607 63 24
                                    

Taeil intentaba concentrarse en la lectura, llevaba diez minutos releyendo la misma línea, los gritos provenientes del piso de abajo lo distraían y perdía lo avanzado.

Dejó a un lado el libro y acomodó sus lentes, que comenzaban a resbalarse por el puente de su nariz, se levantó y subió algo de volúmen a la -ahora- casi inaudible música que se reproducía en su vieja radio. It's time to cry, de Paul Anka llenaba el ambiente y le proporcionaba calma.

Danzando levemente al compás de la melodía se recostó nuevamente en su cama, entrelazó sus manos sobre su abdomen y cerró los ojos.

A sus oídos llegaba una exquisita mezcla entre la voz de Paul y los gritos desesperados de la pobre persona que luchaba por vivir. sonrió sin mostrar sus dientes.

Taeil disfrutaba matar, sí, como cualquier otro. Lo había hecho antes, muchísimas veces. Tenía la dicha de contar con decenas de recuerdos de sus víctimas bajo él, implorando piedad, gritando desesperadas, tan patéticas como siempre. Le gustaba cerrar sus ojos y que las imágenes de las muertes se reprodujeran al igual que una vieja película en su memoria, como esas que ve con su pequeño antes de dormir.

Su manera de trabajar era limpia, muy diferente a sus amigos o su pareja, que disfrutaban el desastre que caracterizaba su modo de accionar. Taeil, como su personalidad, era suave, delicado, era limpio y cuidadoso. Sí, gustaba de causar dolor en sus víctimas, pero lo hacía con otros métodos, gracias a sus conocimientos en medicina y anatomía humana, logrando torturarlos sin manchar su ropa de sangre o al menos, no demasiado.

Tenía mucho tiempo sin jugar, lo extrañaba en demasía, pero hubo un punto donde prefirió enfocarse en otras cosas, como leer, aprender un idioma nuevo o tocar la guitarra, sin embargo, ahora esa sed estaba renaciendo.

En sus manos tenía ese ya tan conocido hormigueo por querer apretar con ellas, quizás una garganta, privar de aire al cuerpo. su boca se hacía agua cada vez que escuchaba los golpes y los gritos, cuando su pequeño subía con sus ropas y su hermosa piel canela manchadas en sangre y él como buen novio, lo limpiaba lamiéndolo.

Sí, a taeil también le gustaba la sangre, pero no era algo fuera de lo común. El sabor metálico y algo salado que tiene lo enloquece, a veces se hiere únicamente para poder probar un poco, en otras ocasiones hace cortes en la piel de su novio, siendo la sangre de éste último su favorita en el mundo, es por esto que ambos lucen preciosas cicatrices en sus brazos y otras partes del cuerpo. Todas las noches recibe su recompensa y es que donghyuck llega cada noche con su taza favorita hasta el tope de sangre, de su reserva personal, calientita y perfecta para proporcionarle un descansar correcto.

Había probado la carne en más de una ocasión pero no le agradó, quizás un brazo o una pierna cada tanto, pero prefería otras cosas. La carne humana era muy complicada, debías cuidar lo que comiera tu presa, así la carne sabría mejor, y debido al estrés que sufrían sus víctimas antes de morir, la carne era dura. Probó comer algunos trozos de piel pero fue cómo masticar una gomita de frutas, solo que era salada, y le fastidió tener que masticar por un prolongado tiempo, sumándole el cansancio de su mandíbula.

Taeil extraña mucho mucho, muchísimo, el poder que sentía casa vez que las llevaba a su destino, sus ojos cristalinos perdiendo la vida, los gritos, el dolor, ver cómo daban su última respiración, todo lo disfrutaba al máximo. Pero sobretodo, lo que más le gustaba hacer, era abrir a su víctima, haciendo una incisión desde el esternón hasta su abdomen y ver cómo su corazón poco a poco dejaba de latir, ese corto lapso de tiempo le parecía tan mágico. Ver cómo el órgano se contraía con cada latido, cada vez volviéndose más débil hasta que inevitablemente se detenía.

Y allí estaba, sentado en la ventana de su habitación viendo hacia la calle, mientras jugaba con su cuchillo, lo lanzaba, lo atrapaba y repetía la acción. Estaba tan ansioso de una víctima y la quería ahora.

common ; nct/wayv !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora