10 x Ser gay

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Narra Cameron

Siento los rayos del en mi piel dándome me calor, pero no tanto como el cuerpo que está en mi espalda ni el brazo que rodea mi cintura.

Me muevo lo suficiente para voltearme y mirar al chico junto a mí.

Tiene los ojos cerrados, sus pestañas se ven muy largas y la luz que entra por la ventana alumbra su rostro haciéndolo ver más hermoso aún.

Con cuidado acaricio su barbilla y deslizo mis dedos por su cuello, me acerco y le doy un pequeño beso. Cuando quiero apartarme, el brazo que antes estaba en mi cintura toma mi nuca impidiendo terminar el beso.

Nuestros labios toman un ritmo más rápido y cálido, nuestra respiración agitada nos exige separarnos pero la ignoramos y la llevamos al límite. Luego de lo que parece una eternidad, cortamos el beso.

- Buenos días- dice Aaron con su voz ronca por el sueño

- Bu...bu...buenos días.

Intento girarme y darle la espalda pero no me lo permite y me aprisiona en sus fuertes brazos.

- Déjame...

- No lo haré. Eres mío.

Lo miro unos segundos, y sin quererlo asiento un poco, dándole mi respuesta a su frase. Aunque quizás no era necesaria porque no fue una pregunta, mas mi cuerpo sólo ha reaccionado.

Siento el calor emanar de él, me acurruco escondiendo mi rostro en su cuello, a pesar de la sonrisa burlona que tiene en su rostro.

- ¿Qué tal has dormido, precioso?

- mmm...muy bien- respondo sin separarme- ¿Qué tal tú?

- Como en una nube... he descubierto que duermo demasiado bien contigo y quiero volver a hacerlo.

Nos quedamos así por unos minutos más hasta que mi teléfono suena, es mamá.
Respondo y de inmediato salta su voz preocupada.

(Llamada)

Mamá:
Hijo, ya regresa a casa.

Cam:
Hola para ti también, mamá.
Iré en un par de horas.

Mamá:
Cam no empieces...

Cam:
Pero si no he dicho nada,
en fin, adiós mamá.

Mamá:
Pero...

Cam:
Adiós.

(Fin de llamada)

- ¿Qué ocurre precioso?

- Me tengo que ir- Aaron hace un puchero por mis palabras- No pongas esa cara, estuvimos todo el día y hasta la noche juntos.

- Lo sé, pero contigo el tiempo nunca es suficiente.

Sus palabras me hacen odiar el tener que marcharme, algo cálido que se creó cuándo conocí a Aaron sigue creciendo con la fuerza de un huracán.

- Yo tampoco me quiero ir, estoy tan bien aquí entre tus brazos...

Él me pega un poco más a su cuerpo y baja su rostro hasta dejarlo frente al mío. Nos damos pequeños besitos en los labios sin querer separarnos, pero como tenemos que levantarnos no alargamos mucho el momento.

Aaron toma su ropa y se va a vestir al baño, creo que es para darme mi espacio. Minutos después bajamos a la cocina, Matías sostiene la mano de Marly sobre la mesa mientras le cuenta un sueño que tuvo.

- Buenos días familia- saluda Aaron

- Hijo, ya despertaron. Les preparare el desayuno.

- Buenos días- les digo- Marly no se preocupe, yo lo haré.

Amor es AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora