Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Miró a su alrededor confundido, todo se veía normal, no había ningún tipo de anomalía en ese lindo pueblo llena de gente amable y de buena fe.
Entonces, ¿cuál era su misión ahí?
John no estaba dudando de su Creador, ¡él no sería capaz de desafiar a su Padre!
Pero el estar merodeando entre simples humanos significaba que debía esconder sus alitas y le causaba dolor.
El castaño prefirió dejar de protestar y para mostrarle su arrepentimiento a Dios entró a la capilla de la localidad. Con pasitos inseguros bajo las miradas de todas las personas que asistieron a misa ese domingo, el ángel encontró lugar muy cerca de donde se encontraba el coro.
Encantado por el gran don que les había obsequiado su Padre, Johnny sonrió enternecido por los niños y adolescentes que lo miraban curioso sin dejar de cantar. Pero cierto mortal logró que sus mejillas se tiñeran de rosa con un simple guiño y una sonrisa coqueta.
Oh, claro que lo conocía. Era Kim Doyoung.
Había estudiado a los pobladores de la zona, y Kim no era malo, pero parecía estar perdiendo la fe en Dios. Y algo en la mente de Johnny hizo click, ¡era él, Doyoung era su misión!
Mientras esperaba a que Doyoung terminara de cantar, Johnny pensó mucho en un buen plan para convencer a Doyoung, ¡no podría ser tan difícil!
Sonriendo satisfecho y orgulloso con su plan, Johnny se felicitó internamente. Sus superiores amarían su gran trabajo y dejarían de verlo como un niño.
–¿No te agota?
El castaño pegó un saltito en su lugar por el susto, pero su expresión de sorpresa cambio a una confundida, ¿agotado él?
–Uh, ¿qué cosa? –El pequeño ángel tropieza con sus palabras y lo mira con ojitos de cachorro confundido, Doyoung sonríe de lado y lame sus labios como si fuera un depredador acechando a su presa.
-El ser tan malditamente caliente. - Y las mejillas de Johnny se colorean de un intenso rosa y su boquita se abre sorprendida dejando que escape un jadeo. Doyoung no solo blasfemó, sino que también utilizó una palabra tan vulgar, y lo peor de todo es que, ¡ni siquiera luce arrepentido!
¡Y se ríe!, John no sabe si se burla de él y su inocencia como muchos humanos, o si sólo era una broma terrenal que él no entendió. No puede evitarlo y en poco tiempo sus ojitos se cristalizan y sus labios forman un puchero.
Rápidamente la expresión divertida de Doyoung cambia y dibuja una arrepentida.
–Hey lindo, eso era un cumplido. –El pelinegro se acerca y de forma natural posa sus manos en su cintura y dibuja círculos con su pulgar sobre la fina seda con la que viste Johnny como si tuvieran suficiente confianza pero esto no logra incómodar ni un poco al ángel. –Dejame compensarte esto, ¿te gustaría venir a mi casa?
