Oliver miraba absorto de la realidad, un curioso jarrón de origen chino que ocupaba como decoración del establecimiento, era algo hipnotizante, con un dibujo de un gran dragón que rodeaba la cintura del jarrón. Hasta que fue sacado de sus pensamiento por Andrew, que estaba acabando su plato de Sushi.
-Bueno, ya te he contado lo mío, ¿que tal te va?
Oliver parpadeo unos segundos, tardo un poco en responder, cogió aire. Y comenzó a hablarle de como le había ido después de que se dejaran de ver, hasta llegar al punto en el que se encontraba. Fue ahí donde comentó lo que le había dicho el Doctor Williams, hace ya unas horas.
Andrew se sorprendió por lo que decía su amigo, y preguntó intrigado.
-Eso es increíble, si es así, puede que podamos recabar muchísima información...¿Que le respondiste?
-Que no iba a ir.
Aquello para Andrew fue como si le tiraran un cubo de agua fría a la cabeza, nunca hubiera imaginado que habría dicho aquello. Enseguida recordó por qué lo había hecho.
-Espera un momento Oliver, ¿me estas diciendo que te has negado a semejante oferta, por "aquello" que sucedió? Por favor, nadie pudo saber que pasaría "aquello", además es imposible que sucediera otra vez... "Eso"
Dijo acentuando la última palabra. Nombrar el incidente era tabú cuando estaba Oliver presente. Pero ambos entendían que era lo que quería decir.
-Volvemos con la misma discusión que debatimos hace años... Mira no quiero volver a entrar en el tema, pero juré que no volvería a pisar un yacimiento en mi vida.
-Eso es ser egoísta, Oliver, porque al hacer eso, también nos dejas a los que si queremos y vivimos de los yacimientos, sin la oportunidad de trabajar. ¿Sabes lo difícil que es conseguir inversiones para poder escavar?-Trago saliva y continuó.
-De acuerdo si no quieres trabajar en los yacimientos, perfecto, no hay problema, pero al menos ve y hechale un vistazo para que puedan dar luz verde a mi y a todo el equipo.
Oliver se dio cuenta que estaba pensando únicamente en si mismo, y sabía que estaba mal. Pero otra parte de su ser le decía y le cuestionaba porque debía ser él, era cierto que fue el mejor de su promoción y que si quisiera conseguiría trabajo donde quisiese, pero había muchos otros como el. ¿No sería mejor que buscara a otro, en vez de perder el tiempo en insistir? Sin embargo, la culpabilidad ganó al egoísmo, y decidió aceptar que tal vez debería reconsiderar su decisión.
No volvieron a hablar del tema, y decidieron cambiar a otro, que fuera agradable para ambos.Había pasado ya, alrededor de una hora cuando por fin salieron del local. Andrew lo acompañaba ya que su coche se encontraba cerca del suyo. No hablaron en ningún momento del camino, al llegar al coche, Andrew decidió hablar.
-Ya otro día volvemos a quedar y para la próxima, que venga Sophia, que hace mucho que no comemos todos juntos.
-Tienes razón, ya veré si puedo contactar con ella.
Aquellas fueron las últimas palabras que se dirigieron, volvió al coche y cerró la puerta. Introdujo las llaves y el coche arranco.
Ya después de unos minutos de viaje, aparcó cerca de su apartamento. No era de lo mejor, pero al menos no era una caja de zapatos donde solo cabían dos muebles. Cogió el paquete, que se encontraba en el asiento del copiloto, salió del coche y camino hasta llegar al portal del edificio, abrió la puerta y entró. Estaban en reformas, y las paredes yacían desnudas, mostrando la escayola antigua y quebrada. El ascensor estaba fuera de servicio y tuvo que subir por las escaleras hasta llegar al 4 piso. Una allí, cruzó el umbral de la puerta de su apartamento, cerro la puerta, y sin pena ni gloria, dejó el paquete en el salón y se fué a su dormitorio. Se tiro a la cama con desgana, estaba cansado. Y de un momento a otro, se quedó dormido.
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La Isla
Science FictionOliver Brown, un gran paleontólogo, que se ha convertido en profesor, es llamado para que vaya a una isla misteriosa. Lo que no sabe es que en realidad le espera en aquella isla es el verdadero infierno, donde lo único que habitan aquellas tierras s...