Puedo decir, que de todas nuestras vidas, esta me parece la mejor, en la que hemos tenido más suerte, tal vez mis plegarias en mi anterior vida y mientras mi alma vagaba sin rumbo, tuvieron efecto, tal vez tus sollozos en tu otra vida fueron escuchados, el caso es que era feliz. Era la persona más feliz del mundo en esa vida.
El motivo era muy simple, en esta vida, nos conocimos desde la guardería. ¡Sí! ¡Desde que éramos dos enanas! Y digo "Enanas" En femenino, porque, en esta vida, volvimos siendo mujeres. Pero a mí no me importaba, ambas regresamos a la misma vez, ambas hemos podido compartir nuestra vida desde muy pequeñas.
Me acuerdo perfectamente de la primera vez que nos vimos, eras tan pequeñita y tan linda, que mi corazón empezó a latir con fuerza al verte, eras como siempre, igual de hermoso, pero en pequeña y en femenino. Recuerdo que el primer día, tú no querías entrar, quejándote de que no conocías a nadie. Vistiendo con un bonito vestidito violeta con flores blancas, con tu cabello recogido en dos pequeñas coletas con bonitos pasadores, eras tan linda y daban unas ganas horribles de abrazarte hasta el fin de los tiempos. También vi como discutías con la que en esa vida, era tu madre. Ella con paciencia trataba de hacerte entrar en razón y no lo conseguía.
Entonces, hice mi aparición, porque me di cuenta que aún no te percataste de mi presencia. Me planté frente a ti con una de mis mejores y más brillantes sonrisas, pero estaba nerviosa, nerviosa porque, dios, otra vez tenía el privilegio de verte y esta vez desde tan pequeñas.
Notaba tu mirada fija en mí, inevitablemente, me preocupé, ¿Ya no te acordabas de mí? ¿O acaso mi ropa estaba mal? ¿Tal vez mi pelo? Yo no iba tan linda como tú, de las dos, tú eras la más linda. Yo iba algo más... Masculina. Vestía con unos pantaloncitos verde militar, junto a una camisa de manga larga gris, y mi cabello largo recogido en mi usual trenza.
Di algo, por favor, reacciona. No podía evitar que los nervios recorrieran todo mi cuerpo.
Pero cuando me di cuenta, te soltaste de tu madre y me abrazaste como si la vida dependiera de ello, dejando muy descolocada a tu progenitora, normal, ¿Quién se iba a creer que habíamos reencarnado?
A partir de ahí, empezó nuestra amistad y vida juntas, siendo unas completas enanas.
Recuerdo perfectamente cada momento junto a ti, no me perdonaría si olvidara alguno solo, eran todos muy importantes y preciados para mí. Nuestros días en el colegio, como tú no te sentías cómoda allí dentro, porque por culpa de esa delgadez y esos ojos cansados, te trataban fatal. Yo los odiaba, odiaba que esas malditas personas te hicieran sentir inferior, que te hicieran llorar. Cuantas veces te encontré en los baños llorando sola y tan desprotegida. Me partía el alma, y sentía que mi deber era protegerte ante todo. Y así lo hice en todos los años de colegio, agradecía que estuviéramos en la misma clase y todo, era tan afortunada.
Pero no todo era malo, era cierto que a veces las cosas no iban bien y te sobrepasaban, pero había momentos muy buenos, como aquella primera fiesta del pijama que hicimos en mi casa. Mis padres se tenían que ir por un viaje de negocios, y me dieron la oportunidad de invitarte a mi casa, claramente aproveché mi oportunidad, eso sucedió en verano, antes de entrar a la secundaria. Por suerte, éramos niñas responsables y nuestros padres confiaban en nosotras.
¿Recuerdas? Ese día fue especial, porque cuando tocaba irse a dormir, nos la pasamos hablando durante horas en la misma cama.
Y tal vez fue un impulso, pero nunca me arrepentiré. Más de una vez me había quedado mirando fijamente tus labios, y esa noche te vi mejor que nunca, tal vez fue por la pequeña lamparita de noche que alumbraba tu pálido rostro, no lo sabía.
ESTÁS LEYENDO
Reincarnation
Fanfiction¿Y si existiera la posibilidad de volver a vernos? ¿De volver a estar juntos? Si puedo estar contigo no me importa nada más. Porque contigo me siento completo, eres la parte que siempre me ha faltado. Ah, mi amado Fyodor... Déjame volver a verte una...