Su existencia podría describirse cómo insípida, empezando el día con un trabajo simple —pero bien pagado— para luego irse a dormir hasta que su cuerpo se lo permita. Bien, que su puesto informal le dejaba una vida cómoda en la que él podría ser su propio mapa y jefe si lo ponemos así, aunque lo dejaba sin algo apremiante por lo cual esperar.
No había nada de pasión ahí. Sólo acciones repetitivas que al final aburrían.
Pero, ahora mismo se hallaba bajo el yugo del joven emperador, cuya presencia le podría recordar a Kaminari como un chiquillo teniendo un berrinche. Este cambio en su rutinaria vida era aquello que quizá le faltaba, pero sería mejor no decirlo.
Por otro lado, sí tenía la intención de decirle al contrario que su actitud dejaba mucho que desear para ser alguien de linaje real; eran muchas las ganas de hacerlo, pero el sentimiento de no ser torturado hasta morir era más fuerte.
Usualmente podría soltar sus comentarios sarcásticos y mostrar su rebeldía sin importarle las consecuencias; pero, conociendo al emperador y las míticas leyendas que arrastran su nombre, ahora mismo no tenía ganas de morir y ser enterrado en alguna fosa común, además de que su preciado honor quedaría hundido entre el fango.
Y no, eso sí que no.
Se truena los dedos en un intento de calmarse. Respira profundamente antes de seguir escuchando al intimidante hombre de los ojos color sangre. Él hablaba de la importancia de la corte y otras cosas que tenían que ver con la lealtad y el bienestar del pueblo.
Sí, bueno. ¿Cuándo iba a terminar?
El aburrimiento le golpeó inesperadamente y sin controlarlo empezó a moverse sin salirse de su lugar, como si diera vueltas sobre su eje sin dejar de mirar al emperador.
—¿Quieres ir al baño o qué? —terminó por cuestionarle el hombre, cuyo tono de voz cansino le hizo denotar que le estaba haciendo perder la paciencia.
—No —le dijo sin pensarlo. Y aunque la corta respuesta no convenció al cenizo, no preguntó de nuevo. Kaminari paró su movimiento hasta pasados dos minutos.
Casi parecía que estaba reteniendo ganas de salir corriendo y no mirar atrás. Bakugou alzó una ceja para ver de nuevo esa actitud extraña.
—¿Qué diablos te pasa? —Ah, el lenguaje florido de su majestad tomó por sorpresa al rubio. Y en vez de cohibirse por tal frase dicha en un gruñido, sólo limitó a reírse.
Katsuki se quedó callado. Nadie nunca se había burlado.
—¿De qué mierda te ríes? —cuestionaba ya furioso, con las venas ya mostrándose en su frente.
Kaminari tragó saliva, pero a pesar de ello no paró de reírse. La forma en que su nariz se fruncía entre carcajadas era algo curiosa, o eso pensó el emperador.
—No, es que me sorprende que su majestad use tales palabras —le confiesa aún sintiéndose risueño por el habla de la autoridad real.
Katsuki puso los ojos en blanco y casi se choca la mano con la frente en un impulso.
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El gorrión y el emperador || Bakukami - Kamibaku
Fanfic«Mensajero de la muerte y viajero de las nubes: tu destino ha cambiado» El rebelde y despreocupado mensajero que da noticias de guerra y muerte en el reino de Nur es elevado a una nueva categoría, al menos de manera social. Un adolescente que transm...