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En la casa no había más ruido del necesario, incluso el despistado podría decir que se hallaba en silencio, mientras el más observador podría escuchar las leves risas provenientes de alguna habitación, las armas blancas siendo lavadas y ordenadas, el chillar de los metales rozándose entre sí y como se restregaba y limpiaba cualquier rastro de sangre de las superficies.

Pronto, a la sinfonía se le agregó el sonido de una llave siendo introducida en la cerradura de la puerta principal. La misma se abrió de par en par dejando ver a YukHei con una chica más baja que él, con suerte llegaba a su pecho, era pálida, de aspecto dulce, su largo cabello color chocolate caía por sus hombros y espalda, tenía un rostro delicado, mejillas levemente abultadas y labios color cereza que esbozaban una pequeña sonrisa sin mostrar sus dientes.

La chica entró a la casa después de que Yukhei le diera la indicación. Sus grandes ojos café examinaron sin interés la porción de la casa que se le mostraba, pero pronto se dirigieron únicamente a la silueta junto a ella y no se despegó en ningún momento del chino. En sus ojos, se distinguía un brillo con alguna especie de anticipación a algo que no pasaría, sólo que la pobre no lo sabía.

La guió hasta una de las tres habitaciones, ésta tenía una puerta de madera, lucía un claro desgaste y se podía notar como la madera comenzaba a pudrirse. Una vez la abrió pudo visualizar el cuarto, el cual parecía un viejo armario, no era especialmente grande y solo era iluminado por pocos focos, dándole el aspecto de esas películas de terror que jamás veía; tres jóvenes sonrientes aparecieron en su campo de visión, estaban casi al final de la habitación. La confusión era más que notable en el rostro de la chica, miró al más alto en búsqueda de alguna explicación y éste sólo se limitó a regalarle una ladina sonrisa, mientras cerraba la puerta dejándola encerrada junto a los tres chicos.

-¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Por qué me metieron aquí?- La irritante voz de la fémina martilleó las cabezas de presentes, bonitas sonrisas de satisfacción se comenzaban a formar en sus rostros al notar como el miedo crecía en la chica con cada paso que daban en su dirección.

- No pensamos que eras tan estúpida, pero parece que sí- Un puchero se formó en los labios de donghyuck, una vez estuvo lo suficientemente cerca de la chica, tomó su mentón con una mano y con la otra le dió un fuerte jalón a su cabello castaño.

- D-dejénme, por favor- Suplicó. El gozo crecía dentro de ellos al notar como la voz de la chica se quebraba más y más, como las lágrimas brotaban de sus ojos y en los mismos podían notar el terror que poco a poco se apoderaba de ella.

- Si que eres estúpida, creíste en dulces palabras y te dejaste llevar sin pensarlo demasiado, ¿No pensaste porqué un chico con pareja te invitaría a salir? - Donghyuck seguía tomándola fuertemente del cabello aún cuando ésta estaba arrodillada en el suelo -gracias a que él mismo la había tirado- . Suaves aunque sonoros sollozos provenientes de la chica eran la sinfonía que llenaban sus oídos.

Renjun, quien ya estaba harto de los quejidos de la más pequeña en estatura, y al notar que no se callaría por cuenta propia, le dió un golpe en la cabeza con su puño, quizás era quien tenía la complexión más delgada de sus amigos pero tenía la suerte de poder aplicar mucha fuerza en sus golpes. Por mero gusto repitió la acción, ésta vez en sus ojos y mejilla, notando como un hematoma comenzaba a formar poco a poco. La chica quedó aturdida y dejó de llorar, su mirada se mantenía gacha, tenía miedo de levantarla y ver qué harían con ella.

Jaemin se agachó a su altura, con una mano acariciaba suavemente el cabello perfectamente cuidado de la castaña, trataba de relajarla un poco y transmitirle seguridad. Bajo su tacto, sintió como los temblores del cuerpo de la chica disminuían levemente y esbozó una sonrisa. Tenía su otra mano abajo, colgando tras de sí, sólo que lo que ella ignoraba es que en ésta tenía uno de sus cuchillos favoritos, era pequeño pero muy afilado, tenía un mango muy cómodo y le fascinaba lo fácil que le resultaba cortar y clavarlo en sus víctimas. Cuidadosamente comenzó a levantar su mano para después clavar con fuerza el cuchillo en el brazo izquierdo de la menor, específicamente, en su bíceps.

common ; nct/wayv !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora