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—¿donde están los chicos? llevamos esperándolos una media hora —preguntó el de lentes.
—bill me dijo que iban a comprar unas cosas a la tienda y venían.
dijo beverly muy ¿segura?
—sí, pero se están tardando mucho
—¡eddie! ellos están bien, probablemente aún siguen en la tienda. quizá hay mucha gente y deben de estar haciendo fila —beverly pensaba en como estarían los chicos y lo mucho que han debido esperar— tan cansados...
.
—¡bill, me estoy cayendo de la bicicleta!
el aire agitaba el cabello de bill y el mío, podía imaginarme su sonrisa en el rostro mientras pedaleaba contra el viento.
—¡descuida, no te caerás mientras te agarres de mí!
sentícomo una de las manos de bill tocaba las mías y las acariciaba con sus dedos, las cuales estaban posicionadas al rededor de él. me recorrió un escalofrío. ese gesto se sintió... tan puro, tan especial, tan único...
aúnasí, la bici seguía en pie y moviéndose. siempre me habíacostadomantener la bicicleta con una mano, pero a bill parecía salirle a la perfección, sin darse una vuelta mal planeada o algo así.
—bill...
se soltó.
movió su mano de la mías y volví a sentir el aire frío.
—¿qué hora es? se supone que deberíamos de haber vuelto en mucho.
—no lo sé, es tarde.
—volvamos. de seguro beverly y los chicos están preocupados.
beverly...
—debemos de pasar a la tienda a comprar algunos refrescos, para que no sospechen. digo... por la demora.
