solo le das en la cara primero derecha, luego izquierda ella intentara golpearte, te agachas, con la izquierda le pegas en el abdomen y con la derecha en la cara, y con eso ya habrás ganado la competencia ‒dijo imitando cada uno de los pasos.

‒ Bieber, la pelea ya va a empezar ‒dijo un chico de cabello oscuro y ojos cafés, que se asomaba por la puerta.

‒ Vamos, te toca.

‒ No quiero.