Así que ese chico, Eduardo, resultó ser gay y yo le gustaba. Pero a pesar de lo que me dijo Carlota no me constaba del todo. Aunque no había motivos para que el tal Thiago mintiera acerca de ello. Demasiada información para un sólo rato, y nuevamente iba distraído, sólo a mi me pasaban esas cosas.Durante todo el camino de regreso a casa era en lo único que pensaba. ¿Y si me decía algo Eduardo? ¿Qué le diría? Yo no era gay, tampoco tenía nada en contra de ellos, pero...no podía corresponderle. Ah, era demasiado, era una locura. Al poco tiempo por fin llegue a mi edificio, subí en el elevador y cuando llegue a mi piso, justo cuando las puertas se abrieron, frente a mi se apareció Emilio. Mi mejor amigo, Si, a él le necesitaba más que a nadie en esos momentos. Una enorme sonrisa se formó en mis labios de sólo verle. Corrí hasta él y le abracé con tanta fuerza tuve. Emilio me recibió en sus brazos y hasta soltó un par de risas.- Hey, ¿qué sucede? - Me preguntó con cierto asombro en su tono de voz, pero sin soltarme. Aún tenía ese aroma a pizza pues aún no se quitaba el uniforme del trabajo. En sus brazos sentía una extraña seguridad que no sentía con nadie más, Así que me quedé otro poco ahí.- Hoy que saliste temprano, ¿podemos salir? Quisiera despejar mi mente. - Le pedí, estaba tan clavado con ese asunto de Eduardo que lo único que quería era olvidarme de él un momento. - ¿Tuviste un mal día? - Me preguntó y realmente me sorprendió ver lo bien que Emilio me conocía, de inmediato se dio cuenta de que algo había pasado.- Algo así, ¿si vamos? - El contrario asintió con una sonrisa en el rostro, y entonces le solté para correr hacia el interior de mi departamento. Sólo debía cambiarme rápido y podría salir con mi amigo. En tan sólo 5 minutos ya estaba a fuera, llevando ropa mas cómoda, unos simples jeans, una camiseta holgada y unos tenis bastante ligeros. Emilio me había esperado y en cuanto me vio salir caminó hacia el elevador a mi lado. Lo tomamos para bajar y así salir del edificio. Realmente necesitaba de mi Emilio para borrar tanta cosa que llevaba en la cabeza.- ¿Qué te parece ir al cine? - Me preguntó. Días antes habíamos hablado sobre ver una película de terror en el cine, pues yo nunca había experimentado eso. De inmediato asentí.- ¡Claro! Ahora podemos ver la peli de terror de la que te hablé. - Respondí, siempre sonriente y emocionado con la situación. Tal vez para muchos era sólo una bobada, pero yo nunca había visto una película de terror en el cine y siempre había escuchado de lo divertido que era, Así que la idea me tenía eufórico. Mientras caminábamos y luego de un rato de hablar sobre la película que veríamos, pensé en contarle lo que pasó a Emilio, al final era mi mejor amigo y siempre le contaba todo, Así que le miré de reojo, me mordí el labio inferior y respire hondo antes de platicarle.- Emilio, ¿qué piensas de los gays? - Sólo eso se me ocurrió para comenzar.- ¿Qué pienso de ellos? Pues...pues...- Por algún motivo lo sentí nervioso, su mirada se desviaba, podía jurar que el tema no le estaba haciendo sentir muy cómodo.- Muy su problema, ¿no? - Respondió y no era exactamente lo que quería escuchar. Asentí sólo un poco, hubo un silencio bastante incómodo, hasta que llegamos al cine y entramos juntos a éste. Ya no pude decirle nada de Eduardo, pensé que era homofóbico o algo así, por lo que preferí guardar ese secreto.Ambos caminamos a la taquilla, las dos personas antes de nosotros se fueron rápido, y cuando nos tocó, Emilio pidió las entradas, incluso las pagó y cuando salimos de esta le tome del brazo para jalarlo hacia la dulceria. - ¡Ven! ¡Quiero palomitas!- Le dije aun mas emocionado que al inicio pues ver la película de terror era todo un hecho. Lo jale hasta que llegamos a la dulceria, justo frente al mostrador. Ahí pedí unas palomitas grandes y una soda enorme que podíamos compartir. Yo siempre fui malo para eso de comerme las cosas sólo, siempre me llenaba antes así que compartir con Emilio era la mejor opción. Pedí incluso unos chocolates que me encantaban y ahora fue mi turno de pagar. Mientras me despachaban, pude notar a mi amigo algo distraído, como si estuviera pensando en algo y seguramente no era sobre la película. Le mire un momento y tal vez sintió mi mirada que volteó a verme y me sonrió sólo un poco. - ¿Ya? Debemos entrar a la sala.- Dijo, pero yo seguía pensando en que algo le pasó desde que mencioné la palabra "gay". Yo asentí, tomé la charola con las cosas que había pedido y caminé hacia la sala que nos tocaba, él iba detrás de mi con los boletos en la mano. - ¡Ya quiero verla! - Dije casi gritando de la emoción cuando Emilio entregó los boletos al chico de la entrada de la sala. Él sólo se rió y juntos entramos para buscar nuestros asientos que estaban hasta arriba, justo en el fondo.Cuando llegamos a los números que nos tocaban, nos sentamos y yo puse las palomitas en mi regazo. Las luces no tardaron en apagarse y así comenzó la película. Aquel filme transcurrió con normalidad, a veces me asustaba y daba pequeños saltos en mi asiento para luego terminar riéndome de como me asustaba. Comía palomitas, le daba sorbos a la soda, y entonces el celular de Emilio vibró. Él lo sacó del bolsillo de su pantalón, yo me asomé a ver la pantalla de forma sigilosa. Había abierto el chat de alguien a quien tenía registrado como "Mi amor". ¿Mi amor? Según yo Emilio no tenía pareja, era un lobo solitario en espera del "amor de su vida". Entonces caí en cuenta de que nunca habíamos hablado de su vida amorosa. Él me conocía por completo pero, ¿qué sabía yo de él? La verdad me dejó pensando, ¿por que nunca me había hablado de "su amor"? Comencé a sentir que no confiaba en mi, que tal vez yo no era tan especial como él para mi. Hasta la emoción de la película se me había bajado. Respire hondo y le miré un momento.- Voy al baño. - Murmure, él asintió y así le deje la charola en el regazo para ponerme de pie y salir de la sala. Me sentía algo decepcionado, caminaba incluso desganado hacia el baño, cuando vi a una chica jugar en una de esas máquinas donde sacabas peluches. Había fallado, así que se puso a gritarle a la máquina. Yo me reí.Me acerqué a la chica para brindarle mi ayuda, tal vez yo podría sacar un peluche para ella. Cuando me acerqué, ella se hizo a un lado, yo le sonreí. Saque una moneda de mi bolsillo del pantalón, la metí en la máquina y está comenzó a funcionar. Tomé las palancas para mover aquella garra, adelante, atrás, derecha, izquierda y entonces la fui bajando hasta que tomó un unicornio de peluche. ¿Había sido suerte? Tal vez, pero logré sacarlo. Cuando cayó, lo tomé, miré a la chica que me veía sorprendida, y se lo entregué. - Toma, es para ti.- Ella se quedó boquiabierta cuando le acerqué el peluche. Dudosa lo tomó, miró el peluche y luego a mi así que sólo le sonreí. - Gracias. Aamm me llamo Rosa. - Me dijo la señorita, ya más en confianza, y sonriente por el premio que le había dado. A final de cuentas lo saque para ella. - Soy Joaquín, pero mis amigos me dicen Joaco. - Estire mi mano hacia la chica y ella la estrechó en un saludo. Ahora que la observaba mejor, Era una chica bastante linda. Sus ojos eran claros, su piel aperlada, sus cabellos estaban ligeramente rizados, de color castaño claro. Llevaba una sudadera verde agua que no dejaba ver del todo su silueta y unos jeans de mezclilla. Se veía una chica bastante sencilla pero demasiado linda y tenía una sonrisa muy hermosa. - Es todo un placer, Joaquín. ¿Vienes sólo? - Me preguntó la chica, a lo que negué un poco y entonces recordé que Emilio estaba en la sala. Seguro ya se estaba preocupando por mi.- No, vengo con un amigo. ¿Y tu? - Le pregunté. Ella miró hacia atrás donde estaba un grupo de chicas que platicaban y se reían.- Vengo con ellas, son mis amigas. - Una pequeña risa salió de sus labios, yo sólo sonreí. Me estaba pareciendo una chica muy dulce, y esos ojos...pero Nuevamente recordé a Emilio y que debía volver, así que saque mi celular y mire a la chica.- Debo irme ya, mi amigo me espera, pero...¿me darías tu número? - Sabía que sonaba algo atrevido o aventado, pero estaba seguro de que si no le pedía su número en ese momento ya jamás la vería y la verdad esa chica fue para mi a lo que le llaman "amor a primera vista".- Claro, préstame tu celular.- Ella tomó mi teléfono y tecleo su número, así como registro su nombre. Pensé que sería más difícil pero tal vez yo también le había gustado. Cuando me devolvió mi teléfono lo guarde en mi bolsillo, casi como si de un tesoro se tratase pues en él estaba el número de la chica que tal vez siempre estuve esperando.- Gracias. Bueno...espero verte luego, ¿si? - Le dije a la chica, a la que me acerqué para besar su mejilla como despedida. Nuevamente le sonreí, y pude notar un sonrojo en las mejillas ajenas, ahora se veía más linda.- Si, llámame, ¿de acuerdo? - Yo asentí sin dudar, con una sonrisa aún más amplia y entonces caminé de vuelta a la sala. Incluso había olvidado que iba al baño. Cuando volví, lo hice con mucho cuidado pues estaba oscuro y lamentablemente sufría de una leve ceguera nocturna. Lo que quería decir que en la oscuridad tenía problemas para ver o distinguir cosas. De salida me fue más fácil pues me guié con la luz de la pantalla pero de regreso fue complicado. Tanto que iba demasiado despacio, y cuando me acerqué a mi asiento, Emilio se levantó a ayudarme.- ¿Por que tardaste tanto? - Murmuró mientras me sentaba de vuelta junto a él.- Había mucha gente - Me encogí de hombros, quitándole importancia al tema y entonces volví a mirar a la pantalla. Aún me sentía mal por lo que había descubierto en ese celular. "Mi amor", en serio no creía que me ocultara eso.La película terminó, y nosotros habíamos acabado con las golosinas. Nos pusimos de pie cuando las luces se encendieron y así caminamos hacia la salida en la que nos recogieron la charola. Mientras caminábamos para salir del cine, me iba estirando como un gato, cuando de pronto la vi otra vez. También iba saliendo del cine con sus amigas. Ella me miró y yo a ella, nos regalamos una sonrisa así como me despedí de ella moviendo mi mano en el aire. - ¿A quién saludas? - Me preguntó Emilio, quien buscaba con su mirada a la persona a la que saludaba.- A ella. Se llama Rosa. - Emilio alzó una de sus cejas, después desvió la mirada y otra vez lo sentía celoso. - Es linda, ¿no lo crees?-- Claro. Debemos darnos prisa, ya va a empezar a llover en cualquier momento. - Ya fuera del cine, alce la mirada y si, Emilio tenía razón, estaba nublado, y se podía percibir ese aroma a agua que indicaba que la lluvia estaba cerca. Asentí y me apresure a caminar más rápido junto al contrario.Mientras caminábamos de vuelta a casa, me decidí a sacarle la sopa a Emilio. Realmente quería saber quien era ese amor que tenía y el por qué no me había platicado de él. - Emi...- Dije algo suave, no sabía porqué sentía cierto miedo de que se molestara por preguntar. Él volteó a verme.- ¿Tu...tienes pareja o algo así? - Pregunté sin más, tampoco le diría que había visto algo en su celular. - No, ¿por que? - Esa respuesta me dejó aun mas desconcertado. Me estaba negando que tenía pareja. - Por nada. - Le sonreí suavemente, ahora me sentía peor porque mi mejor amigo al que le contaba todo y le confiaba todos mis sentimientos, no tenía esa misma confianza hacia mi. Ya no quise hablar más del tema, así que el resto del camino fue silencioso y hasta incómodo. Minutos más tarde ya habíamos llegado a casa, subimos en el elevador y al llegar a nuestro piso salimos de éste. De verdad me sentía triste, me sentía decepcionado. Detuve mi caminar en la puerta de mi departamento y mire a mi amigo.- Gracias por la ida al cine. Nos vemos luego.- Le regale otra suave sonrisa antes de entrar a mi casa. Ya ni siquiera quise quedarme a oírle, sólo me metí. Dentro estaba mi mamá en el comedor, estaba cenando. Me sonrió y se puso de pie para ir a la cocina para servirme mi cena.- Que bueno que llegas, mi niño. Anda, siéntate, te sirvo.- Dijo mi madre y me acerqué a ella para besar su mejilla y entonces me fui a sentar a la mesa. Ella me sirvió la cena, y luego volvió a su lugar para seguir comiendo. - ¿Cómo te fue?- Me preguntó.- Bien, ma'. Estuvo genial la película. - Asentí un par de veces para luego ponerme a cenar. Como siempre estaba delicioso, mi mamá cocinaba riquísimo. - Oye, hijo...- Lleve mi vista hacia mi mamá.- ¿No te parece que Emilio puede ser... gay? - Y eso casi me hizo escupir el bocado que me estaba saboreando. Mire a mi madre con los ojos abiertos como platos. De pronto parecía que todos hablaban de ese tema de ser homosexual del cual yo quería correr. - Mamá, ¿cómo dices eso?- Aún así seguí comiendo tratando de parecer normal, de no seguir con eso.- Pues es muy modosito, o no se...- Mi mamá también seguía comiendo, y yo tratando de omitir eso.- No lo se...aamm iré a acostarme un rato, ¿si? - Había terminado con mi animo y todo. Me levanté y lleve mi plato a los trastes sucios para luego irme a mi habitación. Estaba cansado de tantas cosas, las personas habían terminado con mi animo y habían demasiadas cosas por procesar, pero en ese momento no quería hacerlo. Me metí a mi cuarto, me tire a la cama, aventé el celular a mi mesita de noche y sin si quiera darme cuenta me quedé dormido. De eso estar agotado mentalmente también agotada el cuerpo.A las 7:00 a.m. sonó mi alarma del celular, siempre puntual y a tiempo. Abrí mis ojos y fue ahí donde note que aún traía el uniforme. Me levanté, y fui a darme una ducha y mientras el agua pasaba por mi cuerpo fue que llegué a tomar una decisión, me alejaría de Eduardo, ya no me importaría Emilio y su pareja misteriosa y me cocentraría en la chica linda del día anterior. Así era. Cuando salí de la ducha me sentía tan relajado y como si me hubiera quitado un peso de encima. Me vestí como todos los días, fui a desayunar con mamá y todo feliz fui al elevador. Mire mi reflejo y el moretón ya no era casi nada. Si, las cosas estaban mejorando ese día, y para hacerlo más genial, le mande un mensaje a Rosa, el cual de inmediato me respondió. Esta vez me fui sólo al colegio y eso era parte de mi plan de ya no darle importancia a Emilio. Hasta el aire se sentía distinto, yo me sentía así. Un nuevo día, nuevas oportunidades. Minutos más tarde llegué a la escuela y cuando entré ahí estaba mi amiga, la que al menos si confiaba en mi.- ¡Joaco! - Gritó mi amiga al mismo tiempo que me abrazaba, un lindo abrazo al cual correspondí con todo gusto. - ¡Carlota! ¿Cómo estás hoy? - Le pregunté mientras caminábamos a la primer clase. - Bien, cariño. ¿Qué tal tu? Te estuve mandando mensajes. - Me dijo al entrar al salón y dirigirnos a nuestros asientos. - ¿Es así? No me había fijado. - Le respondí a mi amiga. Como siempre yo me senté al frente y ella detrás de mi. Baje mi mochila al piso y así busqué mi libro de inglés.- ¿Sabes? Conocí a alguien. A una...-- Chica bastante linda que creo que es la indicada. - Carlota interrumpió mi frase. ¿Cómo sabía que diría eso? Incluso la miré fijamente, asombrado.- Siempre dices lo mismo, Joaco. Y te aseguro que será una más. - Se encogió de brazos, y ya ni siquiera me puso atención, sólo se puso a revisar su libro el cual ya había puesto en la paleta de su banca. Ya no supe que decir, no me había fijado que era asi. Justo en ese momento, Eduardo pasó por la puerta del salón. Lo vi, ahí iba con sus amigos incluyendo el tal Thiago. Desde el día anterior ya no había recibido mensajes de Eduardo, así que yo tampoco insistiría. Al poco tiempo la profesora entró y la clase comenzó. Aquel día tendía a ser aburrido, sólo me ayudaban a distraerme los mensajes con Rosa. En las tres primeras horas conocí sus gustos musicales, de comida, sus hobbies, etc., y hasta habíamos quedado en salir el viernes de esa semana. Pero pensando en lo que dijo Carlota, yo no quería que Rosa fuera otra más, quería que fuera diferente. A la hora del receso, mi amiga y yo salimos como siempre. Juntos, del brazo, listos para pasearnos por el patio en lugar de desayunar algo, pero cuando llegamos a éste, fuimos interrumpidos por Thiago. Ahora le conocía oficialmente.- ¡Hey, Carlota! - Le hablo a mi amiga quien de inmediato le miró y hasta soltó mi brazo para ir a saludarle con un beso en la mejilla. - Hola, Thiago.- Ella sonreía como una boba, pero al menos se veía feliz y a mi me gustaba verla feliz. - Oh, mira, el es mi amigo Joaquín.- el chico me miró y yo moví mi mano en el aire en forma de saludo.- Hasta que te conozco. Así que tu eres el famoso Joaco. - Podía notar una sonrisa pícara en sus labios, como si supiera algo de mi que ni yo conocía. Yo sólo asentí.- Así es, soy yo. - Me encogí de hombros, metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón y desvíe un poco la mirada. Sólo esperaba no tocara el tema de Eduardo. Pero justo en ese momento, a mi diestra, a sólo unos metros de nosotros, estaba él, Eduardo, pero estaba hablando con un chico, al cual tampoco había visto jamás en la escuela. Tal vez hice una cara extraña que Thiago soltó una pequeña risa.- Ese chico es nuevo. Hoy llegó. Se llama Diego. Y al parecer es del gusto de Eddie...- Esa última frase la dijo más como un susurro hacia Carlota, como si quisiera que yo no lo escuchara. Mi amiga se rió un poco, y yo volví mi mirada a ellos.- Ah, que bien. Espero le guste la escuela. - A pesar de mi respuesta tan fría, por dentro sentía algo extraño, pero ¿qué era? Se sentía como un hueco en el pecho, como si mis tripas se removieran. No quería verle, pero no evite volver a pasar mi mirada por ese par y, ahí estaba, el tal Eduardo tomando la mano del tal Diego. Los puños de mis manos se apretaron, ¿tan rápido deje de gustarle por no ser gay?. La verdadera pregunta era ¿por qué me importaba?
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My Best Friend
RomanceJoaquín es un chico que tiene una vida común y corriente, hasta que se da cuenta que tal vez prefiere a los hombres y en específico a su mejor amigo. Éste chico se convierte en el culpable del surgir de nuevos sentimientos para Joaquín, así como le...