Narra Cameron
Siento unas suaves caricias en mi espalda, me trasmiten mucha paz y cariño. Son tan placenteras que suelto un leve quejido cuando se detienen.
- Lo siento, ¿te desperté?
- No, es que estoy tan cómodo...
- ¿Te sientes cómodo al estar sobre mi?
- ¿Eh?
Levanto la cabeza y efectivamente, estoy sobre Aaron. Me quede completamente dormido sobre él y parece que no le molesta y es obvio que a mi menos así que decido dejarlo pasar. Ya es hora de que yo también ponga de mi parte en esta relación.
- De hecho si, lo estoy. Sigue haciendo lo de antes, por favor.
- ¿Qué cosa? ¿Esto?- inicia las caricias otra vez
- Si... se siente bien- me volvo a recostar en su pecho, se siente tan bien estar así... él suelta una pequeña risa- ¿Quieres que me quite de encima?
- No precioso, yo estoy bien... muy bien de hecho. Tu pareces un gatito con ganas de mimos.
- ¿Y me los darás?
- Por supuesto precioso, solo yo puedo hacerlo.
Una de sus manos va a mi cintura apretándome más a él. No se lo he dicho pero me gusta cuando es posesivo.
- Aaron, ¿Qué hora es?
- Son las ocho, deberíamos bajar a comer algo. Por cierto, mis padres ya llegaron.
Estoy un poquito nervioso al saber que voy a conocerlos. Nos levantamos y mi novio busca en sus cosas un pantalón ajustable para mi, me sigue quedando muy grande pero al menos ya no se me cae, Aaron se burla diciendo que soy muy pequeño.
Bajamos las escaleras pero no hay nadie en la sala, Aaron me lleva a la cocina y saca algunas cosas. Se pone a cortar pan mientras me pide que haga huevos revueltos. Hago lo queme pide, agrego aceite en un recipiente y espero que se caliente. Siento unos brazos rodearme y sonrió un poco.
- Aaron no te vayas a quemar.
- Es que no puedo mantener mis manos lejos de ti.
- Lo he notado.
- ¿Te molesta?- pregunta mientras yo hecho los huevos al aceite
- No amor, me agrada. A mi también me gusta estar a tu lado- comienzo a revolver los huevos y ladeo mi cabeza lo suficiente para dale un beso a Aaron, beso que pretendía fuera muy corto pero él no lo permitió.
Me sujeta con más firmeza de la cintura y delinea mi labio inferior con su lengua logrando que yo separe un poco los míos. Introduce lentamente su lengua en mi boca y comienza a moverla. El hecho de que tengamos nuestros ojos cerrados hace que el momento se sienta intenso.
Escuchamos el sonido de un flash y nos separamos asustados. En la puerta se encuentra una mujer de mediana estatura con un teléfono en la mano. Al ver que la hemos descubierto corre al salón.
- ¿Qu-é fue eso?- digo algo agitado por el beso
- Eso, cariño mio, fue mi madre.
Nos reímos un poco y con la comida ya lista vamos al salón donde volvemos a ver a la mamá de Aaron junto a un hombre tan alto como Aaron y con el mismo color de cabello.
- Hola mamá, hola papá. Bueno, él es Cameron
- Oh hijo, es más lindo de lo que creí- habla la mujer. Se acerca y me acaricia las mejillas, el gesto se me hace tan tierno que le sonrío- Y hasta su sonrisa es bonita.
- Mamá él es mio.
- Hola, un placer, soy Cameron.
- Cariño yo soy Marlen, la madre de este chico y él es su padre, mi esposo Matías.
- Así que tu el chico por quien mi hijo babea, eres lindo heredo el buen gusto de su padre.
- Papá...- gruñe Aaron- Lo están incomodando.
- Descuida amor, no hay problema. Me agradan.
- Ves? No seas así con tus padres. Cameron llámame Marly y bienvenido a la familia.
- A mi me puedes llamar como gustes, y también, bienvenido a la familia.
Me emociono un poco y Marlen lo nota, me da un abrazo y yo le correspondo, le sigue Matías y luego Aron me roba de sus brazos. Nos sentamos ha hablar mientas mi novio y yo comemos. Afuera ya está oscuro lo que indica que ya es de noche, yo me siento muy cómodo en el ambiente en el que estamos ahora, me apoyo más en Aaron y él me rodea con su brazo haciendo que mi cabeza quede cerca de su cuello. Inhalo disimuladamente su aroma que tanto me gusta es sutil y masculino.
Un par de horas después, los padres de mi novio se despiden diciendo que irán a dormir. Los veo subir las escaleras tomados de la mano y dedicándose miradas de amor.
- Ahora entiendo lo que me dijiste antes, tus padres son geniales.
- Lo son.
- Me gustaría que los míos fueran así. Mi mamá a veces es muy fría con papá, rara vez se demuestran afecto.
- Si te gusta como son mis padres, imagínate como seremos nosotros- deja un besito en mi cabeza y se levanta, lo miro atento. Va al equipo de música y coloca una canción suave- Baila conmigo.
Asiento avergonzado y me levanto dándole la mano, recuerdo algo- Aaron... no se bailar...
- Descuida pequeño, solo sígueme.
Comenzamos a movernos despacio, teniendo todo el tiempo del mundo, completamente pegados el uno al otro, tanto que nos es posible besarnos con solo enderezarnos un poco.
- Te quiero, precioso.
- Yo te quiero más, amor.
- Me encanta cuando me llamas amor.
- A mi me encantas tu.
Nuestros ojos se pierden en los contrarios, sin apartarlos por lo que parece mucho tiempo, en ese momento tan intimo, volvemos a sentir un ruido de teléfono. Ahora es el padre de mi novio quien esta en las escaleras con el aparato en la mano.
Bailamos un poco más, hasta que Aaron me alza en sus brazos haciendo que rodee su cadera con mis piernas. Sus manos se deslizan con cuidado a mi trasero, yo no digo nada, lo dejo ser. Conmigo a cuestas sube las escaleras y entramos a su habitación.
- Hora de dormir...
- Esta bien...
Me deja suavemente en la cama y veo como los músculos de sus brazos se marcan, sin poder contenerme mis dedos se pasan por el lugar, como si quisieran memorizar cada detalle. Aaron se recuesta a mi lado y hace lo mismo que yo. Recorre mi cadera con un toque casi imperceptible, no podría notarlo si no sintiera el calor de sus dedos inmiscuirse bajo la polera. Continua el contacto, ahora sin barreras, sube su toque pasando a mi cintura y el mio se mueve a su abdomen. Sonreímos por la complicidad del acto.
Tiempo después Aaron me lleva su pecho. Solo estamos con ropa interior por lo que puedo sentir todo su cuerpo junto al mio, hablamos un poco sobre cosas cotidiana y me va entrando el sueño.
- Te amo- le escucho decir antes de caer dormido.
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Amor es Amor
RomanceSoy Cameron, un chico de 17 años que siempre pensó que el amor no era algo malo. Doloroso si, pero malo no. ¿Pero y si mi forma de amar hacía que sufriera? ¿Aún estaba bien? Mi madre me trata como un bicho raro que tiene una enfermedad desde que le...