La preparación de algo especial, lleva su tiempo (parte I).

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La puerta de la cocina se empezó a abrir lentamente. Y al abrirse completamente, los cinco maestros pudieron ver que se trataba del Maestro Shifu. Quien sostenía en su mano un pequeño papel (que había dejado antes en la cama de Po, pero decidió volverlo a leer bien) con algo escrito en el.

Todos se quedaron completamente quietos donde estaban, observando como Shifu lentamente se adentraba en la cocina mientras iba leyendo el pedazo de papel (por una segunda vez), para luego voltearse y dirigirse a los Cinco con un suspiro.

"*suspira* Bueno, parece que Po no va a venir a hacer el desayuno porque salió a comprar algunas cosas para el día de hoy. Así que diríjanse al Salón de Entrenamiento. Yo voy a intentar relajarme un poco," Ordenó con serenidad el Gran Maestro, intentando no enfurecerse y romper todo lo que estaba en la cocina, manteniéndose calmado. "*hace añicos la nota* Porque como ese panda no se presente para antes de que comiencen a llegar los invitados, yo mismo me encargare de traerlo y hacerle pasar tres semanas sentado sin mover un solo músculo en la gruta del dragón por más de una semana entera." murmuró Shifu, casi rompiendo su serenidad para luego servirse una taza de té e ir tomando de la taza mientras se dirigía al Salón de los Guerreros a paso lento. "Os alcanzaré cuando me termine esta taza de té." agregó saliendo de la cocina el panda rojo.

"¿Eso... significa, que no vamos a comer?" Preguntó un poco confuso Mantis desde el hombro de Mono (quien aún seguía arrodillado al lado de su tarro de galletas vacío) a los demás.

"NO." Le respondieron inmediatamente fastidiados los otros 4 maestros que estaban en la cocina con él.

"... Yo solo quería saber." Chilló Mantis, refugiándose de las miradas furiosas de sus compañeros.

"Bueno, ya no tenemos nada que hacer aquí, así que creo que ya deberíamos ir al Salón de Entrenamiento." Decía Grulla, levantándose de su asiento, dirigiéndose a la salida de la cocina y abriendo la puerta para salir.

"Grulla, ¡espérame!" Le siguió inmediatamente Víbora, repitiendo la acción del ave. Dejando a Tigresa, Mantis y Mono en el mismo lugar. Solos.

Varios minutos después...

"¿Ustedes dos no tienen nada mejor que hacer?" Preguntó ya muy irritada Tigresa a los otros dos Furiosos que quedaban.

"Ahora que lo pienso... *pasándose las pinzas por la barbilla* Hmm... Creo que si... Oh, espera... No. Nada hasta donde yo tengo entendido." Le respondió con simpleza Mantis, saltando del hombro del primate para seguir saltando por los platos vacíos que estaban allí, e ir de plato en plato intentando ir cada vez más rápido.

'*cerrando los ojos* Por favor Tigresa, si vas a matar a uno de los dos... ¡Que no sea yo! Aún quiero seguir vivo para poder hacer todas las cosas que no he hecho.' Imploró Mono en su mente al ver la reacción de la felina rayada, quien se estaba irritando; tenía un tic en su oreja izquierda y gruñía por lo bajo por lo que Mantis hacía.

"Bueno, si quiero superarme, debo hacerlo mucho más rápido. *empieza a saltar* Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco, ups *se resbala* ... Mi error." Se disculpó Mantis por haberse resbalado y dejar caer un plato al piso. Rompiéndolo en pedazos.

"¡Ya para! Deja de ir saltando de plato en plato. Ya has roto dos y hasta donde tengo entendido, no trabajas y no tienes dinero suficiente como para comprar nuevos, ¡¿o sí?!" Rugió la felina ya completamente furiosa a la mantis, la cual se había asustado tanto por el rugido que al intentar llegar a uno de los platos, perdió el equilibrio y se cayó junto con otro de los platos (rompiendo el plato en el proceso).

Unas Fiestas Alucinantemente Inolvidables | Kung Fu PandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora