Capítulo 22: Alergias.

715 68 1
                                    


No era un secreto que la comida favorita de Tsu era la italiana por lo que poder comer su comida favorita directo de la fuente fue como un sueño hecho realidad y enseguida felicito hasta al mesero, causando que hasta el chef se interesará en ella lo que dio lugar a una amena conversación y compartir alguna que otra receta o secreto culinario, sinceramente Tsu pensó que quizás no todo de estar en este tiempo apestaba.

— Gracias por el avisó. — Dijo Reborn de forma sarcástica refiriéndose a como les abandonó luego de que la japonesa les mandará a comprar.

— No hay de que. — Sonrió Lal tomando de su café.

— ¿Donde esta Ange? — Preguntó Verde mirando alrededor, aún quería hacerle varias pruebas y preguntas desee posible.

— Hablando con el Chef, quería preguntarle sobre el almuerzo. — Contestó Colonnello.

— ¿Y de dónde saliste tu? — Elevó una ceja Reborn tomando una silla para sentarse en la mesa con ellos.

— Somos un paquete, Kora. — Dijo abrazando a Lal de los hombros sacándole la lengua.

— Saca tus manos, imbécil. — Le alejó Lal.

— Oh miren llegó Satanás. — Comentó Tsu una vez salió de la cocina con un helado en mano.

— No sabía que vendían helados aquí.

— No lo hacen, el chef lo hizo para mí mientras compartíamos recetas también me recomendó algunos lugares. — Se bajó de hombros viendo al científico. — ¿Ya hicieron las compras? Quiero probar algunos platos.

— Están en el auto aunque la cocina no esta en las mejores condiciones para ser usada. — Contestó el científico.

— Lal ¿Me Puedo quedar contigo? Se cocinar y te doy de mi helado. — Propuso Ya que no estaba tan loca como para quedarse con Reborn o alguno de los otros.

— ¿Crees que tengo cinco acaso? — Pregunto elevando una ceja, la chica le agradaba si, pero de ahí a dejar que una completa extraña con un pasado o futuro misterioso era algo totalmente diferente.

— Puedes quedarte conmigo. — Ofreció Reborn con una sonrisa siendo totalmente ignorada por la chica.

— Verde ¿No tienes algún otro lugar?

— Ese era "mi otro lugar" — Suspiró, esto de tener que mudarse constantemente se estaba saliendo de control y metiendo en su presupuesto para más herramientas... ¿Quizás era tiempo de cortar algunas cabezas e imponer respeto? Pero eso sonaba tan tedioso... Quizás debería hacer un robot que lo hiciera por el...

— ¿Que hay del lugar donde me llevo Lal? — Intento el que creía era un punto neutro. — Es una casa y aunque solo tiene lo básico no necesito mucho.

— ahí es donde trabajamos Kora, sin ofender pero no podemos tener a un tercero escuchando nuestras conversaciones. — Todos en la mesa miraron al rubio asombrado.

— ¡Wow! Realmente tiene cerebro, no toda la esperanza esta pérdida señores y señoras. — Le felicito Reborn con malicia.

— ¡¿Que dijiste Kora?! — Le salto encima el rubio comenzando una pequeña riña entre ambos.

— ¿Y a donde tienes planeado ir? — Dejo de prestarles atención Tsu viendo al científico.

— Tengo un conocido que me recibe durante estas situaciones, por su personalidad dudó que tenga un problema en que te nos unas.

— Si tú "conocido" es Fon tendrán un gran problema. — Sonrió Lal terminando su te. — su cerebro hizo corto circuito cuando le presente a Ange.

— Eso es biológicamente imposible. — Dijo logrando hacer a la militar rodar los ojos.

— Tan solo digo que terminaran con todas las ventanas rotas oh espera, vive en el décimo piso, lo matarás. — Río despacio al recordar la escena anterior.

— Eso... Nos deja con una opción. — Suspiró el científico sacando su celular, no era la mejor opción pero era la única que le quedaba.

— Oh, planeas usar al lacayo ¿No? Bien jugado. — Le reconoció viéndolo irse a hablar por teléfono.

— ¿Lacayo? — Pregunto curiosa Tsu, ¿Porque ese termino le sonaba de alguna parte?

— Es el novato del grupo, por lo que nos tomamos ciertas... "Libertades" con el. — Explicó Lal.

— Oh Como en la cadena alimentaria. — Asintió Tsu sintiendo lástima por el pobre sujeto que tenía que lidiar con las excentricidades del montón de lunaticos que eran los Arcobaleno.

— Nos vamos, nuestra residencia temporal Ya Está lista — Aviso Verde y Tsu le dejó su helado a Lal.

— Gracias por todo Lal, que tengas un buen día. — Le deseo al despedirse sin molestarse en ver al par de cavernícolas que seguía peleando a cabezazo limpio.

— Adiós Mocosa, Buena suerte con el científico loco. — Se despidió tomando una cucharada del helado sintiendo una leve molestia al ver a la chica desaparecer de su vista... ¿Quizás comió mucho? Bueno, no importaba no podía dejar un helado sin terminar, sería rudo con el chef.

— ¿Cuánto te tomara arreglar la bazooka? — Pregunto la castaña una vez estuvieron en el auto camino a su hogar temporal.

— Es difícil saber... Tengo que conseguir los planos con los Bovino y ver cuánto se puede salvar de la original, quizás necesite alguna partes nuevas...— Comenzó a murmurar y la chica asintió levemente todo lo que decía parecía muy racional la verdad...

— Asi que llevará un tiempo... — Susurró quedándose callada.

Verde espero que nuevamente se lanzará a su yugular o que le gritara a lo menos por lo que giró su rostro para verle con curiosidad encontrándose con algo que no espero ver. El rostro de la japonesa cubierto en lágrimas... Estaba llorando...

— ¡¿Eh?! ¡¿Porque estás llorando?! — Pregunto el científico entrando en pánico por una razón que no podía descifrar.

— ¡No estoy llorando! — Se defendió Tsu al verse atrapada pasando sus manos por sus lágrimas para limpiarlas. — ¡Son alergias! — justificó inflando sus mejillas. — Además ¿De que me va a servir llorar? No me dejara más cerca de mi familia... Es inútil y solo terminaría por cansarme...— Añadió cada vez con una voz más rota y lastimera finalmente logrando que el científico entendiera.

Ella estaba asustada.

Finalmente luego de todo lo sucedido logro procesar la realidad y la gravedad de lo que estaba pasando, era normal que llorará, cualquiera en su situación se habría derrumbado mucho antes y aún así todo el tiempo actuó tan confiada... Una máscara para no demostrar debilidad frente a extraños probablemente, un método de supervivencia.

— Soy un científico genio, así que por supuesto te enviaré a tu casa en un parpadeo para que las alergias no te molesten más. — Dijo colocando una mano en su cabeza para desordenar su cabello. — Hasta entonces está bien si tan solo dejas las lágrimas salir, será peor si no lo haces. — Añadió y si en ese momento pequeños sollozos se dejaron oír de seguro eran sonidos que el viento arrastraba por la ventana del taxi.

The Angel and The Beast's FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora