Ambos sujetos se encontraban en distintos sectores de su morada, esperando algo que sabían que no ocurriría, mas se engañaban a sí mismo que así sería. Sumergidos en sus pensamientos, admiraban la nada, recordando los momentos insuperables y tortuosos de su larga vida.
Llegaron al mundo condenados por la maldición de la vida eterna y el poder insuperable corriendo por sus cuerpos. Los tiempos de gloria quedaron en el pasado, y ahora sus anatomías parecían estar en proceso de descomposición por dentro ante la falta de una llave que impulsaba sus ganas de continuar. Estaban cansados, tanto física como mentalmente. Se sentían sofocados, sin aire y sin las energías suficientes para rogar por más tiempo en este mundo.Los pacientes tenían poco tiempo de vida, y eran conscientes de eso. Únicamente se mantenían gracias al intravenoso del sentimiento de doble filo que guardaban en sus pechos. Pero a pesar de eso, la frustración y las bajas expectativas de continuar adelante estaban presentes en ellos en todo momento.
Sin rumbo y sin saber cómo continuar, los hermanos reposan por culpa de aquella horrible y placentera enfermedad en su sistema.En ellos aún vivía una pequeña chispa de calor, la cual parecía avivarse con el recuerdo de la sonrisa de la mujer que tuvo el honor de tener sus corazones, pero el descaro de abandonarlos.
Al recordarla, sus pechos dolían y desprendían algo inexplicable, algo complicado de expresar en cualquier tipo de lengua que conocieran y hablaran.«Si el amor desprende calidez,
entonces sus pobre cuerpos se encontraban sumidos en un
inmenso mar de llamas»Esos hermanos, aún siendo prisioneros de su propia mentira y malestar, en un crítico estado, agotados y rendidos, aún anhelaban más tiempo. Eran seres egoístas y codiciosos. Vivieron cientos de siglos. Vieron mucha gente llegar e irse de este mundo, y vieron a todas las estaciones repetirse innumerable de veces, pero desean vivir un poco más en aquel hoyo de sentimientos, así experimentar cada rincón de su enfermedad.
No quieran admitirlo, ya que en sus corazones aún quedaban grandes restos de un orgullo inquebrantable que cultivaron a lo largo de sus vidas, pero temían por su existencia. Los grandísimos fundadores tenían miedo. Desconocían lo que había del otro lado del sendero de la vida, pero lo que más resonaba en sus inquietas mentes era la duda sobre si el recuerdo de aquella mujer también desaparecería junto a su vitalidad.Cuando aquella persona ingenua dueña de la sonrisa más bella dejó este mundo, fingieron que su ida no influyó mucho, y trataron de avanzar a la siguiente hoja de su historia, pero aquellos seres se vieron estancados gracias al hueco que la fémina dejó.
Pasaron por muchas etapas a lo largo del duelo: indiferencia, luego melancolía seguido de la ira y de la tristeza. La desesperación tampoco tardó en llegar junto a la abstinencia de aquel líquido carmesí, y llegaron a un punto en donde quisieron hacerla desaparecer de todos los rincones. Hacer que su escencia desapareciera del recuerdo de sus fosas nasales y de las sábanas y que el hilo rojo que los conectaba, aún a pesar de la muerte, siguiera ahí. Internaron romperlo, destrozarlo y hasta estrangularse con él, así sentir menos. Pero la enfermedad les ganó. La mentira disfrazada de esperanza no tardó en envolverlos, y se refugiaron en la calidez que les hacía sentir los recuerdos hechos con la difunta humana.«Llegado tal punto, sus pulmones parecían estar en fuego.
Les costaba respirar, pero
lo único que podía aliviar
su dolor era la anestesia
de su sonrisa»El calor que sentían en ellos por aquel recuerdo que tomaba forma en sus sueños jamás pudo ser retenido por las gasas, y con el tiempo, el incendio los consumió, hasta llegar al punto en donde se encontraban hoy mismo: a la espera del final.
Sin saberlo, ambos inmortales pactaron vivir en una mentira, con la idea de que ella algún día volvería por ellos y esos días gloriosos estarían nuevamente en pie.
El albino era el más afectado, ya que seguía padeciendo los malestares que le provocada la enfermedad que arrasó con todos los de su especie. El menor, por otro lado, aunque no era capaz de contraer dicho mal, no encontraba ya sentido a continuar. Aunque su grandísimo orgullo y conciencia le gritaba que era un estúpido por estar en aquel estado tan deplorable, su único ojo se cerraba cada vez más hasta llevarlo a un sueño profundo, el cual se hacía cada vez más profundo y difícil de despertar.
«Sin saberlo, el tiempo comenzó a detenerse poco a poco.
Los días pasaban y las flores se secaban hasta marchitarse»No sabían cuándo llegaría el día en donde su clan parecerían junto a ellos o cuando superarían a la mujer de cabellos rubios y acciones puras. Dejaron de luchar y bajaron los brazos. Nuevamente ambos se encontraban encerrados y sin una visible posibilidad de escape, solo con el consuelo de que ella estaría esperándolos en aquel lugar divino en el cual ella añoraba llegar algún día.
«Un paraíso en donde podré descansar a tu lado y verte sonreír...
¿En verdad existirá un lugar así para mí?»
✧˖°Nota de la escritora perezosa:
Desde hace varios días que estaba escribiendo esto y no quedaba conforme con el resultado, pero por fin he podido mejorarlo hasta quedar satisfecha. TuT
Para escribir todo esto me basé en la canción que comparte título con este apartado: The Disease Called Love. Simplemente quedé fascinada al escucharla por primera vez, y quise escribir algo relacionado. <3Espero que haya sido de tu agrado, lector bonito, este capítulo medio sad¿ y corto, pero hecho con cariño♡
Nos vemos luego. ;u;/♥
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❝ Endless ❞┆ ❪ DL ; Tsukinami ❫
Fanfiction❦┊Así como el dolor y el amor, lo suyo no tenía final. Era un ciclo de puro sadismo y a la vez de placer causado por aquellos colmillos bajo la resplandeciente Luna. Ellos no le darían fin a todo aquello, ni mucho menos a su sufrimiento. Jugarían c...