Harry Potter trash.

★ 100 ★

Scorbus OS

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Entre azules oscuros y amarillos brillantes.

Clydomia.
  Enfermedad o estado que provoca que la persona afectada relacione todo lo que le rodea con colores y tonalidades.

Todas las personas que Albus había conocido eran de color azul, algunos de colores pasteles y otros de colores eléctricos, pero todas azules.

El pequeño había tenido Clydomia durante toda su corta vida y en sus doce años de vida había conocido miles de lugares y colores, lugares morados, blancos, rojos y cyan, también había sentido muchas cosas, emociones naranjas, verdes y hasta lavandas. También había escuchado hablar de esa emoción llamada amor, la cual nunca había sentido pero suponía que era color rosa.

Pero si de algo estaba muy seguro es que nunca, nunca, había sentido el color amarillo.

El pequeño suspiró molesto, acomodándose las correas de su mochila antes de entrar a la escuela, frunciendo su naricita y preparándose mentalmente para el infierno que tendría que soportar ahora que se volvería a encontrar con sus compañeros.

Había pasado de estar de vacaciones y pasarla color naranja a volver a ese lugar marrón para pasarla con gente de un azul muy, muy oscuro.

A pasos lentos avanzó por los llenos pasillos de su escuela primaria, veía a gente reencontrarse y gritar emocionados, eran tan lilas que le daban ganas de vomitar de solo sentirlo.

Se detuvo frente a la puerta de su salón, suspirando nuevamente y pasando una de sus manitas por su cabello, moviendo sus pies nervioso.

-Vamos, Albus, tú puedes, luego de este año vas a ir a la secundaria y puedes cambiarte de escuela, todo va a estar bien.- Se repitió en un tono de voz bajo para abrir la puerta lentamente, mientras sentía como un color marrón oscuro y feo caía sobre el.

-¡Miren! ¡Si llegó el nido de pájaros andante!

Y ahí empezaban de nuevo.

Se cubrió la cabeza con el gorro de su sudadera, escondiendo aquel cabello castaño e indomable con el que le habían molestado desde que había entrado a esa escuela.

Los niños son muy crueles y a veces te molestan por el más mínimo detalle. Recordaba cuando Teddy le había dicho eso un día que había aparecido en su casa lleno de golpes y moretones, Albus temía ser el siguiente.

Se sentó en el fondo del salón, en la silla más alejada de todos posible, tiró su mochila al piso debajo de su pupitre y cerró los ojos, intentando ignorar todo el ruido y los gritos molestos de sus compañeros, recién había entrado a esa clase y ya se quería ir.

En un momento abrió los ojos de pronto, había escuchado la puerta abrirse y había sentido una peculiar sensación, ¿Blanco, quizás?

Vió a un emocionado rubio entrar a él salón, mirando a todos lados e intentando encontrar un lugar libre y alguien nuevo con el cual hablar.

Albus solo pudo pensar que era hermoso, su cabello era de un rubio platinado bellísimo y el gris de sus ojos brillaba con tal intensidad que podían dejar ciego a cualquier persona que los mirara directamente, irradiaba un aura de felicidad que hizo que el Potter se olvidara por un segundo de todo el azul que lo rodeaba.

Y en ese momento lo supo, ese chico nuevo era amarillo.

-¿Puedo sentarme aquí?

El castaño salió de su ensoñación al escuchar una voz junto a él, sintió como su alma abandonaba su cuerpo con solo ver la imagen del niño amarillo frente a él, iluminandolo con una sonrisa de oreja a oreja.